Y no es coña

Creer o no creer

Un síntoma de la anomalía cultural y teatral en que nos vemos inmersos es que el Premi Born de Teatre , en su trigésima octava edición que se acaba de fallar, debió recurrir a la microfinanciación para poder mantener un nivel de excelencia que se había ganado con años de dedicación. Un iniciativa cultural y artística de la sociedad civil menorquina, el Cercle Artístic de Ciutadella de Menorca, ha mantenido en pie el premio a textos teatrales que durante unos años fue el mejor dotado económicamente (18.000 euros) en todo el Estado español y de los mejores de toda Europa, que por culpa de la desatención de los estamentos políticos e institucionales, ha debido bajar la cuantía (14.000 euros), recortar algunas de sus actividades y solicitar la ayuda popular con una campaña cuyo lema es significativo: «Crec en el Premi Born», que todavía se ven sus carteles por muchos comercios y establecimientos de la recoleta ciudad menorquina.

Exactamente se trata de eso, de Creer o no Creer en la Cultura. De apostar por la Cultura o no apostar. Ese Crec (creo) debería considerarse una de las declaraciones más fundamentales que a nivel popular, es decir ciudadano, se puede establecer como termómetro de la tensión cultural, en este caso teatral, de una ciudad, una región, un país. Según los directivos del Cercle, se consiguieron algo más de cinco mil euros en esta campaña de micromecenazgo, y eso nos debe hacer recapacitar sobre las posibilidades reales de producción de algunas iniciativas culturales por este procedimiento.

Pero ese Creer o no Creer debería redituarse. A favor de manera incondicional con las iniciativas populares, con el rearme social y ciudadano de la cultura, no debemos eximir de responsabilidades a las instituciones públicas. Mientras existan ministerios, consejerías, concejalías que lleven el nombre de Cultura en alguno de sus enunciados, debemos reclamar atención a estas iniciativas cívicas, ejemplares, para que las apoyen de manera incondicional, que las asuman desde su ámbito de responsabilidad y que propicien con sus subvenciones el mantenimiento y crecimiento. No podemos estar pagando dos y tres veces la creación teatral, vía impuestos, vía entradas y ahora, vía mecenazgo menor. Está muy bien tomar la iniciativa, pero no dejar que desde las instituciones culturales se gasten el dinero de todos en iniciativas de una nula rentabilidad cultural, social, teatral, simplemente por tener unas estructuras sobredimensionadas o unos objetivos inerciales obsoletos y clientelares.

Que un Premio de Textos Teatrales cuya obra ganadora se edita en español, catalán euskera y gallego, no cuente con el suficiente reconocimiento público y apoyo incuestionable es que vamos mal. Y que, ahí es donde más duele, no se difunda su existencia, no se celebre públicamente de la manera que se merece, y que una inmensa mayoría de la nómina teatral no sepa de ello, es la certificación de un diagnóstico de padecer una enfermedad de extrema gravedad. Si se mira su historial de premiados, estamos ante una condensada historia de la dramaturgia contemporánea española. Y eso no se debe dejar morir por ignorancia. Por lo tanto se debe reclara a las instituciones públicas que lo doten de las cantidades de dinero necesarias para que se mantenga tal como está. No ha vivido nunca por encima de sus posibilidades, sino dentro de sus ambiciones culturales que es muy diferente. Y su labor es incuestionable. No se puede mantener a este Premi Born, en esta angustia. Estamos hablando de subvenciones que no son mayores que coste del viaje de un director general y su séquito a cualquier punto iberoamericano para construir castillos en el aire. Por señalar.

El tejido social, cívico, ciudadano de Ciutadella defiende su Premi como propio. Con orgullo. Esa es la alegría, la inmensa alegría. No podrán con él. Por ello, si tuvieran o tuviesen un gramo de inteligencia, desde el Consell Balear, hasta el gobierno central, deberían apuntarse a sostenerlo en los niveles de incidencia que se merece. Se trata de algo muy sencillo, no de demagogias, sino de Creer o no creer. En el Premi, en el Teatro, en la dramaturgia española, en el futuro.

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