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El Teatro Arriaga acoge el estreno en el Estado de la ópera ‘Powder her face’ del Covent Garden

‘Powder her face’, la ópera de cámara en dos actos y ocho escenas del compositor inglés Thomas Adès, con libreto de Philip Hensher, está basada en la escandalosa vida de la duquesa de Argyll en la Inglaterra de los años 60. El Teatro Arriaga ofrecerá los días 6 y 8 de mayo el estreno en el Estado de la gran producción de esta ópera de la prestigiosa Royal Opera House de Londres, popularmente más conocida como Covent Garden por el barrio en el que se ubica. Allí se estrenó el 9 de junio de 2008.

 

‘Powder her face’ es una ópera escenificada, que aparte de música y canto tiene mucho teatro. La obra es explícita en su lenguaje e imágenes. De hecho, su estreno en Inglaterra generó controversia debido a algunas escenas y a un acompañamiento musical que algunos tildaron como «obsceno». Como consecuencia de la polémica, para la emisión de ‘Powder her face’ por la radio se suprimieron algunas partes.

El director escénico es el venezolano Carlos Wagner, quien ha llevado a buen puerto óperas tan dispares como Carmen, Don Giovanni, Macbeth, El barbero de Sevilla y otras, dirigiendo en los mejores auditorios del mundo. Por su parte, de la dirección musical se encarga Diego Martín-Etxebarria, quizás el joven valor más importante salido del País Vasco en los últimos años. En octubre de 2015 ganó el 1er Premio, el Premio Hideo Saito y el Premio Asahi en el 17º Concurso Internacional de Dirección de Tokio, siendo elegido entre 200 directores de todo el mundo.

El elenco protagonista está integrado por cuatro voces internacionales de calidad contrastada. El rol de la duquesa de Argyll lo interpreta la soprano ucraniana pero con nacionalidad estadounidense Olga Zhuravel, una artista de gran versatilidad capaz de interpretar distintos repertorios y que pronto debutará en el Carnegie Hall de Nueva York. Junto a ella actúan la también soprano Heather Buck, una cantante de enorme expresividad y una de las voces más reclamadas en Estados Unidos en la última década; el tenor inglés Alexander Sprague, cuyos conciertos y recitales han recibido entusiastas alabanzas; y el bajo Alan Ewing, originario de Irlanda, intérprete con un amplísimo repertorio operístico que también ofrece conciertos y oratorios.

La particular música y ambientación sonora de esta ópera exige a los músicos no solo un excelente nivel técnico, sino también una especial atención para ser capaces de generar en el público la tensión precisa en cada momento. Bajo la batuta del maestro Martín-Etxebarria, esa será la labor de la BIOS Orkestra, en este caso compuesta por 17 músicos tocando clarinetes, saxofones, metales, instrumentos de cuerdas, acordeón, arpa, etc.

El montaje es espectacular por su interpretación y también por el aspecto visual, puesto que la escenografía diseñada por Conor Murphy es impactante y refleja el tránsito vital de la protagonista. Asimismo, el vestuario creado por el propio Murphy sitúa con precisión a los personajes en la sociedad representada. Por último, hay que mencionar la variada iluminación de Paul Keogan, y también resaltan por su vistosidad los movimientos coreografiados por Tom Baert, quien ha contado con la ayuda de Maitane Zalduegi durante los ensayos de la obra.

Powder her face y su autor

Con libreto de Philip Hensher, el joven compositor inglés Thomas Adès (Londres, 1971) estrenó en 1995 esta ópera de cámara en dos actos. Lo hizo, por tanto, con solo 24 años, tras recibir un encargo de la Ópera Almeida para el festival de Cheltenham de aquel año. Precocidad y brillantez. Y es que Adès, pese a su juventud, es uno de los más destacados compositores ingleses, y fruto de ello ha recibido ya numerosos premios y distinciones, incluyendo el prestigioso Grawemeyer Award (2000), siendo el más joven de la historia del concurso en recibirlo. ‘Powder Her Face’ fue su primera ópera y se han llevado a escena distintos montajes en todo el mundo.

‘Powder her face’ se basa en la siguiente anécdota: en 1963, a raíz del proceso de divorcio de Margaret, duquesa de Argyll, una de las grandes representantes de la beautiful people de la época, la prensa amarilla británica publicó escabrosos detalles de la promiscua vida sexual de la llamada «the dirty duchess» (la duquesa sucia). Su juicio de divorcio, instigado por el Duque por las infidelidades de la duquesa, fue actualidad permanente en los tabloides. La ópera narra la penosa escalada social de una mujer atormentada por la soledad, mostrando una dimensión de dignidad trágica donde caben las contradicciones más absolutas. Se puede ser culpable y también víctima, generar rechazo y a la vez compasión.

‘Powder her face’ es también una crítica a la sociedad, por su hipocresía y su doble moral. En el caso de la duquesa de Argyll, su espectacular presentación de debutante, su estilo de vida glamuroso y, finalmente, su matrimonio con la aristocracia, crearon un icono que representaba las aspiraciones de toda una generación. Si hoy en día la promiscuidad, y en algunos casos el adulterio, podrían ser perdonados o incluso secretamente admirados como una declaración de la libertad sexual femenina, no fue así en la época cuando la indulgencia sexual de la duquesa salió a la luz. Y así, la duquesa tuvo que pagar un precio muy alto por no haber conformado con los símbolos que le habían sido asignados. El resultado es siempre, inevitablemente, trágico.

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