Y no es coña

Como si nada pasara

Se ha consumado los nombramientos en todas las unidades de producción del INAEM. Ernesto Caballero ha sido nombrado director del Centro Dramático Nacional. A algunos les ha sorprendido que se tomara esta última decisión en plena campaña electoral, pero como todo es relativo en el mundo institucional, esta actitud de la nefasta ministra saliente de actuar como si nada pasara, debemos admitirla sin más reticencias, porque lo único que no aporta nada es empezar a cuestionar los nombramientos, nos gusten mucho, poco o nada.

Solamente señalar una vez más que el supuesto código de buenas prácticas es una falacia, un engañabobos, que se nombran consejos asesores que simplemente opinan, sin vinculación alguna, pero las decisiones las toman una cuadrilla, por lo tanto, la única variable es que se decide sobre las personas que han presentado su opción, aunque existe una sospecha sobre el nombramiento en la Compañía Nacional de Danza, ya que al parecer el recién nombrado se presentó después de varias recomendaciones desde el propio Ministerio.

Lo anterior se explica porque después de las elecciones del 20-N podemos encontrarnos con situaciones de difícil solución ya que, como es lógico, con nombramientos tan recientes, por cinco años, las expectativas de hombres y mujeres del teatro vinculados a la opción más conservadora que parece puede ganar, van a verse estrangulados y no es de extrañar que se produzcan protestas ya que se ha creado un tapón para su progresión. Todo ello pensando que en el programa oculto no existan medidas más drásticas sobre las propias unidades de producción o el propio INAEM. No adelantemos acontecimientos, ni demos pistas.

Es necesario que pase unos años para entender que estas instituciones deberían estar fuera del vaivén partidario, que la profesionalización es imprescindible, lo malo es dónde, cuándo, cómo poner en marcha realmente esa «pureza democrática». Si la selección final de los recién nombrados la han realizado unos cuantos desde su poder ministerial, ¿eso es una buena práctica o es una versión edulcorada de lo de siempre? En algún momento los estatutos, los métodos, la transparencia deberá ser la norma y entonces los nombramientos tendrán, además del soporte legal, la autoridad moral y profesional que requieren estos cargos para poder cumplir planes, proyectos y desarrollos.

Hablamos de una situación que no puede ser tomada en abstracto. Conocemos, admiramos, han formado parte de nuestra misma idea del hecho teatral las personas al frente de la Compañía Clásica y del CDN, por lo tanto no se trata de introducir dudas sobre su capacidad, o la idoneidad de su nombramiento, sino de intentar expresar las angustias que produce pensar en que dentro de unos pocos meses se puedan revocar estas decisiones por los que asuman la responsabilidad de gobierno tras el 20-N, y se entre en una crisis institucional.

Y, por otro lado, ya que estamos, como nosotros no actuamos como si nada pasara, ¿cuándo se estudiará de manera seria, abierta, democrática, la función de estas unidades de producción? Incluso se podría hablar sobre su funcionalidad más allá de una representación de lujo de la Cultura del Estado y hasta de su misma existencia. Volver a refundarlas, con criterios de este siglo, en el mapa cultural europeo actual, con la economía realmente existente. Y la territorialidad de sus acciones debería estar al frente de cualquier debate.

Helena, Ernesto, todos sabemos que lo que no os va a faltar es voluntad, trabajo, compromiso y lealtad a la profesión. Lo otro debéis encontrarlo en las estructuras y los presupuestos y en la solidaridad y colaboración con aquellos que hasta ahora han caminado a vuestro lado.

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