Críticas de espectáculos

Jésus Betz/La Troppa

Magia escénica
Obra: Jésus Betz
Intérpretes: Laura Pizarro, Jaime Lorca, Juan Carlos Zagal
Creada, puesta en escena y producida por: La Troppa
Casino Municipal –Miarritze- 20-10-04 – Festival Théâtre Franco-ibérique et Latino-americain
Los chilenos de La Troppa crean cosmogonías en donde pueden suceden los acontecimientos más inesperados. Son mundos que se rigen por otros tiempos, otros ritmos, otras motivaciones, pero que ayudan a descubrir el alma de unos personajes que representan con todo su rango esperpéntico y hasta melodramático, una vitalidad que arrastra con todos los condicionantes que sus propias dificultades le provocan, para superarlas y llevar una especie de vida semejante a la de cualquier otro ser.
En este caso Jesús Betz, nacido un 24 de diciembre, nos narra su peripecia, su historia, sus emociones, a través de una estructura dramática en donde la gran capacidad de ensoñación escénica lograda por los chilenos supera cualquier déficit oral, y se puede ver un bergantín navegando, o un circo arrasado por los fuertes vientos desérticos. Un ser, Jesús Betz, que nació sin brazos ni piernas, y que gracias a un gran dispositivo técnico lo vemos moverse por escena con su propio esfuerzo. Un gran trabajo actoral, un excelente diseño escenográfico, para conseguir la magia, exactamente, la magia escénica, a base de un cuidado tratamiento estético a todos los elementos y a jugar con un dispositivo mecánico encuadrador de las escenas, casi recordando las posibilidades visuales de un panel de pantallas, en otra pantalla gigante. Realmente impresionante.
Con todos lo elementos muy cuidados, con un esfuerzo de transformismo de los dos actores y la actriz, y la ayuda de dos colaboradores escénicos, la mecánica, la iluminación, el tempo, van causando una plácida sensación de encontrarse en un mundo donde la crueldad puede volverse amor, y en donde la fatalidad no es nada más que un efecto del ordenamiento del caos cósmico y no un destino cruel.
Optimismo bajo el dolor, voluntad positiva, casi conformista, cuando encuentra un trabajo de vigía con un viejo ballenero y pasa varios días sin comer para hacer mejor su trabajo, decisión para el amor, y al final, una salida labrada con esfuerzo. Todo ello contado con parsimonia, sin estridencias. Milimétricamente encajado para que ese juguete continúe ofreciendo imágenes que nos ayuden a completar esta vida de este Jesús que es una cabeza que piensa y un tronco que contiene un corazón.
Carlos GIL

Mostrar más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba