Sud Aca Opina

Inhalar vida, exhalar creación

Estoy suficientemente seguro de que todos nosotros, al llegar a un cierto grado de agotamiento, hemos suspirado o tomado aire para seguir adelante.

Aunque a veces no sólo se necesite de oxígeno para darle a nuestro metabolismo las condiciones necesarias para cumplir con su labor. También hemos necesitado de nuevos objetivos por cumplir o nuevas perspectivas para lograr aquella tarea que una y otra vez nos resulta esquiva.

El hombre es materia y espíritu por lo que así como la materia se nutre de materia, el espíritu debe nutrirse de experiencias espirituales, esas que no se explican y que solo se pueden sentir. Quiero dejar en claro que al decir experiencia espiritual, para nada me estoy refiriendo a religión alguna aunque a veces creamos estar tocando la divinidad por la energía maravillosa de algún tipo de vivencia.

Desde siempre las artes y sobre todo aquellas de la representación, han jugado con el sentimiento humano. No un juego de mera diversión sino ese juego incluso infantil de la primera edad donde los niños aprenden jugando.

Todos hemos sido niños y si somos capaces de sacarnos de la espalda la pesada mochila que hemos ido llenando de prejuicios a medida que crecemos, podemos ser niños aprendiendo del juego hasta el día en que no muramos de viejos sino que de niños.

Algunos encuentran ridículo o sentimental emocionarse ante una obra dramática, ya sea de ficción o inspirada en la vida real, e inmediatamente etiquetan al actor de actor y no se dejan llevar por la fantasía del creer que el personaje representado es real.

Parte del jugar es dejarse llevar por la fantasía sobre un escenario y creerla real. Sólo así podremos disfrutar de las alegrías o saborear el mal gusto de aquellas amarguras de lo representado. No en un afán de gozar descontroladamente o sufrir de forma masoquista sino en jugar a creer para aprender.

Cuando digo inhalar vida es aprovechar de todo ese aire lleno de misterios donde abundan paisajes, gentes, colores, olores, temperaturas, sabores y sinsabores, agrados y desagrados, ilusiones y desilusiones, penas y alegrías, Inhalar realidad para exhalar la creación de nuestra fantasía pues mientras más vivencias asimilemos, más caminos creativos se nos abrirán.

Negarse a ver y sentir lo evidente parece ser la postura de nuestros tiempos en que los niños ya no juegan con cajas de zapatos convertidas en poderosas naves viajando por el espacio para conquistar otros mundos. Ahora los que viajan a velocidades increíbles son sus pulgares por la superficie de una pantalla touch que los lleva a la des-imaginación de lo procesado.

No sólo seamos niños para dejarnos llevar al terreno de la imaginación sino que para jugar con otros niños cuyas mentes han sido secuestradas por la tecnología digital.

Seamos niños jugando a creer.

Dejémonos secuestrar por el objetivo supremo del buen arte, cual es llevar nuestras conciencias al terreno de los sentimientos y si es necesario paguemos el rescate para liberarnos del secuestro digital.

Sin restricciones inhalemos vida para exhalar la creación sugerida.

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