Entrevistas

Jorge Eines: «El teatro nos permite ensayar la vida»

El director y pedagogo Jorge Eines presenta este mes de abril (del 8 al 17) en el Teatro Español de Madrid su último montaje que es, al tiempo, el primero que realiza sobre una obra de William Shakespeare. Bajo el título de «RIII (La tragedia de Ricardo Tercero)», Eines y Miguel Ribagorda han creado una versión que sitúa la acción a mediados del siglo XX la II Guerra Mundial sacude Europa, crea nuevas fronteras y mancha de sangre el mapa político dejando borrones en forma de campos de exterminio, los Lager. En ellos, la historia de la Inglaterra renacentista parece repetirse; se gobiernan de forma absolutista, con despotismo, con el temor y la muerte como brazos ejecutores. Como telón de fondo el barracón de un campo de concentración. Delante, la escena. Estamos en el ensayo de Ricardo III. “Tienen” que representar una obra de teatro, les han dicho, para sobrevivir. Es la banalidad del mal. Los nazis disfrutan con el esfuerzo de los que creen que si hacen bien el trabajo, tienen el premio de la supervivencia. Una tortura refinada: creer que mientras ensayan se salvarán de la cámara de gas. Los prisioneros, en el Lager, se maquillan, se preparan, cosen vestidos inventados, vestidos para la función, comparten dos infiernos, el del Lager y el de la obra. La paradoja es que para soportar un infierno necesitan del otro. Al mismo tiempo, el Duque de Gloster, después rey Ricardo III, en su carrera al poder, ordena sacrificar a aquellos que se aventuran a analizar sus actuaciones y suponen una amenaza. Abusa despóticamente con el temor y la muerte como brazos ejecutores. Un Gloster con ambición desmedida pero también estratega, político, soldado, hipócrita y hasta enamorado. En definitiva, un ser humano (más ser que humano) que hace sufrir y también sufre. RIII habla de la muerte, de la libertad del poderoso para matar arbitrariamente en un entorno en el que lo único que sobrevive es el deseo de matar. La muerte, el asesinato, instaurado como norma por Gloster, a lo largo de la obra de Shakespeare, se vive, se sufre en el Lager. RIII, articulada en el Tercer Reich, une la historia del ser humano capaz de lo mejor y de lo peor, capaz de Hitler y de Shakespeare. Producida por Fedinchi, la obra está interpretada por Martijn Kuiper, Danai Querol, Carmen Vals, Daniel Méndez, Agnes Kiraly, Begoña Sánchez, Guzmán López y Carlos Enri. Resulta curioso que en la relación de obras que has dirigido no haya ningún Shakespeare hasta la fecha. ¿A qué crees que se debe?
A mi ignorancia. No me sentía capacitado para hacerlo. Durante mucho tiempo investigué la construcción del objeto escena Shakespeare con mis alumnos y hace tres años se produjo el milagro. Martijn y Danai me enseñaron que era posible. Su escena de Gloster y Ana en clase me hizo creer que ya estábamos preparados. Bueno ellos lo están. No estoy tan seguro en lo que a mí se refiere. No es realismo. No es expresionismo. Como se construye eso que hacen y dicen para que se entienda y no sea sólo palabras. Máximo de vivencia. Máximo de expresión verbal. Máximo de acción. Lo queremos todo. En todo caso es la dificultad. La de los tres máximos. Tengo suerte. Después y por todo esto puedo escribir libros. Ahora sale el sexto, Repetir para no Repetir y me doy cuenta que sin mis alumnos no habría escrito ni un solo libro.

Sin embargo no se trata de un Shakespeare como tal, sino unos personajes haciendo un Ricardo III. ¿Cómo ha sido el proceso de creación dramatúrgica en cuanto a las intenciones?
Doblar el entorno dobla la opción de trabajo. El Teatro no se hace con argumentos ni con signos escénicos por mas Shakespeare que sea. Se hace con eso que ocurre. El lager aporta mas territorio de creación de conducta. A eso nos dedicamos. Mientras construíamos lager nos olvidamos del Ricardo y tuvimos que rectificar. Rehicimos y nos pasamos al otro lado. Todo Ricardo III. Hace dos meses encontramos la síntesis. El equilibrio. De cualquier forma trabajamos sin red. Tenemos muy poco dinero y eso nos salva de defender tonterías. Cuando lo que se tiene es más que nada tiempo, es muy bueno. Darme cuenta de eso me ha salvado de hacer mucha basura.

¿Por qué casa tan bien ubicar a Shakespeare en la Segunda Guerra Mundial? ¿Lo hace más cercano, más tangible?
Es imposible ensayar la vida. Uno siempre fracasa. Sin embargo el teatro sí que nos permite ensayar la vida. Por eso hay que seguir testimoniando. Estamos mucho mas cerca de lo que creemos de un nuevo nazismo aunque se oculte detrás de supuestos democráticos. Creo que Robert Musil tenía razón. El arte es una evasión creativa de la realidad con el fin de volver a ella enriquecido.

El teatro, el arte en los campos de concentración, es una paradoja tan extrema que ha inspirado muchas obras de teatro como ‘Himmelweg’ (que has dirigido hace poco) o ‘Sigue la tormenta’ de Cormann, entre otras. ¿Se trata de ver que los nazis son como vuestro Ricardo, ‘seres humanos (más seres que humanos) que hacen sufrir y también sufren’?
Es la condición humana. Soportar que el ser humano es capaz de lo peor pero también de lo mejor. Nada ilustra mejor esa condición que los regímenes como el nazismo. Incluso en las peores películas de propaganda americana después de la guerra había un nazi bueno y arrepentido. Bah… eso… la condición humana. Después de ‘Himmelweg’ en el San Martin me quedaron cosas por decir. Incluso así se lo dije a Mayorga en el estreno en Buenos Aires. El espectáculo fue muy premiado pero yo sabía que tenía que investigar por otro lado con mis actores para contar algo que no habíamos contado. Son deudas con uno mismo y yo tiendo a pagarlas.

¿Tus orígenes judíos tienen relación con la obra?
Soy judío. Entre otras cosas porque en la Alemania nazi no te dejaban no serlo si tu familia lo era. Aunque fueras a la Iglesia todos los Domingos. No quiero regalarle a la derecha la ética de los judíos que es mucho más que la política actual del gobierno de Israel. Cuba e Israel en universos tan diferentes me provocan lo mismo. Cuando me recuerdan lo mal que lo hacen yo recuerdo con mas fuerza los logros obtenidos.

¿A través de unos mismos personajes se pueden dar distintas miradas de la muerte?
Hay dos muertes que me interesan. La de matar en Ricardo III para tener el poder y nunca tener nada. Es decir el poder y la fama como muertes prematuras. No hay mas que mirar a nuestro alrededor. Los políticos quieren el poder para morirse antes. La otra muerte es la cotidiana en el lager. ¿Como se vive con eso? La ausencia de deseo o futuro. ¿Era así? ¿En los campos no miraban una flor y se emocionaban? ¿No eran capaces de oler la primavera o elegir el suicidio como última realización personal?

Los protagonistas de RIII ¿son personajes dobles o personajes duales? ¿Cómo es Ricardo III en el Lager?
Ricardo en el lager es judío y gay. Solo le faltaba ser negro. Es músico y cuando es Ricardo III es el mejor actor del universo. ¿Sabes por qué? Porque descubre el arte para que la realidad no lo mate. Y eso le pasa a Tyrrell y a la reina Isabel y a Hastings y a la loca de Margarita o al bueno de Clarence. Son personajes de William Shakespeare que viven un rato en la imaginación de un espectador porque los actores no pueden vivir sin actuar. En el lager y en la vida de nuestra España actual.

Dices que los tres pilares de todo proyecto son, el espíritu, la obra y los actores. ¿Puedes definir brevemente cómo son esos tres pilares en este montaje?
El espíritu es el deseo de estar juntos y actuar que nos reúne como colectivo. El tema del narcisismo y el talento no es fácil de asumir para que nos reúna lo espiritual. Bueno… lo trabajamos. Gente con calidad humana jugando para el proyecto. Como el talento siempre juega para sí mismo, cada uno debe dar su propia batalla. La obra son los datos que nos han inspirado para estar más de un año dándole vueltas al tema… y eso es muy complejo porque siempre vendrá alguien y dirá que Shakespeare no es así… Pero bueno… hay un tronco común, un deseo de pertenecer a un grupo humanos con acuerdos razonables. Una base técnica que nos llama y que se ha conseguido con algunos años de trabajo. Sólo eso es lo que tenemos. Años de trabajo. Bien… al reunirnos yo les propongo entender la acción no como puente sino como dinamita. Romper el lazo entre pensar y actuar desde la imaginación y la ruptura con la tradición y lo televisivo. No somos intermediarios de nadie. Ni siquiera de Shakespeare. No negociamos entre ideas y realidades. No es un baluarte la estúpida naturalidad americana. Bah… un desastre. Como no tenemos nada, hay que inventarlo todo. Eso es lo que en el fondo nos reúne. Inventar. Para no morirnos. Como en el lager.

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