Críticas de espectáculos

Chateau Margaux y La viejecita/Lluís Pasqual/Teatro de La Zarzuela

La magia de las ondas

viejecita-okCasi 8 años después de su memorable puesta en escena en versión propia de Chateau Margaux y de La viejecita de Manuel Fernández Caballero, estrenada en el Teatro Arriaga de Bilbao en 2009, galardonada con el Premio al Mejor Espectáculo Operístico de la Temporada, de la Crítica de Opera de Barcelona, Lluís Pasqual reencuentra en esta nueva versión de las dos obras, el mundo mágico, emocionante, de la zarzuela que iluminaba su infancia.

La radio era en aquella época, en los años 50, el principal medio de difusión de la zarzuela. Su tradición y sus melodías se transmitían desde siempre de generación en generación en las familias. La madre de Lluís Pasqual cantaba El vals de Chateau Margaux y él mismo de niño aprendió La viejecita de memoria de cabo a rabo.

En su espectáculo, ambienta ambas obras en la radio de aquella época con sus concursos, sus propagandas y sus programas de retransmisión de zarzuelas que llevaban a los oyentes a sitios lujosos y lugares exóticos.

La radio, el universo por excelencia donde la memoria del propio Lluís Pasqual y la memoria colectiva se fusionan.

Este impacto de la cultura radiofónica tiene hoy sus avatares televisivos culturales o de puro divertimento.

Pasando estas dos joyas zarzuelísticas por el prisma de los recuerdos de su infancia Lluís Pasqual tiende un puente entre la memoria de aquella época y el presente.

En su versión de Chateau Margaux (1887) y de La viejecita (1897) Lluís Pasqual recurre al procedimiento de «mise en abîme». Reuniendo ambas obras en la misma trama y las traslada a un programa de radio de los años 50, refiriéndose a su infancia y a su pasión por La viejecita.

De esta forma, nos encontramos en la radio, donde se retransmite el popular programa «La zarzuela del sábado» del famoso presentador Ricardo Gracián, patrocinado por el vino Chateau Margaux. En la primera parte se desvelará la nueva melodía para su campaña de propaganda que será interpretada por el ganador del popular concurso radiofónico «Camino a las estrellas». Concurren dos finalistas : la bella y espabilada sevillana Angelita Vargas y el vanidoso y grotesco gallego Manuel Fariñas.

Con su increíble sentido del humor, Lluís Pasqual parodia este tipo de concursos: diálogos cómicos entre el presentador y los finalistas, chistes, canciones, irrupciones de anuncios publicitarios de la época cantados, cuyos arreglos para el piano han corrido a cargo de Miguel Ortega, director musical.

Angelita, ganadora del concurso canta al final la canción publicitaria, El vals de Chateau Margaux.

En la segunda parte del programa asistimos a la retransmisión de La viejecita comentada por el incansable Don Ricardo Gracián, finalizada como broche de oro, por la melodía del año El vals de Chateau Margaux.

La escenografía de Paco Azorín, muy sencilla y eficaz, representa en la primera parte un estudio de radio con, a la izquierda, la cabina de grabación, un piano y en el centro un micrófono de pie. La orquesta está detrás de una cortina transparente, en el fondo.

Como suele pasar en esta clase de programas en directo, el público aplaudiendo a los cantantes se incorpora a la acción.

En el plano musical destacan algunas coplas, El vals de Angelita y también las parodias de flamenco y canciones populares presentes en la memoria colectiva interpretadas por Manuel.

Se multiplican los efectos cómicos y padoristas como por ejemplo el comentario del concurso por Ricardo Gracián imitando el relato de un partido de futbol.

A continuación en el mismo programa, se retransmite La viejecita del maestro Caballero.

El coro de militares sube al escenario con, en el fondo una gran escalera semicircular bordeada de lámparas.

Uniformes militares para los hombres, las mujeres llevan vestidos largos.

La acción transcurre en 1812, en la época de las guerras napoleónicas. Se celebra la derrota de los franceses.

Carlos, el joven y fogoso militar, y Luisa, hija del Marques de Aguilar, se aman, pero el padre de la joven desaprueba aquella unión.

El astuto Carlos, haciéndose pasar por la tía rica de un militar, la viejecita, se introduce en la fiesta en la casa del Marques para entrevistarse con Luisa.

Situaciones cómicas, chistes, golpes de efecto, burla de los valores tradicionales morales y patrióticos, se acumulan en la trama interrumpida por anuncios publicitarios delirantes y comentada por el presentador, culminando en el alegre Vals de Chateau Margaux.

El elenco perfecto. Aparte del magnífico actor Jesús Castejón que hace del locutor, Ricardo Gracián, todos los cantantes interpretan a varios personajes.

Estos formidables actores y bailarines dirigidos con maestría por Lluís Pasqual nos cautivan por su naturalidad, espontaneidad y su talento cómico.

Una joya más en la brillante temporada del Teatro de la Zarzuela.

Irène Sadowska

Chateau Margaux, libreto José Jackson Veyan

La viejecita, libreto de Miguel Etchegaray

versión libre y dirección LLuís Pasqual

dirección musical Miquel Ortega

escenografía Paco Azorin

vestuario Isidre Prunés

coreografia Montse Colomé

Con

Jesus Castejon – locutor Ricardo Gracian, Ruth Iniesta – Angelita Vargas, Dolores Izquierdo, Luisa, Borja Quiza – Comandante, Don Francisco de Borja Talvez, Carlos, Emilio Sanchez – Capitan Esteban Martin, Manuel Farinas, Federico, Miguel Sola – Brigada Don Conrado, Salvatierra, Sir Jorge, Antonio Torres – Teniente Don Luis Maria, Fernandez Canedo, Ferando, Lander Iglesias – Sargento Don Rafael Pontejos, Técnico de sonido, Marqués Aguilar.

Orquesta y Coro titulares del Teatro de la Zarzuela.

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