Críticas de espectáculos

Flores ácidas/Carlos Gil Zamora/Las Damas

Homenaje en el cabaret

FloresAcidas2El día dedicado a la mujer. Una de las críticas o pensamiento más recurrente con respecto al «día» es que todos los días debían tener en cuenta a la mujer. Porque la vida no es solo un día, sino muchos, sobre todo para la mujer –las de todo el mundo- a quien la historia, masturbada por la religión, viene estigmatizando como ser sometido y diferencial.

En «Flores ácidas», un texto de Carlos Gil Zamora, se habla de la mujer, de tres mujeres en concreto que metaforizan tono un universo humano marcando por las dudas, los miedos, las culpas y ante todo por la maternidad.

Quizá sea éste, el estado de maternidad, lo que define a la mujer. En la obra: «No quería ser madre a los 19 años cuando aún estaba en la Universidad…» Sin instinto maternal, donó su hija en el momento del parto. Después, le acompañaron las dudas, los miedos y la culpabilidad.

Pero no nos equivoquemos, el autor no presenta a la mujer como víctima, ni siquiera como un ser débil; nos muestra a la mujer como un ser humano que se pregunta una y otra vez: «¿Qué es exactamente la vida?» En este sentido, la obra plantea un amplio marco de reflexión a través de tres historias que, en el momento de la narración, han conseguido ganar una posición de respeto social, detentar el poder en lo profesional y disfrutar de cierta libertad.

Atrás les han quedado unas historias que han podido superar con esfuerzo: la bulimia, la violación siendo niña cuando su madre practicaba la prostitución… Son tres historias que se han tenido que sobrellevar con la soledad y la solidaridad.

Es decir, Carlos Gil no cae ni en tópicos ni en victimismos. Tampoco dramatiza, si acaso ironiza la tragedia con una actuación de dos clowns. En cualquier caso, «Flores ácidas» constituye un espléndido homenaje a la mujer que día a día, independientemente del barrio donde haya nacido, se labra su futuro con inteligencia y tesón.

Desde el punto de vista escénico, Carlos Gil como director ha planteado un pequeño juego de cabaret. Una maestra de ceremonias introduce al público al local usando el histrionismo propio del personaje. A lo largo de la representación, el personaje hace de hilo conductor y de distanciador de las respectivas historias que se presentan fragmentadas e intercaladas de canciones y de sencillas coreografías.

La puesta en escena se presenta con el rigor de quien domina todas las facetas que rodean la realidad teatral. Sin embargo, el día que presencié la función no hubo gran acierto con la iluminación. Tampoco estuvo fino el personaje que, además de mostrar sarcasmo, debe jugar el cuerpo a cuerpo con el público como le es propio al juego del cabaret. El resto del elenco mostró buena técnica interpretativa con pasajes emotivos y otros de excelente comicidad.

Sirvan como ejemplo de estos últimos dos escenas. Una, la de la inauguración de la exposición artística donde las tres mujeres nos «hicieron ver» una multitud de asistentes; y otra, la escena de los juegos infantiles en el ambiente escolar.

En cuanto a los momentos emotivos hay que destacar la narración de los orígenes de la artista que conmueve; otra, la renuncia a la maternidad…; bueno, la obra se cierra con la imposibilidad de un trasplante de médula por cuestión de legalidad paternal.

Con todo, «Flores ácidas», siendo un espectáculo sin excesivas pretensiones, permite reflexionar acerca de la mujer con igualdad de género en un estupendo homenaje que huye de patetismos tópicos –cuestión que es de agradecer- desde una perspectiva lúdica, honesta y con excelente humor.

Manuel Sesma Sanz

Espectáculo: Flores ácidas. Autor: Carlos Gil Zamora. Reparto: Amalia Freytes, Fabiana García, Fernanda Álvarez y Patricia Rojo. Música original: Chía Patiño. Espacio escénico: Karmele Arkupe. Vestuario: Pato Rojo. Iluminación: Laura Saavedra. Dramaturgia y dirección: Carlos Gil Zamora. Compañía Las Damas, en gira por España y Portugal. Sala Teatro Paladio de Segovia.

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