Críticas de espectáculos

Luci mie Traditrici/Salvatore Sciarrino/Teatro Comunale de Bolonia

Una ópera contemporánea

El director artístico Nicola Sani prosigue en su línea, adoptada por todos los grandes teatros líricos, presentando en cada temporada una ópera contemporánea. La del año pasado, Il suono giallo de Solbiati, ganó el premio «Abbiati» para la novedad italiana más destacada de 2015. Este año se trata de la partitura del compositor italiano contemporáneo más importante, que acaba de obtener el «Leone d’Oro» a la carrera de este mismo 2016. Ha redactado también el libreto basado libremente en Il tradimento per l’onore de Giacinto Andrea Cicognini (1659).

Luci mie traditrici, estrenada en 1998 en el Festival de Schwetzingen, se ha representado muchas veces en diferentes países del mundo, más bien en forma de concierto, pero es la primera vez que se hace en una Fundación lírica italiana en un nuevo montaje firmado por el conocido director alemán Jürgen Flimm en coproducción con la Staatsoper unter den Linden de Berlín. El estreno ha tenido lugar en el Teatro Comunale de Bolonia y sólo después se representará en Berlín.

Elegantes cuadros, magníficamente iluminados, nos introducen en un jardín y en un salón burgués donde se desarrolla la historia siempre actual del marido traicionado, que al final mata a su mujer y al amante. Eficaces los signos no verbales que emplea Jürgen Flimm para anunciar desde el principio que de tragedia se trata. La gota de sangre que sale del dedo de la Duquesa y que hace desmayar al Duque, por un lado preanuncia la sangre que se verterá al final y por otro denuncia la debilidad de Malaspina, la misma debilidad que le llevará al delito. Un delito que aletea durante toda la función. El acertado vestuario subraya, a veces de manera irónica, el carácter de los personajes y las situaciones.

Magnífica la ouverture de la ópera, con un coro de voces blancas detrás del proscenio que canta algunos fragmentos de la elegía de Claude Le Jeune (1608). Volveremos a escucharla también en los tres intermezzi, pero transformada a medida que va desestructurándose la refinada escenografía, para derrumbarse al final. Una mención especial para la batuta de Marco Angius, que, sin olvidar nunca a los cantantes, ha dirigido con devoción una orquesta que ha sabido ofrecer una instrumentación magnífica y rica en detalles. El sonido llegaba a subrayar los espacios interiores y exteriores, las horas del día y de la noche a través del canto de las cigarras, de los grillos y otros típicos rumores nocturnos. Una música concreta que revela la respiración, los latidos del corazón y también con percusiones, cada vez más roncas al acercarse la tragedia.

El reparto es de gran altura y todos son expertos actores además de cantantes con buenas voces. La soprano Katharina Kammerloher es una magnífica y ambigua Malaspina que refleja el desasosiego de la mujer de hoy cuando se le impone una vida vacía. Extraordinario el barítono Otto Katzameier, un duque víctima de su propia debilidad. Muy bien Lena Haselmann en travesti en el papel del hechicero y ambiguo amante. Eficaz la comicidad de Christian Oldenburg, el criado enamorado de su dueña que, al final, se transforma en malvado espía. Un espectáculo de alto nivel, refinado y cautivante que ha entusiasmado al público que ha aplaudido y ovacionado repetidamente a todo el equipo.

Magda Ruggeri Marchetti

«LUCI MIE TRADITRICI» DE SALVATORE SCIARRINO EN EL TEATRO COMUNALE DE BOLONIA

Director musical: Marco Angius. Director de escena: Jürgen Flimm. Escenografía: Annette Murschetz. Iluminación: Irene Selka. Vestuario: Birgit Wentsch.

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