¿De qué sexo es la palabra?

Del arte a la política

Estoy comprometida con la cultura, no sé bien desde cuando. Creo que desde el momento que entendí que no podía vivir sin ella. Compromiso que crece, evoluciona y necesita pensarse.

La creación tiene sus bases en la pasión que se ejecuta con la entrega, y se convierte en servicio.

Uno empieza ordenando el caos que contiene las emociones, el sentido, el discurso, y necesita lenguaje. Lleva tiempo decidir cuál es el lenguaje para contar sobre uno, sobre la palabra y la forma propia, sobre la intimidad y compartirla, abrirse para otros.

Lleva tiempo, buscar, encontrar y editar.

Luego viene la etapa en que se quiere tener llegada, trascender las élites afectivas, las cercanías, las poblaciones de creadores, públicos cautivos, los evidentes, y los heredados.

Acá aparecen dos grandes vías, para llegar a las mayorías, en el arte hay dos caminos:

1. Hacer pacto con lo comercial y lograr poderes: dinero y mayorías.

La seducción que ambos ejercen sobre un artista es demoledora, ahora, y ¿qué más quiere un artista luego que logra abrir canilla que su agua sea bebida? ¿Está mal o eso es venderse al mejor postor?¿Y qué sería exactamente «venderse» bajo el cielo capitalista que nos socializa?

La trampa ofrece dos cosas a la vez: mayorías, manutención y luego una supuesta tranquilidad para vivir mejor y poder crear más.

Trampas, en la medida que uno altera su misión superior, el objetivo se tuerce, empieza a torcerse, sin que tengamos tanto control sobre él. ¿Se puede controlar luego que uno concede y concede? El alma se lesiona, en cada decisión uno no sale ileso. A pesar que al principio no sea algo evidente, o parezca:ah, no pasa nada, crucé la línea, y acá estoy, entero, se puede.

Pero no, no es así. Un artista necesita su pureza para creer, confiar, tener ilusiones y algo mucho más elevado: utopías. Ver la luz en medio de la oscuridad, saber que está, que hay que ir por ella.

2- Otra opción para llegar a las mayorías es la política : para todos, sin exclusiones.Salir de la órbita de lo privado y las minorías.

El ejercicio de la entrega se convierte en servicio.En la creación, en las artes, se establece una ecuación (por un lado) con cierta lógica, uno cuanto más da más recibe aunque no necesariamente hablemos de la misma materialidad o de un equivalente horario-economía.

Damos saltos con respecto a las convenciones pautadas.

La política, es un don de servicio a la comunidad. Un dar para todos, sin exclusiones, sin importar categoría, clases, ideología. Todos acceden a los derechos.

Quiero eso: una cultura con todos los derechos.

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