Sud Aca Opina

Crímenes de guerra

¿Cómo puede existir el sólo concepto de los crímenes de guerra si la guerra en si misma ya es un crimen?

¿Será que en ese eterno afán del hombre por disfrazar de bien el mal, quiere castigar, al menos moralmente, una atrocidad dentro de otra?

¿O minimizar la atrocidad disfrazándola de crímenes de unos pocos?

Tratando de comulgar con ese instinto natural, podría decir que asesinar a alguien lentamente es más cruel que matarlo rápidamente. ¿Pero apretar un botón y matar a miles de manera instantánea es menos punible que el matar a una sola persona lentamente?

Relativizar es diluir el hecho y no es mi objetivo.

Las guerras siempre han existido, existen y seguirán existiendo mientras el hombre sea hombre.

¿Qué mejor negocio que una guerra para inflar los bolsillos de los eternos especuladores de la vida?

Una sola bala de una AK40, la ametralladora más popular, de la cual se calcula que existen en el mundo entre 70 y 100 millones de unidades, cuesta más que un desayuno, almuerzo o cena. Una sola ráfaga de esta arma capaz de disparar 10 proyectiles por segundo, representa todo un banquete para una comunidad desnutrida de los mal llamados países del tercer mundo.

Claro está que el precio varía pues mientras más violencia exista en un país, más caras son las balas.

En este momento Somalia representa un buen mercado pues un sólo proyectil puede venderse por 1,2 euros y en el mercado negro, aún más.

¿Existen acaso 3 mundos en nuestro pequeño planeta?

Existen miles de millones pues cada ser humano es un mundo en si mismo.

Queramos aceptarlo o no, el egoísmo y sus manifestaciones de violencia son inherentes a la raza humana.

Llegamos a matar por la ambición de poder sin que esto tenga necesariamente un nexo con la supervivencia como sucede con otras especies vivientes que matan sólo cuando ven amenazada su propiamente existencia.

Difícil se me hace pensar en un niño aun no contaminado por las malas prácticas de la sociedad que preste uno de sus juguetes preferidos sin que su ángel malo le esté susurrando al oído la posibilidad de esconderlo aunque no lo esté usando.

Con los años, ese egoísmo puede ir incrementándose por las ansias de poder hasta transformarse en la violencia capaz de transformar al ser humano en la más inhumana de las especies.

Afortunadamente no sólo nos diferenciamos de otros seres vivos por el pulgar, el raciocinio, el egoísmo y la violencia. Son pocas las especies y quizás ninguna otra más que la humana, capaces de crear arte por del arte.

Es cierto que las telarañas tienen una geometría de ensueño, que las flores parecen bailar empujadas por el viento y que el canto de las aves es música para nuestros oídos pero en ninguna de estas manifestaciones parece existir la voluntad de hacer arte.

Los más creyentes dirán que es un arte divino pero sin entrar en discusiones de tipo religioso, sólo el hombre es capaz de producir arte, esto si se considera que en esta producción existe una mágica combinatoria de raciocinio, sentimiento y ejecución.

Nos podremos maravillar frente a una puesta de sol donde los colores van cambiando hasta quedar bañados por la ausencia de luz. Sentirnos emocionados por nuestra insignificancia frente a la inmensidad del mar y ni hablar del universo.

Pero el arte, es el hombre y el hombre en si es una pieza de arte única por su capacidad de reaccionar de un millón de formas diferentes ante un mismo estímulo.

¡La única respuesta posible para los crímenes de guerra es el Arte de paz!

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