Críticas de espectáculos

64 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida

Balance y ránking

Terminó la 64 Edición del Festival que –sin entrar en un análisis pormenorizado de algunas partes inconsistentes, como la falta de objetividad de un público o la mentida internacionalidad y los recuentos “maquillados” de espectadores en balances que dan risa por las muchas contradicciones – ha continuado en esa línea de perplejas novedades teatrales foráneas producidas y coproducidas por Jesús Cimarro y su empresa Pentación Espectáculos, que no logran evitar una sensación de artificio comercial.

La inauguración se hizo con “Electra”, un bolo de danza-teatro estrenado el pasado año en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, que aunque fue un buen espectáculo no representa ningún avance en la definición de contribuir a que el Festival se distinga por la originalidad, elevándolo por encima de otros grandes festivales. Las otras producciones –ocho en total y un pasacalles-, han sido estrenos en Mérida, pero la mayoría enfocadas para la explotación en giras por el país, asunto que no favorece al Festival, ya que supone un cambio negativo en la imagen de los espectáculos (no es lo mismo verlos en el Teatro Romano con toda su espectacularidad que menguados en una sala a la italiana) y un freno para que el público de los lugares donde se representan decida desplazarse a ver las funciones en Mérida.

Sin embargo, para los responsables del Festival, parece que el asunto de adecuar la programación a los distintos espacios con fundados procesos de creación y aceptación del Festival grecolatino cuenta muy poco. Lo suyo en Mérida es hacernos creer que sólo con la masiva afluencia de un público inerme el evento tiene éxito (sacando pecho, además, con la idea “turística” de que ello repercute en la buena marcha de la hostelería). No importa si espectáculos como “Las amazonas” o como “Fedra” sean mediocres o inadecuados al espacio romano. Para sus “fantásticos” balances lo que interesa –y sobre todo en este caso concreto en el que ambas producciones son de la compañía del director del Festival- es que llenen de público el teatro.

De los ocho espectáculos representados durante los meses de julio y agosto, cuatro resultaron buenos –“La comedia del fantasma”, “FiloctetesHipólito” y “Esquilo,nacimiento y muerte de la tragedia”- y cuatro malos o mal adatados –“Las amazonas”, “Nerón”, “Ben-Hur” y “Fedra”-. Entre los buenos se impusieron los dos realizados por compañías extremeñas, que vuelven a entusiasmar. No les fue bien a las compañías debutantes programadas con cierto resabio comercial para los espectadores atraídos por el famoseo patrio. Su debut ha sido artísticamente una decepción. Las más veteranas, dirigidas e interpretadas por artistas que ya pisaron la arena romana, tuvieron mejor fortuna. Fue el caso de El Brujo, que se puso las pilas, pues ya había participado en seis ocasiones en el Festival y en sus últimas actuaciones no había logrado el engranaje del espectáculo redondo.

          Pese a todo, a la organización del Festival tras las duras críticas recibidas en varios medios sobre las falta de transparencia en los anteriores balances económicos –donde se valuaba que la empresa Pentación Espectáculos podía obtener del presupuesto beneficios aproximados a un millón de euros- y de su estafa estética, en esta edición se le ha visto cierto interés por intensificar y expandir algunas actividades paralelas, de las que se han favorecido algunas compañías y artistas extremeños (que eran los que menos recibían para realizar sus producciones). Tales han sido el aumento de representaciones en la extensión del Festival a los espacios romanos de Regina y Caparra. Igualmente, a última hora, “generosamente” se dieron más representaciones al pasacalles extremeño “Los sueños de Hércules”, tal vez temiendo que el balance global de público fuese este año inferior al de 2017 (en el Teatro Romano hubo un lleno total menos, algo que no han consignado en el balance).

En resumen, creo que el Festival solamente ha teniendo “éxito” en lo cuantitativo, o sea por la asistencia de esos espectadores inermes a las actividades, pero ha sido mediocre en lo cualitativo, o sea por la falta de calidad de la mitad de las producciones y otras actividades paralelas sin conclusiones. Por consiguiente, sus amañados balances institucionales son un telón de humo que no permiten ver ciertas realidades molestas, por contradicciones que se repiten ensombreciendo esos propósitos de “compromiso cultural”, declarados desde el principio en el Patronato del Festival. Y digo balances institucionales, porque han estado presentados conjuntamente por el director del Festival Cimarro y el presidente de la Junta Fernández Vara (con la despistada Consejera de Cultura), más preocupados -para las próximas ediciones- por elevar el listón del número espectadores que de elevar la calidad (de la que no hablan en sus declaraciones a los medios). Esa calidad cultural, a las que las instituciones culturales deberían dedicar sus presupuestos públicos, porque es su obligación y porque es la que de verdad permite potenciar, catapultar y abrir la capacidad del Festival hacía horizontes de superación.

José Manuel Villafaina 

RÁNKING

Este crítico, que ha asistido a todas las obras, valorando los mejores trabajos artísticos de los estrenos en esta 64 edición del Festival, cree que merecen una corona de hiedra y placa de bronce (sencillo reconocimiento que se otorgaba en los certámenes teatrales de las Grandes Dionisias griegas) los siguientes:

Mejor tragedia: “FILOCTETES”, de Producciones Bitò

Mejor comedia: “LA COMEDIA DEL FANTASMA” (Musical), de Teatrapo Producciones

Mención especial: “ESQUILO, NACIMIENTO Y MUERTE DE LA TRAGEDIA”, espectáculo/conferencia de “El Brujo”

Mejor Versión Tragedia: ISIDRO TIMÓN/EMILIO DEL VALLE (por “Hipólito”)

Mejor Versión Comedia: MIGUEL MURILLO (por “La comedia del fantasma”)

Mejor dirección Tragedia: ANTONIO SIMÓN (por “Filoctetes”)

Mejor dirección Comedia: FÉLIX ESTAIRE (por “La comedia del fantasma”)

Mejor Actor Protagonista Tragedia: PEDRO CASABLANC (por “Filoctetes”)

Mejor Actriz Protagonista Tragedia: CAMILA ALMEDA (por “Hipólito”)

Mejor Actor Protagonista Comedia: ANGEL RUIZ (por “La comedia del fantasma”)

Mejor Actriz Protagonista Comedia: EVA MARCIEL (por “La comedia del fantasma”)

Mejor Actor de Reparto Tragedia: JOSÉ ANTONIO LUCÍA (por “Hipólito”)

Mejor Actriz de Reparto Tragedia: TINA SÁINZ (por “Fedra”)

Mejor Actor de Reparto Comedia: JUAN CARLOS CASTILLEJO (por “La comedia del fantasma”)

Mejor Actriz de Reparto Comedia: NOELIA MARLÓ (por “La comedia del fantasma”)

Mejor escenografía: PACO AZORIN (por “Filoctetes”)

Mejor Utilización del Espacio Escénico: RAFAEL ÁLVAREZ “EL BRUJO” (por “Esquilo, nacimiento y muerte de la tragedia”)

Mejor iluminación: PAU FULLANA/PEDRO CHAMIZO (por “Filoctetes”)

Mejor vestuario: LORENZO CAPRILE (por “Las amazonas”)

Mejor maquillaje: LOLITA GÓMEZ (por “Filoctetes”)

Mejor música: CÉSAR BELDA (por “La comedia del fantasma”)

Mejor coreografía: MARÍA LAMA (por “La comedia del fantasma”)

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