Y no es coña

La felicidad es cosa de zonzos

Estaba rumiando sobre esta entrega de cada lunes mientras a mi alrededor sucedían cosas que me acercaban a un estado de equilibrio con la naturaleza y mis demonios internos, cuando quien conmigo andaba recibía un comunicado de las nuevas restricciones en Extremadura, que se unían a las que anunció el presidente de Andalucía, que a su vez se añaden a las ya existentes en diversas zonas de la península ibérica. Estamos rodeados, somos como un barquito de papel en una cascada pirenaica. La incertidumbre es nuestra segunda piel sicológica. Y las Artes Escénicas, la Cultura en vivo y en directo sigue siendo algo que no se detecta como esencial. Y duele. Pero vamos a convivir con este estigma durante mucho tiempo. 

 

Las diferentes medidas tomadas en diferentes comunidades no ayudan a calmar el ánimo, por lo que el cansancio se apodera ante ciertas circunstancias, y voy a referirme a dos Festivales, importantes, en diferente grado, que son una fuente de noticias que, fuera de pandemias y circunstancias, nos soliviantan, porque se trata de mostrar a las claras, deficiencias estructurales, actitudes que se dilucidan en los tribunales y que ello, en buena lógica no ayudan ni a los propios festivales, ni a la Cultura en general, ni a las Artes Escénicas en particular.

El festival de Mérida es un compendio de circunstancias y sospechas que empiezan a desbordar hasta al más aguerrido vividor en los conflictos y las desafecciones. Un responsable económico del Patronato, está siendo juzgado por supuestos delitos cometidos antes de la etapa de Jesús Cimarro. Pero ahora mismo una resolución hace que la decisión personal del actual responsable del Patronato de anular todos los proyectos que competían con el de Pentación para que la adjudicación fuera directa a la empresa de Cimarro, vuelva a su inicios y se incorpore de nuevo la UTE que había sido apartada de manera sospechosa. Se pueden presentar recursos, se puede prorrogar el pleito y se puede volver a la circunstancia de la edición de este año, sin concurso, concesión directa a Pentación. Si el tiempo apremia, hasta puede parecer lógica esta repetición, pero este festival necesita orearse y que entre aire fresco, ideas adecuadas a sus objetivos fundacionales y regeneración de procedimientos, estructuras y programaciones.

Además, aparecen noticias basadas en datos oficiales de la propia Junta en la que se detecta un sobrecoste muy elevado en partidas de dirección de los Premios Ceres, organizados también por Pentación. Son demasiados puntos de sospecha que deberían aclararse de manera definitiva, además de en los tribunales, en la gestión política, que es la que determina los nombramientos, las convocatorias, la protección de los derechos de todos los concurrentes, de la ciudanía, del propia festival y de la Cultura, en su expresión más sublime: las Artes Escénicas.

El otro festival que empieza a parecerme un oscuro ejercicio de cinismo, paracaidismo y falta de rigor es el recién terminado FIT de Cádiz. Tengo delante las declaraciones de la pareja de directores en un periódico gaditano y no puedo sentir otra cosa que estupefacción. Está claro que manejan perfectamente la propaganda, que no tienen muchos escrúpulos en decir las tonterías más grandes con una firmeza del ignorante arrogante. Ellos se definen como escaladores. Y eso es lo que son, unos escaladores natos, que con un mínimo currículum y amparados en zonas políticas concretas han ido adquiriendo valor de mercado y que de repente, en una de las decisiones más lamentables del INAEM, los colocan, con la anuencia del Ayuntamiento de Cádiz, al frente de un Festival Iberoamericano de Teatro con más de tres décadas de vida, que desconocían, que no siente como propio y que desde su nombramiento no han hecho otra cosa que despreciar lo existente, rodearse de sus amigos y socios, hacer una programación de mercado, nada de festival, creerse que son los inventores de la sopa de ajo, descubrir ellos Cádiz, y tratar a su ciudadanía y sus públicos como alienígenas, como catetos. Ellos que vienen de Madrid, donde su paso fue efímero en el Conde Duque o de Birmingham con un festival periférico de emergentes, y que les han dado un presupuesto que no ha servido para otra cosa que de base de auto-propaganda intentar consolidar su perpetuación en la dirección de algo que nada tiene que ver con los objetivos con los que fue creado el FIT y que en los años anteriores, con mayor o menor acierto ha contribuido: la creación de un marco común de referencia de ida y vuelta entre América y la Península Ibérica de espectáculos dramaturgias y tendencias de las artes escénicas más relevantes en el campo NO COMERCIAL. 

De acuerdo, la pandemia es la gran coartada. No ha habido tiempo suficiente. No tenían ningún proyecto, eso es obvio, se lo han ido haciendo, pero ahí es donde las instituciones, especialmente el INAEM que es el que pone más dinero debe asumir sus responsabilidades. Mi pregunta a los políticos es: ¿Este nombramiento responde a una estrategia para quitarle el contenido iberoamericano a este festival y convertirlo en uno más de mercado? Si la edición del 2021 va a ser menos “teledirigida”, están tardando mucho en abrir la convocatoria para que democráticamente se puedan presentar otras ofertas. ¿O es que ya saben que va a ganar esta pareja porque van a poner un jurado “imparcial” de expertos como sus asesores de este año?

Y ahora quisiera decir algo que se mueve entre lo personal y lo profesional. Desde hace décadas la revista ARTEZ colaboraba con el FIT con un suplemento que se encartaba en nuestra edición ordinaria, con una distribución variable y menguante en estos años, pero que en su mejores momentos era de cuatro mil ejemplares. Además, se repartían un millar más suelto entre compañías, invitados y centros culturales gaditanos. Las circunstancias económicas nos obligaron a todos a ajustarnos a la realidad, y no subió el coste que pagaba el FIT sino al contrario, bajó o se congeló. Pero era una de nuestras contribuciones a este encuentro, al que acudíamos, para ver, conocer, aprender, debatir, saber de las novedades editoriales teatrales de allá y de acá. Algo que se han cargado de un plumazo (siempre nos quedará la excusa de la pandemia para hace otro tipo de relaciones personales, interesadas y muy sectarias). 

El equipo de dirección ignoró, porque lo ignoraba previamente, tanto a ARTEZ, como a www.artezblai.com, que desde 2001 ha sido un puente entre teatristas iberoamericanos y que el Boletín de los lunes que se acerca a su número 1.000, alcanza a más de veinte mil suscriptores, y tuvo que ser a base de insistencias diversas que nos derivaron unos anuncios menores, cuando a otras revistas que jamás se habían interesado fueron invitadas y tratadas como amigos y socios. Esto no es una rabieta, he esperado hasta ahora que ha terminado, y no estoy haciendo ningún juicio de lo presentado, porque no lo he visto in situ, aunque algunos espectáculos sí los conocía de verlos en otros festivales o teatros, ni coloco las quejas que otras personas o entidades me han hecho llegar. Es cierto que el tono propagandístico de todas sus comunicaciones, me hacen sospechar. Tuve un encontronazo en una red social y al solicitar a quien contestaba altaneramente en nombre del FIT que se identificara se cortó la comunicación. No parecen entrenados para la contradicción, ni para la educación con los que no consideran a su servicio, ni conocen la cortesía. Me refiero a asuntos concretos, de desprecio, de acabar con una relación que no tenía porqué continuar, pero que no costaba nada mandar un correo, una llamada y explicar la situación. Parte de la estructura del festival son amigos, vienen de la etapa anterior. No he hablado con ellos. No han hablado conmigo. Nos hemos comportado profesionalmente con respeto, decoro, aprecio y distancia, para no contaminarnos. Otros de los allí presentes en la ciudad me han hecho llegar sus opiniones que no trasmito, simplemente ayudan a hacerme una composición de lugar.

Pero hay cosas que son sintomáticas: el desprecio por las ideas, el adanismo, el tono de invasores, de paracaidistas que vienen muy bien arropados por el INAEM y se supone que la alcaldía de Cádiz, ese señor que jamás fue a ver una obra del FIT en la etapa anterior, lo que es un desastre político, a mi entender. Y ahora algo que he dicho arriba, había debates, ponencias, una actividad intelectual y académica de primer orden. Y se presentaban las últimas publicaciones. He visto una foto con unos cuantos intervinientes este año y seguro que este equipo de dirección no sabrá, ¿para qué si le dan el FIT sin saber nada?, que esta editorial Artezblai, ha publicado hace ya unos años obras de Gabriel Calderón, Sergio Blanco, Abel González Melo, lo mismo que el ensayo ganador del Premio Internacional de Ensayo Teatral 2010 de México que convocábamos junto a instituciones públicas mexicanas y la revista Paso de Gato, que correspondió a Shaday Larios Ruiz. 

Es decir, que algo tenemos que ver, de verdad, de manera orgánica, con el teatro iberoamericano, desde hace años, en mi caso desde mucho antes de crearse el FIT y de la llegada de la democracia, ya que fui director del grupo de teatro TEHA, Teatro Experimental Hispano Americano del Instituto Catalán de Cultura Hispánica de Barcelona a finales de los sesenta y principios de los setenta del siglo pasado, por lo que se trata de una vocación y que conocemos al dedillo el FIT, el de antes, el de verdad, no este postmoderno, de mercado, y que hubiera estado bien el INAEM en no intervenir de una manera tan grosera en esta deriva. Pero en esa entrevista de autobombo que he mencionado hace unos párrafos, con toda la arrogancia del mundo, desde una mirada incalificable por su inconsistencia política aseguran que esta edición “se ha convertido en un símbolo de la resistencia”. ¿Resistencia a qué? ¿A la historia, a darle continuidad a un proyecto que necesitaba revisión no destrucción por ignorancia y falta de rigor profesional y política? Se deben pensar que son el Dúo Dinámico del teatro institucional.

Sé que me condeno de nuevo a las represalias del INAEM, que ya son una constante desde hace décadas, de las que puedan ejercer esta pareja a los que no creo tenga el placer de conocer directamente y si es así, que me perdonen porque no los recuerdo, de todos sus amigos de hoy, que ayer lo fueron de otros, y que mañana veremos de quién son. Nuestro deseo es que exista algo de decencia, transparencia y ética y si hacen una convocatoria pública no esté marcada de entrada. Alguno de los problemas mencionados en Mérida es por esta cuestión, por crear una convocatoria que parece nominativa y que se recurren y se tiran para atrás creando un vacío de legalidad que poco ayuda a la causa. 

Por lo demás muy bien, me mantengo en la convicción de que la felicidad es un estado de ánimo que cuando se cronifica te vuelve algo zonzo. 

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