El Chivato

Discurso anual de la presidenta de AISGE, Pilar Bardem

La presidenta de AISGE, la actriz Pilar Bardem, pronunció su ya tradicional discurso anual el día 21 de noviembre con motivo de la gala de los VIII Premios Actúa, los máximos reconocimientos honoríficos de la entidad, celebrada en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid.

 

Discurso íntegro

«Muy buenas noches, amigas y amigos. Gracias por venir y por regalarnos vuestras sonrisas y compañía. En estos tiempos en que nos cobran hasta por las energías naturales, vosotros sí que sois unos soles.

Llevamos ya ocho ediciones de nuestros Premios Actúa y HazTuAcción, y cada vez son más las peticiones que recibimos para acompañarnos. He dado orden, ya os lo aviso, de que en ningún caso acabemos en el Santiago Bernabéu…

Mil gracias por alegrarnos la vida y por ser –cómicas y cómicos– gente tan especial. Cada vez veo más caras jóvenes entre quienes nos acompañan. ¡Mira que os hacen buenas mozas y buenos mozos! ¡Cuánto guapo en el patio de butacas! Los de más edad, aquellos que me conocéis de lejos, sabéis que me entusiasma la vitalidad, el empuje y la energía de nuestros herederos en este oficio. Lo único que lamento es que os estemos dejando este mundo hecho unos zorros. Queríamos creer que la peli de moda este año sería La vida es bella. Pero no: a 2016 le pega mucho más Apocalipsis now.

Hace pocas semanas supimos, gracias a una exhaustiva encuesta de AISGE, que solo el 8 por ciento de los artistas españoles pueden vivir de su trabajo. Es muy probable que algunos de los aquí presentes figuréis en el 92 por ciento restante y podáis poner cara a las frías estadísticas. Solo confío en vuestro talento y en vuestra resistencia. No os dobleguéis. No os rindáis. Y si alguno acaba rindiéndose, no dejéis de dedicarle una visible peineta a los jefes del cotarro.

La ventaja de que ya no celebremos estos premios en Navidades es que podemos ponernos tan farrucos como nos pida el cuerpo. Y decir lo que nos dé la real gana. Mientras no nos venga el Tío Trump con las rebajas, aquí no nos calla nadie. Y cuando llegue, ya le regalaremos un lote de cine español. Susana Díaz quizá prefiera empezar por Que Dios nos pille confesados, por aquello de la mala conciencia. Yo le invitaría a un pase de No habrá paz para los malvados.

Habrá que reírse, queridas y queridos. Pero la verdad es que este año nos han sobrado los motivos para llorar. Hemos asistido al Brexit, a las matanzas integristas, a la cerrazón, a la construcción de nuevos muros, a la vigencia de las vallas de la vergüenza, a las zancadillas en el proceso de paz de nuestros hermanos colombianos. Hemos constatado la degradación salarial y el debilitamiento del tejido social. Hemos visto en la nueva política algunos vicios y costumbres de políticos mucho más viejos. Hemos sabido que el nombre de nuestro nuevo presidente es Rajoy. Hemos recordado a Augusto Monterroso: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí». Y hemos constatado que el ministro de Cultura no es tal, porque la Cultura, en este país, parece que sigue sin merecerse un ministerio.

Y entretanto hemos despedido a mucha gente luchadora a la que admiramos y quisimos con todas nuestras fuerzas. Hemos dicho adiós a mujeres tan corajudas como Amparo Valle o Emma Cohen. Se nos han marchado amigos que recibieron estos premios no mucho tiempo atrás, desde Goyo Montero a nuestro Paquito Algora. Se nos encogió el alma hace diez días con Francisco Nieva, uno de nuestros maestros de la transgresión. Y, visto el panorama, lo peor es que nos vienen a la cabeza aquellos versos de Leonard Cohen, otro de nuestros ídolos que nos dejaron: «He visto el futuro, hermano / Y es un crimen».

No quiero extenderme mucho más, titiriteros míos. Queda mucha noche por delante para llorar de alegría y reír hasta las lágrimas. Pero dejaré algunas reflexiones breves, de esas que nosotros llamábamos «aforismos» y vosotros, que sois unos modernos, denomináis ahora «tuits»:

— Nos robarán la sanidad, la educación y hasta la cartera. Pero nunca podrán quitarnos la capacidad de emocionarnos.

— El día que no mueran mujeres a manos de sus parejas, el día en que la diversidad sea riqueza y no recelo, el día en que nadie ataque impunemente en plena calle a dos chicos o dos chicas por ir cogidos de la mano, este mundo será un sitio mejor. Queremos verlo. Y queremos verlo ya.

— Nuestros hijos no nos perdonarían que nos volviésemos unos pasotas en aquello en lo que tenemos que dar el callo. Nuestros hermanos, tampoco.

— Mi cita favorita de Leonard Cohen no es la que mencioné hace dos minutos. Es esta otra: «Hay una grieta en todo, así es como entra la luz». No dejéis de buscar vuestras grietas. Vuestros resquicios de esperanza.

Os quiero un montón. Un millón de gracias.»

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