Críticas de espectáculos

Eduard II/Christopher Marlowe/Parking Shakespeare

Zim, zam, zim, zam

 

«Zim, zam, zim, zam, un i dos i tres i quatre….», así comienza el atrevimiento de la compañía Parking Shakespeare ahora con «Eduard II», de Christopher Marlowe. La apuesta de su director Roberto Romei para que la compañía se transforme en una compañia en apariencia adolescente gestual, me resulta poco eficaz y nada convincente (ser adolescente no es precisamente moverse continuamente con ganas de ir al baño…); texto, actores y actriz ya tienen la capacidad de dar suficientes matices si el director quería dar otra visión. Tampoco el vestuario, en concreto el de la actriz Ester Cort, me convenció, ella y su personaje merecían otro trato, más presencia y poderío. Cort sobresalió majestuosamente y con fuerza en su papel de reina, pero me dió la sensación que el director la frenó como actriz y no la dejó torear entre el elenco masculino como reina sino que tuvo que hacerlo como compañera de reparto, supongo que esa apariencia quinzeañera que la acompaña no la ayuda. Me sorprendió en negativo el intencionado acento barcelonés (dicho de manera popular «pixa-pi») en la interpretación. Todo esto en cuanto a la dirección de Romei.

La compañía merece todo el respeto por su trayectoria y también por esta apuesta. Me resuena el texto, por ejemplo en especial y por los tiempos que corren (a nivel político, familiar, profesional…, ahí lo dejo): «Primero aprended a gobernaros, después aprended a gobernar el país».

Sutil en su interpretación, audaz, grande y convincente resultó Ricard Sadurní en su papel de fraile. Y un descubrimiento, después de tantos pasos recorridos, Pep García-Pascual, esta vez me lo creí como Spencer. Oscar Bosch, derrochando recursos interpretativos como Edmund, fue un magnífico portavoz de la Casa Real, un papel cínicamente frío, irónico, elegante y mesurado; Bosch, un actor que merece más apuestas teatrales a lo largo de la temporada para saborear todos sus registros. Siguieron a la altura Adrià Díaz, José Pedro García Balada, Santi Monreal, Roc Piró y, destaco, Carles Gilabert.

Parking Shakespeare es una compañia con un buen dominio del espacio escénico en su continuo cambio coreográfico bien mesurado que da dinamismo a la obra. Me faltó imaginación en la iluminación de Roger Orra, si bien su propuesta escenográfica fue acertada del todo. Faltó elementos de atrezzo. Una obra y una compañía, una compañía y una obra que te atrapan. Les deseo buena gira, ¡¿quién se apunta?!

Teatre Tantarantana, Barcelona. Enero, 2015.

Anna Jarque.

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