Críticas de espectáculos

Battlefield (Campo de Batalla)/Peter Brook/XXXIII FESTIVAL DE OTOÑO A PRIMAVERA

Un «corto» del Mahabharata

El Centro Internacional de Creaciones Teatrales (C.I.C.T.) de Peter Brook estrena El Mahabharata en la cantera de Boulbon del Festival de Aviñón el 7 de julio de 1985. Inmediatamente, la obra se convierte en un acontecimiento mundial. El marco de la representación a los pies de una impresionante muralla de roca viva, su duración de doce horas bajo el brillante fulgor de las estrellas, la austeridad y solemnidad de una ceremonia que cubre la historia entera de la humanidad y el descubrimiento de una civilización como la hindú cuya trascendencia y singularidad, aunque presentidas, son mal conocidas en Occidente hacen que los espectadores salgan de la función ensimismados y aún cautivados por la fascinación. Si esto ocurrió en el ilustrado país vecino, ¿qué decir del impacto que produjo en el nuestro la representación que se dio el 8 de octubre del mismo año en los estudios Bronston de Madrid dentro de la programación del Festival de Otoño? Allí estuvieron toda la profesión y muchos de los famosos de aquel tiempo, incluyendo varios miembros del gobierno de Felipe González, en una celebración que venía a ratificar – creíamos nosotros en nuestra ingenuidad – la entrada definitiva del país en el panorama cultural europeo.

Escrito en sánscrito y de una extensión quince veces mayor que la de la Biblia, el Mahabharata consta de unas cien mil estrofas. Tradicionalmente, sus orígenes parecen estar relacionados con la gran batalla de Kurukshetra mantenida hacia el año 3200 a.C. En todo caso, ciertos historiadores lo vinculan a las guerras que opusieron a los hindúes de origen ario con los dravídicos durante el segundo milenio antes de Cristo. Como en la Grecia clásica, las primeras redacciones debieron aparecer con la divulgación de la escritura hacia los siglos VI ó V a.C. y fueron prosiguiéndose hasta los siglos tercero o cuarto de nuestra era. La epopeya relata el enfrentamiento entre dos bandos de la familia Bharata: por un lado, los cinco hermanos Pandavas encabezados por el rey ciego Dhritarashtra, y por otro, los cien primos Kauravas que responden al mando de Yudishsthira, rivalidad que terminará en una gran batalla que ganarán estos últimos pero prácticamente acabará con la especie humana. El relato se presenta de una forma caótica, continuamente recorrido por otras historias pero sin perder nunca su rama principal. Por él pasan todas las tradiciones míticas, religiosas, morales, sociales y políticas del país y, al día de hoy, sigue siendo la guía espiritual de todo el Industán.

Las tres personas clave del espectáculo – el director inglés, afincado ya en Francia, Peter Brook; su colaboradora Marie-Hélène Estienne; y el dramaturgo, escritor y guionista Jean-Claude Carrière – llevaban ya diez años trabajando en el proyecto desde que, en 1975, se empezaron a interesar por la mitología hindú revisando las escasas e incompletas traducciones existentes, hablando con especialistas y realizando numerosos viajes a la India. La redacción del texto comenzó en otoño de 1982 y se prolongó durante dos años con continuos cortes y correcciones. Los ensayos se iniciaron en septiembre de 1984 y llevaron nueve meses de trabajo hasta su estreno en Aviñón. La obra teatral se presenta en tres grandes episodios: La partida de dados que iniciará el conflicto, El exilio en el bosque que acogerá a los Kauravas expulsados y La guerra en la que se dirimirá el destino de la humanidad.

La versión original del Mahabarata presentaba cuarenta y seis personajes interpretados por veinticuatro actores y acompañados por cinco músicos. Tanto la indumentaria como la escenografía eran de la más rigurosa austeridad (chales, mantos, túnicas, varas, velos) y fueron diseñados por Chloé Obolensky e iluminados por Jean Kalman. Micheline Rozan se encargó de la producción. Como se ha dicho, el resultado superó con mucho lo esperable tanto por la novedad del sujeto tratado como por el ambiente que se creaba en escena, difícil de seguir a veces pero siempre resuelto por la continuidad del relato y la intuición. Por otra parte, el reparto era plenamente multicultural con una mayoría de intérpretes de raza negra y oriental que, aun hablando francés perfectamente, le daban a la historia una sonoridad especial, rasgo que Brook repetiría a partir de entonces. Otra característica esencial de aquel Mahabharata era el comportamiento de los actores en escena. Caminaban erguidos de una manera natural, como si no hollasen el suelo; solemnes pero sin ninguna afectación, como hombres, héroes o semidioses que eran. Cuando tomaban alguna otra postura, la mantenían durante largo tiempo manejando sus ropas con parsimonia de manera a crear una figura icónica que se nos revelaba a los demás. Se creó así un estilo, una manera de hacer, que Brook conservó a lo largo de los años y que le convirtió en «maestro» debido a su sabiduría, su espiritualidad y su depurada técnica teatral.

Estrenada en septiembre de 2015 en el Théâtre des Bouffes du Nord de París y basada en lo que fue aquel Mahabharata, Battlefield (Campo de batalla) cierra este año el XXXIII Festival de Otoño a Primavera. A partir de los escritos de Jean-Claude Carrière y adaptada y dirigida por Peter Brook y Marie-Hélène Estienne, se trata de una adaptación libre del final de La guerra en la que se nos relata tanto la conclusión de ésta como la muerte de sus principales protagonistas: Bhishma, el patriarca de los Bharata; Karna, Dushassana y Duryodhana, tres de sus principales guerreros; Krishna, su principal instigador; Dhiritarashtra, el rey de los derrotados Kauravas, e incluso Yudishthira, el rey justo que consiguió reinar treinta seis años en paz. Todos desaparecen salvo un niño, sentado al pie de un árbol, que parece conocer el futuro pero no nos lo revelará.

Todo se desarrolla con igual gravedad que en el Mahabharata pero a pequeña escala, como si fuera un «tráiler». Cuatro actores y un músico (el mismo que intervino en la versión original, Toshi Tsuchitori) nos retrotraen a aquellos tiempos pero ya sin el «pathos» ni la grandiosidad que lucía la obra del 85 (y es que el coste y las condiciones de producción mandan ahora). Sobre algunos mimbres de la primera pieza, se van entretejiendo toda clase de historias (el niño muerto por una mordedura de serpiente; el hombre que, cercano a la muerte, se satisface con gotas de miel; el gusano, contento de su suerte, que intenta atravesar el camino sin ser atropellado por un carro…) como si nos encontrásemos esta vez ante un anecdotario medieval. Como siempre con Brook, los intérpretes son excelentes y la acción, si se puede, más depurada todavía, pero su paso por el continente africano (Woza Albert (1989), Tierno Bokar (2002), Sizwe Banzi ha muerto (2006), 11 y 12 (2009) o El traje (2013)) han ido tiñendo su teatro de un humanismo compasivo que no tiene nada que ver con la gran epopeya hindú y que, sin embargo, se trasluce un poco extemporáneamente en este Campo de batalla. ¿O es que somos nosotros en cuanto espectadores los que hemos ido cambiando desde entonces? ¿Acaso hemos llegado a una situación en la que somos incapaces de atender los riesgos que nos amenazan a pesar de que obras como el Mahabharata (en donde ya se habla del «arma total») los especifiquen cumplidamente? Durante la representación en la sala Roja del Canal, unos la siguen atentamente mientras otros se aburren o dormitan. Eso sí, a la hora de finalizar, todos la ovacionan como un solo hombre. Y es que se trata de Peter Brook. Lleven o no razón en este caso, basta con revisar su palmarés para ponerse en pie y hacer lo mismo.

Junio 2016

David Ladra

Título: Battlefield (Campo de batalla) – Montaje: basado en el Mahabharata y la obra de Jean-Claude Carrière – Adaptado y dirigido por Peter Brook y Marie-Hélène Estienne – Composición musical: Toshi Tsuchitori – Vestuario: Oria Puppo – Iluminación: Philippe Vialatte, Intérpretes: Carole Karemera, Jared McNeill, Ery Nzaramba, Sean O´Callaghan – Músico: Toshi Tsuchitori – Regidor: Thomas Becelewski – Producción: C.I.C.T. – Théâtre des Bouffes du Nord – Teatros del Canal, Sala roja, del 9 al 12 de junio 2016

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