Y no es coña

La gota fría y las circunstancias 

Cada semana hacemos un recorrido por tierra, mar o aire para desplazarnos a los lugares donde se están celebrando eventos relacionados con las artes escénicas. En el mes de octubre, es imposible llegar a todos. Es cuando se concentran muchas de las citas imprescindibles. Y debemos ir siempre con la lengua fuera y dependiendo de los transportes públicos por decisión meditada. Por lo tanto, estamos atentos a la autoridad competente y a los elementos, y si hay gota fría, tormenta en el Mediterráneo, lo que es un viaje sencillo, se convierte en una Odisea. Ir de Madrid a Mahón, es un viaje sencillo, pero si se retrasa la salida por cuestiones nunca explicadas, y sale dos horas y media más tarde, significa que no se llega a los actos programados para la presentación de las ediciones de la obra ganadora del Premi Born del año anterior. 

Por lo que los que venían de Galicia y un servidor, llegamos a la cena, muy agradable, pero se tuvo que aplazar la presentación al día siguiente, justo después de la proclamación de la ganadora del correspondiente a este año de 2018, la edición 43. Una historia de la literatura dramática. Y en sus carpetas, donde se guardan sin abrir los cientos o miles de obras presentadas, se puede hacer un estudio casi global de las tendencias, ilusiones, perdedores circunstanciales, obras no premiadas que después fueron un éxito y un largo etcétera de circunstancias que se pueden encontrar en ese precioso archivo. Un estudio que nos depararía muchas anécdotas y nos enseñaría la trayectoria del premio, sus jurados y de algunos autores y autoras en estos cuarenta y tres años.

Por cierto, la ganadora, Ruth Gutiérrez, es la tercera mujer que gana el Born. Teresa Cunillé lo ganó en dos ediciones.

Pero al día siguiente teníamos que volver hacia Madrid para empalmar con un tren que nos llevaría a Sevilla donde cambiaríamos de vía y de tren para llegar hasta Cádiz, donde están en marcha el FIT, en su edición número 33. Y digo que el último tramo del viaje parecía que se acaba el mundo, la tormenta, gota fría o lo que fuera echaba agua a raudales. Pero llegamos.

El FIT es un lugar de encuentro, una cita para retomar conversaciones cortadas hace unos meses o años, para chequear el estado del teatro iberoamericano, para comprobar los cambios generacionales, las expectativas nuevas. Creo que conviven en estos días tres generaciones de teatristas iberoamericanos y eso siempre contribuye a un intercambio de sensibilidades, de opiniones sobre el propio hecho teatral, y no siempre se corresponde la apertura de miras, la disposición a absorber lo nuevo, intrincado, fragmentado o con nuevos lenguajes con la juventud del receptor. Algo es obvio, evidente, contrastable y generador de esperanzas. Las mujeres tienen cada vez más presencia, no solamente sobre la escena, sino en todos los rubros de la creación, el pensamiento, la dramaturgia, la investigación y la dirección, a la vez que en algo muy significativo: la distribución. Falta que aumente en la parte contratante, la programación de los espacios, pero todo se andará. Y eso se detecta a simple vista. 

Esto acaba de empezar, iremos viendo. El tiempo acompaña para disfrutar de esta bella ciudad. Los espectáculos que hemos visto, nos han agradado, otros ya los teníamos visto de antes. Mantenemos viva la reflexión, debate, discusión, sobre el trato que se le dispensa al teatro iberoamericano en los teatros españoles. Los motivos por los que después del esfuerzo que se realiza para estar en Cádiz, los grupos y compañías no encuentran más acomodo en otras programaciones. Son muchos años frente al mismo muro de las lamentaciones. Seguro que algo se ha avanzado, pero con apuestas muy seguras. Autores ya consagrados, espectáculos con muchos años de vida y éxitos globales que ahora pueden girar con giras organizadas con sentido común. Toda una sintomatología que según quién la mire dice que se agrava y otros dicen que se alivia. A nosotros nos parece poca, muy poca la implicación real de los teatros de titularidad pública de España con el Teatro Iberoamericano en general. 

Para ampliar la sensación de inseguridad, Iberescena está en pleno cambio, a final de año deja la secretaría técnica Guillermo Heras, algunos países tienen problemas económicos y han bajado su contribución, la presidencia está en manos del director del INT argentino, institución que está sufriendo una convulsión interna bastante espectacular, y como esto del teatro es tan frágil, nos dedicamos a encomendarnos a todas las diosas para que nos quedemos como estamos, porque a peor siempre podemos ir.

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