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Dias Da Dança. DDD. Aringa Rossa de Ambra Senatore

Un nuevo festival de danza contemporánea en el norte de Portugal, se suma al GUIdance de Guimarães, el DDD – DIAS DA DANÇA 2016, organizado por los municipios de la «Frente Atlântica»: Porto, Matosinhos y Gaia, a través de la participación del Teatro Municipal do Porto (Rivoli y Campo Alegre), la Fundação Serralves, el Teatro Nacional São João, el Coliseu Porto, Mala Voadora do Porto, Cine Teatro Constantino Nery, Auditorio Municipal de Gaia, Armazém 22 y Balleteatro Escola Profissional.

11 días con un programa de 27 espectáculos, con especial atención a las nuevas coreógrafas y coreógrafos portugueses y también la atención a propuestas de coreógrafos consolidados del panorama nacional, como es el caso de Vera Mantero o João Fiadeiro, y del panorama internacional, como Raimund Hoghe (Alemania), Eldad Ben Sasson (Israel), Aimar Pérez Galí (Catalunya) y Ambra Senatore (Italia/Francia).

El arte de la danza contemporánea en su evolución constante, a base de explorar las posibilidades y las calidades del movimiento del cuerpo en hibridación con otros elementos de composición, ofrece un desafío poético a la recepción.

En DDD pude asistir a una experiencia singular a este respecto: ARINGA ROSSA de AMBRA SENATORE, el 30 de abril de 2016 en el Teatro Municipal do Porto Rivoli.

Ambra Senatore (Turín, 1976) es la nueva directora del Centre Choréographique National de Nantes. Y en su currículum se nos dice que su trabajo indaga en las fronteras entre la ficción y la realidad, utilizando la danza, el teatro y las artes visuales.

¿Qué implica ser una comunidad en danza?

En ARINGA ROSSA se capta esa dinámica comunitaria a través de una coralidad cuyos imanes magnéticos siempre están activos.

Desfile, juego de gestos cotidianos que se tornan danza. Miradas cómplices en los acuerdos y desacuerdos. Abrazarse y reír. Conversaciones fragmentadas en imágenes congeladas. Slow motion (cámara lenta) para distanciar y extrañar movimientos coreográficos. Llantos caricaturizados sin ostentaciones dramáticas sino coreográficas. Un teléfono que suena en varias ocasiones hasta que es descolgado. Situaciones fulgurantes cotidianas fuera de contexto, cortadas, repetidas, recuperadas… Repetición de movimientos, con la orden proferida explicitamente: «Rewind». Avance, con la orden «Go». Indicios de escenas, sin principio ni fin.

Objetos de la vida cotidiana: el teléfono, una tetera, una mopa para limpiar el suelo… llaves que se caen de las manos y de los bolsillos. Sonidos de alguien que llama a la puerta.

Caerse del escenario a la platea, como por accidente, en varias ocasiones.

Interrupciones de los movimientos que apuntalan la intencionalidad propia de la acción en el teatro dramático. Interrupción de la música. Retórica de las interrupciones, que desestabiliza el seguimiento acomodado de la danza.

Turnos y combinatorias imprevisibles.

Repeticiones morfológicas de escenas vacías semánticamente. Por tanto, repeticiones que, como las rutinas, vuelven coherente y cierto lo vacío y lo incierto.

Disputas. Bromas. Llamadas telefónicas inesperadas.

Todo esto nos ofrece un tratamiento reconocible y a la vez anómalo del movimiento. Incluso en el caso de tránsitos gestuales y coreográficos reconocibles, ya vistos, el resultado se nos hace extraño.

Quizás, el hecho de prescindir de las hipotéticas causas lógicas, de las motivaciones lógicas, de esos movimientos que apuntan o dibujan situaciones aparentemente cotidianas, pueda ser la clave del extrañamiento.

Escenas que no se instalan, que entran y salen, que, en conjunto, construyen una idea de comunidad con esas nueve bailarinas y bailarines.

Lo comunitario como necesidad al margen de coartadas o justificaciones, como un algoritmo innato de lo humano. Esta es una de las conclusiones a las que se podría llegar a partir de esa poética que bromea con lo cotidiano, que lo juega suprimiéndole las causas o motivaciones lógicas y plausibles a los gestos, a los movimientos y a los conatos de situación reconocible.

ARINGA ROSSA nos sitúa ante un juego comunitario entre el reconocimiento y el extrañamiento, a partir de situaciones aparentemente cotidianas, descontextualizadas por fragmentación, rewind, solapamiento… Un trabajo dancístico que se hace próximo y, a la vez, distante, reconocible y sorprendente.

Secuencias de marcado carácter bailado y fijado, cuando se despliega una simultaneidad de movimientos idénticos, frente a otras secuencias en las que parece intervenir el azar, a partir de encuentros que dan lugar a situaciones fulgurantes que se conforman y, de repente, desaparecen.

ARINGA ROSA consigue momentos de comicidad sutil, fuera de los cánones habituales de lo cómico.

Igual que consigue mezclarse y relacionarse directamente con la recepción desde una inclusión del público progresiva, en una utilización de la platea que es una ampliación de ese encuentro comunitario que se abre en algunas acciones.

Parece como si la directora del Centre Choréographique National de Nantes, Ambra Senatore, nos estuviese mostrando, en esta ARINGA ROSSA, una concepción del mundo en la que una persona nunca deambula sola, sino que lo comunitario marca y modifica cada uno de nuestros pasos de la danza de la vida.

Lo comunitario como algoritmo innato, como arenga vital.

Afonso Becerra de Becerreá.

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