Entrevistas

Ana Zamora: “Hemos hecho un Cristo muy humano, un títere del destino”

Ana ZamoraSe desenvuelve con soltura por lugares de culto como el teatro de La Abadía, de Madrid, o el Centro Dramático Nacional. Rabiosamente joven, Ana Zamora lleva la sangre de filólogos de postín y pisa ya fuerte en festivales como Almagro, Olite o Titirimundi. A pesar de tener la sonrisa fácil, manda mucho y trabaja más en una modalidad, el teatro renacentista y medieval, que triunfa a base de tozuda investigación, respeto y exquisitez. Ama a Gil Vicente, por encima de todas las cosas, aunque no haya visto una imagen suya ni en pintura. Ahora ha vuelto a despertar a los escenarios con Misterio del Cristo de los Gascones, una leyenda en torno a una escultura románica, con brazos articulados, que trajeron unos viajeros sobre una yegua ciega, animal que murió repentinamente a las puertas de la iglesia de San Justo de Segovia.
Isaac Macho/ICAL

-¿Qué aporta Milagro del Cristo de los Gascones a las artes escénicas para competir por el mejor espectáculo revelación de la temporada?
+Es interesante porque se trata de una revisitación rigurosa, no arqueológica, una recreación libre con aires contemporáneos sobre el repertorio prebarroco muy poco habitual en este país. Creo que lo ha pasado con este espectáculo para que haya despertado tanto interés es que hemos encontrado una vía de conexión con el gran público. De ahí le viene el éxito.

-Los curas se emocionen…
+Es un espectáculo que los cristianos viven con mucho fervor porque para ellos es casi una misa, un momento de comunión con algo en lo que se reconocen y ven sus creencias puestas sobre las tablas. Es una reinterpretación del Evangelio pero, en el fondo, estamos ante una obra que plantea muchas más cosas que enlazan con la parte ancestral del ser humano y, por tanto, con la necesidad de para qué hacer teatro… el precristianismo, el mito agrario. Esa necesidad de explicarse qué hay después de la vida intentando encontrar la respuesta en la naturaleza.

-Y ¿los ateos lloran?
+La verdad es que he visto emocionarse más a los ateos que a los creyentes. El espectador se encuentra con una obra que no da respuestas a preguntas universales pero sí remueve todo aquello que no tenemos resuelto y nos hace entrar en una reflexión mucho más ritual que cristiana.

-¿Presenta, entonces, a un Cristo multiconfesional?
+Cristo sigue siendo esa figura analizable y reinterpretable desde muchos puntos de vista. Hemos hecho una revisión de los aspectos filológicos,  antropológicos…pero también desde los referentes modernos, desde las instalaciones de Bill Viola hasta la historia que cuenta Pasolini en su película “El Evangelio según san Mateo”. Son diferentes formas de ver la figura de Cristo. La visión de Nao d´amores aúna a todas y guarda relación con la búsqueda de un Cristo muy humano, un títere del destino en lo material y en lo espiritual, un héroe clásico que descubre, como cualquier persona, que al final se va a morir.

-El 30 de marzo entregan los premios Max del teatro español donde compite el Cristo de los Gascones. ¿Qué reflexiones hace?
+Para nosotros es muy importante estar en esta cita cultural porque son los premios con más repercusión mediática del país en torno a las artes escénicas. Si tenemos en cuenta que Nao d´amores desarrolla un tipo de teatro poco comercial, el hecho de que seamos finalistas hay que valorarlo como un lujo para un espectáculo de estas características.

-En una sociedad cada día más laica, ¿no le dio vértigo provocar al espectador con una propuesta escénica que algunos podían calificar como trasnochada?
+Sí, sí… Al principio, sobre todo, nos encontramos con muchos prejuicios. Luego desaparecieron. El espectáculo nació con vocación modesta, pero la excelente acogida del público lo ha convertido, poco a poco, en una obra de masas al margen de las creencias espirituales empezando por los componentes de la compañía en la que no hay ni un solo creyente practicante. No he conseguido hacer una obra rompedora… La libertad religiosa que ha disfrutado mi generación, sin la presión de quienes vivieron intensamente el régimen anterior, nos ha permitido hacer arte a partir de la religión, un aspecto fundamental para entender de dónde viene nuestra cultura.

-Su abuelo (Alonso Zamora Vicente) no pudo ver la obra, ¿hubiera aplaudido?
+Le hubiera encantado, seguro, porque, además, está dedicada a él, a su memoria.

-Su trayectoria ha roto con muchos esquemas teatrales. ¿Hasta dónde quiere llevar la emoción en sus montajes?
+Nunca me planteo cómo puedo emocionar al público. Durante años, mi labor ha consistido en conectar con profesionales que tuvieran una sensibilidad parecida a la mía. Ahora mismo, somos un equipo que cree en el valor estético del teatro, disfrutamos haciendo este trabajo y eso es lo que trasmitimos al público. Ahí reside la emoción. Yo sólo puedo pensar en aquello que me conmueve y esperar que al público le ocurra lo mismo.

-Los títeres es una herramienta casi habitual en sus espectáculos. ¿Es algo más que  una cuestión estética?
+Tenemos una premisa: sólo utilizamos títeres cuando es estrictamente necesario porque es un recurso que forma parte intrínseca de la propia línea dramatúrgica. No sirve el adorno y tampoco vale el truco. Es cierto que nosotros jugamos con una ventaja: somos hijos de Titirimundi, al estar en Segovia, y casi es nuestra manera natural de entender el teatro.

-Desde sus comienzos, ha tenido inclinación por Gil Vicente, los textos clásicos. ¿Qué aporta el renacimiento al teatro actual?
+Requiere una manera sintética de entender el arte y la vida. Mucha gente no entiende este gusto por los personajes naif sin una complejidad psicológica profunda. Quizás es que yo soy muy simplista y me gustan las cosas más primarias, ¿no?. Es cierto que yo conecto mucho mejor con los textos de una Virgen del siglo XV que, por ejemplo, con un Chejov de los complejos. Soy una ardua defensora del repertorio prebarroco. Puede que dentro de diez años lo haya abandonado pero, de momento, no nos hemos repetido sino que trabajamos en una línea artística de investigación rigurosa.

-En sus obras, combina arqueología, etnología, historia, investigación… ¿Cuáles son   sus fuentes?
+Hay cosas que a una le vienen de regalo. Mis abuelos vivían en la Real Academia y cuando le decía a mi abuelo que me aburría, se horrorizaba y me sacaba un libro de estampas, un catálogo del Museo del Prado. Al final, algo nos tiene que quedar… Mi padre es el director del Museo Provincial de Segovia y mi madre ha sido una estudiosa de la etnografía. Juntando toda mi formación llego al humanismo como un concepto global. Para mí sería absurdo hacer teatro sin tener en cuenta el contexto tradicional, geográfico y cultural en su conjunto. Nuestro trabajo lo explicamos  con música, títeres, artistas plásticos sin abandonar nunca el material de partida.

-“…Probablemente es difícil llegar más lejos en menos años, sobre todo, siendo tan sólidamente fin a sí misma”

+¡Uf!… Tengo los pies en la tierra. Es todo de una virtualidad tan absurda… Sí es verdad esta casa pegada a la muralla de Segovia, las piedras sobre las que se construyó, que hoy nuestra compañía está en muchos sitios, en los medios de comunicación, en los premios Max, la Asociación de Directores de Escena, nominada al Valle Inclán, pero mañana puede ser que no se acuerde de ti ni tu padre… Esto es así. Lo único que queda es el trabajo bien hecho.  

-A pesar del éxito que han tenido sus obras, ¿Nao d´amores da para comer?
+Malamente…Es un proyecto que hemos levantado mucha gente a base de vocación y de los ahorros que teníamos. El Cristo de los Gascones nos ha abierto una puerta al mundo de la supervivencia, pero no sé hasta cuándo podremos mantenernos así porque nuestro proyecto de servicio público es bastante irreconciliable con el mundo de la empresa privada.

Misterio del cristo de los gascones-¿Qué echa en falta en el panorama teatral de Castilla y León?
+Como pasa en todas las Comunidades, aquí hay grupos muy buenos y compañías muy malas. Aunque hay voces en contra, tenemos una ventaja: somos la última región española abierta a compañías de otras Autonomías. Es un proteccionismo absurdo que cada Comunidad se cierre en sí misma. A mí me parece que nuestro compromiso es seguir haciendo teatro, ver qué se hace fuera y no quedarnos en una visión endogámica. Por mi experiencia sé que las ayudas de la Fundación Siglo a las artes escénicas de Castilla y León están muy por debajo de la media del país y estas cifras habría que subirlas. Todos tenemos que exigirnos más. A veces tengo la percepción de que algunas compañías se hacen su propio corralito provinciano y no se preocupan de crecer artísticamente, olvidándose de hacer un trabajo exigente.

-¿Cuál será su próximo espectáculo?
+Hemos comenzado a dar los primeros pasos para llevar a las tablas un espectáculo bilingüe, portugués-español, sobre textos relacionados con la Danza de la Muerte en una coproducción con el Teatro de La Cornucopia de Lisboa. Desde hace tiempo, el director de la compañía portuguesa, Luis Miguel Cintra, una figura europea de primer nivel, venía acariciando la idea de crear una obra con nosotros y ahora ha llegado el momento de poner en pie esta vieja leyenda de la literatura. A falta de definir los textos, conocemos tradiciones sobre la Danza de la Muerte castellana, segoviana, las recreaciones de Gil Vicente y también sabemos que existen muchos textos que guardan relación con la lírica popular portuguesa. Esperamos mucho de este proyecto porque acerca dos ámbitos, tan cerca y tan lejos a la vez, no valorados hasta ahora a pesar de ofrecer una riqueza cultural maravillosa.

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