Críticas de espectáculos

Cantando bajo las balas / K Producciones

Valores contrapuestos

La situación histórica que protagonizaron el General José Millán Astray y Don Miguel de Unamuno en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca en octubre de 1936 posee un significado más hondo que la mera anécdota. Sin duda, aquel encuentro entre los dos personajes de sobrada autoridad en sus respectivas posiciones de pensamiento, marcaba el enfrentamiento de las dos Españas de Machado que nos llega hasta hoy, 76 años después.

El choque de aquellas dos locomotoras ideológicas en el primer acto oficial franquista no solo trajo un millón de muertos y la sistemática destrucción de los valores de la inteligencia, sino el triunfo y el desarrollo social de una casta que hoy perdura en tiempos democráticos. Lo digo con conocimiento de causa desde una ciudad, en la que resido, gangrenada hasta la necrosis por la tradición eclesiástica y militar.

En este contexto, la puesta en escena de “Cantando bajo las balas” de Antonio Álamo en la Sala Ex.Presa 1 de La Cárcel de Segovia, adquiere una doble importancia. De un lado, el específico de la obra, y de otro, la oportunidad del espacio y de la localidad.

De “Cantando bajo las balas” poco se puede añadir que no se haya dicho puesto que es una obra que se ha paseado con éxito por todo el territorio español. Antonio Álamo ha construido un texto dramático donde fusiona la fantasía con la épica, la parodia con el humor, el compromiso político con el cabaret.

Resulta archiconocida la anécdota de las frases que pronunciaron Millán Astray y Unamuno. El militar gritó “Viva la muerte” y el intelectual respondió “Venceréis pero no convenceréis”. A partir de este hecho, Álamo ha resucitado al General que regresa de su tumba hecho una piltrafa. El texto describe todos los paradigmas militares de la época: machismo, desprecio de la vida propia y ajena, fanatismo, menosprecio de la cultura y del conocimiento, patrioterismo, rechazo de la pluralidad ideológica, soberbia, arrogancia, imperialismo, sometimiento de los demás, dogmatismo, abuso de autoridad…

Antonio Álamo dibuja a un militar de viejo cuño que reaparece espectral para distanciarse de la realidad. Y es que en el “Viva la muerte” no hay una frase literal, sino toda una ideología castrense que se mantiene agazapada por los privilegios consentidos de los políticos de turno. Baste el ejemplo de que los recortes económicos de estos días por la crisis bancaria, no afectan ni a la milicia ni al clero. Por el contrario, lo que se castiga es la sanidad pública, los servicios sociales y la educación en todos sus tramos, incluida la cultura. La milicia frente a la intelectualidad, ahí está el discurso y pertinencia del autor.

Desde el punto de vista escénico, Álvaro Lavín en la dirección ha realizado una propuesta, en cierto modo, paródica tanto de la figura del Millán Astray como de la situación que se describe. El horror que produce el despojo del personaje junto a los andrajos que presiden la reunión se suaviza con pequeñas perlas de humor aportadas en las canciones –el chotis “No pasarán” o el tango “Nena”, entre otras-, y en los epítetos que lanza a todo bicho viviente, incluido su jefe, el Dictador.

El actor Adolfo Fernández se muestra a gusto en el papel, debido, sobre todo, a que lo está asumiendo desde hace bastante tiempo, y da un recital interpretativo en todos los aspectos. Canta, se mueve, gesticula, increpa a la sala, sale y entra en el personaje con auténtica ductilidad.

Por lo demás, hay que significar que un espectáculo no se desarrolla en un espacio y en unos tiempos neutros. La Sala Ex.Presa 1 de La Cárcel de Segovia, en esta ciudad, está intentando programar montajes alternativos que vengan a complementar el vacío cultural que el Teatro Juan Bravo, perteneciente a la Diputación Provincial de Segovia, ha dejado en favor de un teatro comercial apoyado en “estrellas” del populismo televisivo de este país. La apuesta del Ayuntamiento por un teatro con contenido y de calidad en las instalaciones remodeladas de lo que era una cárcel en su momento, merece atención tanto como alternativa cultural como por el compromiso ideológico.

En este sentido, “Cantando bajo las balas” nunca se hubiera podido presenciar en esta ciudad marcada por una sociedad instalada en sentimientos eclesiásticos y militares tradicionales. Como ejemplo de estos sentimientos solo hay que revisar las páginas de opinión de la prensa local.

Manuel Sesma Sanz

Espectáculo: Cantando bajo las balas. Autor: Antonio Álamo. Reparto: Adolfo Fernández y Mariano Martín. Iluminación: Roberto Cerdá. Música: Mariano Martín. Vestuario: Maribel Rodríguez. Dirección: Álvaro Lavín. Compañía: K Producciones. Sala Ex.Presa 1 de La Cárcel de Segovia, 19 de mayo.

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