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I Torneo de Dramaturgia de Galicia en la XXXIV MITCF de Cangas do Morrazo

 

La villa costera de Cangas do Morrazo tiene un alcalde que es dramaturgo, Xosé Manuel Pazos Varela. También tiene, desde hace 30 años, la compañía Teatro de Ningures y, desde hace más tiempo aún, la Asociación Cultural Xiria, que organiza la Mostra Internacional de Teatro Cómico e Festivo (MITCF).

Además tiene un comercio local y empresas, como Frigoríficos do Morrazo, que apuestan por la cultura y por el teatro.

Estas circunstancias concurren en una XXXIV MITCF en la que todas las actividades programadas son respaldadas masivamente por el público autóctono y también por otras personas que nos desplazamos desde diferentes puntos.

Del 30 de junio al 8 de julio de 2017 se celebró la XXXIV MITCF, con dirección artística de la dramaturga María Armesto.

La programación de la MITCF suele caracterizarse, al menos durante los 12 años en los que yo he asistido, por espectáculos que juegan con las convenciones teatrales más reconocibles por el público, abundando las propuestas en las que se representan historias desde perspectivas cómicas o humorísticas de amplio espectro.

Ese juego con las convenciones teatrales más reconocibles, heredadas de la tradición, puede abarcar desde las propuestas paródicas de teatro físico, sobre obras clásicas, de la Companhia do Chapitô (Lisboa), que pasó en varias ocasiones por la MITCF, recordamos Edipo o Macbeth, hasta la parodia del western realizada por el Grupo Chévere, titulada Río Bravo, que pudimos reír en esta edición.

En ambos casos asistimos a una puesta en evidencia de la teatralidad, para establecer una distancia cómica respecto a la ficción representada y parodiada, y, en ambos casos, acabamos por restituir una historia. Se trata, por tanto, de un teatro que nos cuenta historias representándolas desde una utilización divertida, y sorprendente a veces, de los recursos más lúdicos del arte teatral.

Sin embargo, en esta XXXIV MITCF, María Armesto ha abierto el abanico de programación característico a otras propuestas que no se acercan al relato, a la novela o al cómic, en sus acepciones más clásicas y narrativas, o sea, que no representan historias y que, en cambio, se aproximan al concepto de poema escénico, dentro de ese amplísimo continente del teatro posdramático.

Entre los espectáculos de sala, quizás los dos que más se aproximan a esta deriva posdramática, en la que desaparece la representación de una historia y en los que las convenciones de juego resultan más inéditas y apartadas de lo figurativo, son Os cans non comprenden a Kandinsky de AveLina Pérez (Galiza), presentada en la Capela do Hospital, el 5 de julio (sobre la que se puede leer, en esta misma sección de Artezblai, el artículo titulado “Los perros no comprenden a Kandinsky pero sí a AveLina Pérez”, publicado el 9 de julio de 2017). La otra pieza sería Encore une heure si courte de la Cía. Théâtre du Mouvement & La Mecànica (Francia/Baleares), dirigida por Claire Heggen y presentada en el Auditorio de Cangas el 6 de julio.  Aún cabría añadir una tercera pieza collage Site-specific, creada colaborativamente por la joven compañía de mujeres Inherente Teatro, titulada Agares que buligan gozando ao son dunha Habaneira que non é, y que se presentó en un tránsito desde el agua del mar hasta el interior de la Capela do Hospital, el 1 de julio.

A estas tres propuestas me volveré a referir en el repaso que voy a hacer un poco más adelante a los espectáculos de la XXXIV MITCF.

Antes quiero detenerme en el I TORNEO DE DRAMATURXIA DE GALIZA, organizado por la MITCF y por DramaturGA (Asociación Galega de Dramaturxia). Una iniciativa de Esther F. Carrodeguas y Santiago Cortegoso que tuvo un enorme éxito como espectáculo.

En el ring escénico de Salasón 6 textos breves para competir bajo el arbitrio del público que abarrotaba la sala.

Fue tal la afluencia que tuvieron que quedar fuera unas cincuenta o sesenta personas.

Dentro de Salasón el ambiente era festivo y electrizante, con el público sentado alrededor de mesitas con sus copas y sus papeletas dispuestas para votar su pieza preferida sin saber quién era la autora o el autor de la misma.

La maestra de ceremonias, Esther F. Carrodeguas, derrochando encanto y desparpajo. Las dramaturgas y dramaturgos en contienda, ocultos bajo el anonimato: Noelia Toledano, AveLina Pérez, Roi Vidal Ponte, Carlos Labraña, Julio Fernández y yo mismo. Sobre el escenario un magnífico elenco de actrices y actores, asignados a cada una de las 6 piezas por Cortegoso y Carrodeguas, que ensayaron un par de horas con los textos. Xoel Álvarez, Pepa Barreiro, Mónica Camaño, Antía Costas, Celina Fernández, Casilda G. Alfaro, Celso Parada, Zé Paredes, Adrián Ríos, Sonia Rúa, María Salgueiro y Lois Soaxe, fueron quienes actuaron, papel en mano, encima del ring escénico de Salasón.

La obra ganadora fue Os arroaces son uns animais sucios e desesperados de AveLina Pérez. Un diálogo entre una mujer sola y un robot de compañía, con quien se dispone a compartir una velada romántica. Una obra hermosa sobre la soledad en este mundo de relaciones digitales, también sobre esa desesperanza, que no tiene porque ser algo peyorativo, sino incluso liberador, en tanto en cuanto implica una conciencia.

María Salgueiro interpretó, llenando de humanidad, el diálogo con el simpático muñeco de alambres que estaba encima de la mesa y al que le daba voz profunda Lois Soaxe.

El “arroaz”, de la familia de los delfines, es un animal bello que, a menudo, podemos admirar en la ría entre Cangas, Vigo y las Illas Cíes. Difícil es verlo sucio y desesperado, por eso este título, que también es una frase del diálogo, se erige en esa contradicción casi absurda que conecta lo bello con lo sucio y lo desesperado.

Este I Torneo de Dramaturxia de Galiza puso el acento en lo textual, en la preeminencia de la acción verbal a través del diálogo teatral. Se trataba de 6 obras breves, para unos 10 minutos de duración escénica, y que contemplasen lo cómico en cualquiera de sus inflexiones dentro de toda la amplitud del término. Una de las condiciones es que debía de aparecer, de alguna manera, la premisa “un ridículo espantoso” y que debían ser escritas ex profeso  para el Torneo.

El torneo fue un espectáculo de éxito. La dramaturgia textual contemporánea gallega demostró su capacidad para jugar con la recepción desde muy diversas posiciones y perspectivas. En las 6 obras en contienda pudo, además, captarse un compromiso ético y humano en el que nuestras carencias, de una manera o de otra, pueden volverse risibles desde la comprensión de las mismas.

 

 

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