Velaí! Voici!

Marlene Monteiro Freitas, Sofia Dias & Vitor Roriz, Elizabete Francisca, Marie Chouinard. X GUIdance 2020

¿Se puede recordar la danza? Sí se puede. Igual que se pueden recordar experiencias y vivencias intensas. Porque la danza, además de otras cosas, es también una experiencia y una vivencia intensa y extensa, que se expande. No solo bailan las bailarinas y los bailarines en el escenario, también baila, en otra medida, la espectadora y el espectador. ¿Se puede pensar la danza? Sí se puede. Igual que se piensa incluso el amor, igual que se piensa el sexo, igual que se piensa la muerte, aunque de ésta ningún ser vivo tenga experiencia directa.

 

En el artículo de esta semana, me dispongo a seguir recordando y pensando la danza que el X GUIdance de Guimarães (Portugal) nos ha brindado.

¿Quién ha dicho que la danza es un arte efímero? El arte no es un consumible obsolescente o fungible. El arte se expande, nos reconstituye. Y los ejemplos que voy a recordar y pensar, a continuación, son prueba de ello.

Comenzaré con una fiera de la danza:

¿Quién es MARLENE MONTEIRO FREITAS?

Quien estuvo el 13 de febrero de 2020, en el X GUIdance, viendo BACANTES – PRELÚDIO PARA UMA PURGA, sabe que Marlene es un portento. Un portento como bailarina, con esa electricidad y esa definición exacta en el movimiento, con esa capacidad para jugar con máscaras faciales, como si su rostro fuese, en si mismo, un escenario sorprendente. Y un portento como coreógrafa, que nos presenta una pieza entre Apolo y Dionisio, mucho más dionisíaca que apolínea. Una pieza desbordante de imaginación y creatividad, en la cual la danza se teatraliza y se musicaliza para ofrecernos imágenes fantásticas, oníricas y bellas, en contraste con imágenes provocadoras, polémicas, atrevidas, de esas que le dan la vuelta al decoro.

Una troupe integrada por un quinteto de trompetistas, que también danzan y hacen sketches cómicos, igual que el resto del elenco, que bailan, cantan y juegan a diferentes simulacros, entre los que surgen escenas circenses, escenas alucinantes, escenas sensuales, incluidos algunos momentos de twerking masculino. 

El escenario convertido en una especie de instalación, llena de objetos: un espejo, que nunca se utiliza de manera explícita, taburetes individuales y, sobre todo, atriles plegables que, a través del juego, se transforman en instrumentos musicales, armas, máquinas de escribir, máscaras, muletas, paraguas… y un sin fin de posibilidades. Atriles que se descabezan, que se desarman, que se lanzan…, pero que nunca sirven para sostener un discurso o unas partituras prefijadas, como sería el uso habitual. Quizás porque estas BACANTES – PERLÚDIO PARA UMA PURGA, son, precisamente, eso: una purga de lo discursivo, una purga de lo coreográfico, que, aquí, explota con esa efervescente creatividad.

Una pieza de dos horas de duración, plena de sorpresas, de momentos de humor atípico, con mucho viento, no solo debido a la instrumentación musical, y con mucho fuego.

Una de las cosas que más me fascinó fue la actuación, la plasticidad de los rostros, con la composición de diversas máscaras faciales, danzando con la composición física del resto del cuerpo, con diferentes actitudes y movimientos, unas veces más marcados y coreografiados, incluso en coro, al unísono, y otras veces con una aparente libertad, dentro de una especie de paisaje escénico heterogéneo y diverso.

Este trabajo de estilización del movimiento, muy marcado y alejado de lo ordinario o previsible, es, en todo momento, alimentado por una autenticidad muy singular de cada bailarina y bailarín. Este trabajo tan artificioso es, sin embargo, interpretado desde una convicción y una verdad que nada tienen que ver con poses o fingimientos. Y esto hace que esas dos horas desbordantes de la pieza resulten asombrosas y nada sobre, pese a la enorme cantidad de estímulos, pese a la acumulación intensiva de acciones. Una acumulación y una cantidad sustentadas por una calidad fuera de lo común.

No es extraño que Marlene Monteiro Freitas conquistase el León de Plata de la Bienal de Danza de Venecia.

Yo ya había quedado profundamente impresionado con su desbordante JAGUAR en el GUIdance 2018. 

SOFIA DIAS & VITOR RORIZ: O QUE NÃO ACONTECE es una potencia, o sea, es todo aquello que puede acontecer estimulado por la danza, que puede pasar del cuerpo a las palabras.

Eso fue lo que sentí el 14 de febrero de 2020, día de San Valentín, en el X GUIdance.

Me gusta mucho la pareja Sofia Dias & Vitor Roriz. No les conozco personalmente, pero me gusta su presencia real en escena, el tipo de relación que se establece entre ellos dos y entre ellos con nosotras/os.

Entre ellos dos se percibe un entendimiento más allá de las palabras e incluso de las miradas. Creo que no necesitan mirarse para actuar en relación. Creo que no necesitan las palabras para entenderse, para saber. Y quizás es, precisamente por eso, por lo cual las palabras que utilizan y las miradas se convierten en un juego preparado para lo extraordinario. Una relación de simbiosis profunda que, sin embargo, no se nos revela como sentimental ni desigual. La horizontalidad y la no jerarquía embellece el dúo y su interactuar.

Me gusta mucho, también, la capacidad que tienen para hacer un diálogo, desde una dicción más que realista, real, natural, orgánica (organizada de manera sencilla y convincente), sin afectación, sin declamación. Ese modo de decir en escena que no es ostentoso ni grandilocuente y que, por tanto, resulta muy próximo. En contraste con un movimiento lleno de pequeños gestos entrecortados, pero, al mismo tiempo, fluidos.

Un diálogo referencial que ilustra o describe hechos y acciones que sucedieron fuera del aquí y ahora de la performance, que suceden en el texto verbal y se abren en nuestra imaginación. Por ejemplo, la fábula onírica del venado atropellado en la carretera, del cual solo se distinguen dos órganos: el corazón y el estómago. Ese venado en el que fue convertido él, cuando miró para ella desnuda. “Es difícil hablar con esta lengua de venado” dice él. El deseo, quizás, está situado, metafóricamente, en esos dos órganos, en el corazón y en el estómago. También el enamorarse y el amar. Pero quizás esta interpretación mía no es más que el influjo perverso del San Valentín.

La cuestión es que las palabras, en el diálogo, son reales y el diálogo es realista, sin recurrir, por eso, a la función pragmática y utilitaria de la lengua, sin buscar un objetivo (como acontece en el diálogo dramático). He aquí, por tanto, un diálogo posdramático, abierto a la generación de imágenes despegadas de lo ordinario.

Otra flexión de la palabra en esta pieza, y también en la poética de Sofia y Vitor, que pude comprobar en otras piezas, es la coreográfica, cuando hacen danzar la palabra de un modo análogo a cómo danzan los cuerpos. Entonces el cuerpo de la palabra adquiere una fisicalidad extraordinaria, plena de juegos sonoros y musicales, en una composición hecha de repeticiones, variaciones homófonas y asociaciones semánticas y/o morfológicas, secretamente misteriosas. Por ejemplo, el juego con la segunda y la primera persona, “Tú” – “Yo”, en repetición, para evolucionar a “Más” – “Cerca” – “Calor” – “Aire” – “Ojos”…

El placer de ver a dos artistas hacer aquello que más les gusta hacer, en una poética ya muy propia, a la cual se mantienen fieles.

El placer de esa indeterminación de O QUE NÃO ACONTECE, pero es evocado, sugerido, en una tendencia a la abstracción. El placer de un juego de pronunciación que, no obstante, no se pronuncia, no emite opinión sobre los aspectos controvertidos de la actualidad, ni parece querer convencernos de algo, como muchas veces acontece en el teatro. Porque lo que acontece realmente aquí, en esta pieza, es el arte, lo humano como juego emancipatorio de las necesidades básicas y de las miserias. Y eso, no es poco. El resto ya lo tenemos en la calle, en nuestro día a día, en la prensa, en la televisión, etc. Por tanto, es un placer tener la oportunidad de presenciar y compartir O QUE NÃO ACONTECE.

ELIZABETE FRANCISCA: DIAS CONTADOS podría ser una deconstrucción de la reconstrucción que el turismo inflige a nuestras ciudades, hasta el punto de desahuciar a las personas que en ellas habitan y hacen su vida.

DIAS CONTADOS fue estreno absoluto del X GUIdance, el 15 de febrero, en la Black Box del CIAJG, con Elizabete Francisca y Vânia Rovisco en escena.

Lo primero que cautiva nuestra atención es el discurso da Vânia Rovisco, sentada en medio del escenario, como quien ofrece una conferencia de prensa, con el micrófono en mano, explicando las ventajas del progreso en las ciudades. Un discurso sarcástico que ironiza sobre algunos de los tópicos de la globalización, acompañados, con toda esa serie de terminología invasora de nuestras lenguas: “cool”, “coworking”, “trending topic”, etc. etc. Esos conceptos que entretienen las vidas de la juventud con nuevos hábitos destinados a su sumisión.

“Las personas tienen que moverse, tienen que adaptarse y quien no se adapte tiene que irse. […] Yo también fui pobre. […] Algunas personas no quieren trabajar, prefieren tener el subsidio de desempleo.” Dice la conferenciante, ironizando sobre esos tópicos que están en la calle y que delatan la obediencia de la población. Incluso se instala, en su discurso, una sutil parodia sobre la enfermiza obsesión por ser y estar en lo “completamente contemporáneo”.

Mientras Vânia Rovisco esgrime su afilado discurso sobre la gentrificación, en esa fina parodia da su defensa, Elizabete Francisca, vestida a la moda, transporta planchas de aluminio, de esas que hacen de barreras en las obras y construcciones, y con un taladro perfora y trabaja en ellas.

En el fondo del escenario, un enorme elemento de aluminio delimita el espacio y, en algunos momentos, refleja la luz de manera que casi hiere nuestra mirada. La gestualidad práctica y laboral de Elizabete, en las actividades de acarrear y disponer planchas de aluminio y otros elementos de construcción, contrasta con su apariencia externa, vestida “trendy” y no con ropa de trabajo, vestida como viste la conferenciante que esgrime esa defensa de la transformación de las ciudades en parques temáticos turísticos. Una metáfora, quizás, de la sumisión de una parte de las personas que, por estar a la última, consienten y acatan esas transformaciones.

El espacio sonoro hace música con los ruidos ensordecedores, casi como de guerra, de las obras. Las planchas de aluminio vibran con la tormenta sonora. Los clímax de DIAS CONTADOS se producen por los efectos sonoros, próximos al terremoto, mientras las dos mujeres deambulan con una urgencia vacua, de quien no va a ninguna parte.

Los temblores y oscilaciones del cuerpo de Vânia, frente a la barrera de aluminio incandescente, hasta chocar con ella, bajo la estridencia atronadora del sonido, es uno de los puntos culminantes de la pieza. Con la bailarina incrustada, en posición invertida, con la cabeza en el suelo y los pies en el aire, en medio de la barrera de aluminio.

El trabajo con objetos: el balde de aluminio, los tacos de plástico de juguete para construir, la estructura metálica de un colchón, un pedazo de tubo, un trozo de una placa de escayola y un martillo, etc. constituye un juego muy atractivo porque descontextualiza los objetos y los transporta hacia la abstracción del poema escénico y también hacia el extrañamiento inquietante.

Hay una lucha invisible en esta pieza, una reivindicación, que se traduce en unas atmósferas sonoras, lumínicas y físicas entre el heavy metal y el rock, sin ser heavy metal ni rock al uso. Velahí el final de la pieza, con Elizabete en la soledad, deconstruyendo una melodía herida en un bajo eléctrico, sentada en el suelo. 

COMPAGNIE MARIE CHOUINARD: THE RITE OF SPRING y HENRI MICHAUX: MOUVEMENTS cerró el X GUIdance, el 15 de febrero de 2020, en el CCVF.

La Consagración de la Primavera de Marie Chouinard nos ofrece la delicia efervescente, festiva y sensual, de los impulsos vitales y, por tanto, motrices, que circulan bajo la música de Stravinsky, eliminando el sacrificio de la joven.

Los cambios, nacimientos y renacimientos de la primavera, están exentos de sacrificio o de dolor. Contrariamente, convocan en escena figuras de resonancias mitológicas, próximas a faunos, flores, insectos y otros animales fantásticos, que evolucionan bajo círculos ígneos de luz cenital.

La coreografía se compone de una arquitectura espacial, que calcula al milímetro los efectos plásticos y visuales de las diversas posiciones, en las que juegan las bailarinas y bailarines. La multiplicidad de solos, contenidos en hornacinas de luz cenital circulares, que se encienden y apagan aquí y allá, se unifican por los ataques de movimiento, en contraste con la ondulación de la columna vertebral y los juegos de simetrías. Esos solos se rompen en diversos momentos para formar dúos de sensualidad abstracta y reminiscencias míticas. La ondulación del tronco y el contacto de pecho contra pecho, puede ser un ejemplo de combinaciones que suavizan la animalidad y el instinto.

La Consagración de la Primavera es de una delicada y exuberante belleza, en el uso de los cromatismos. El suelo azul o ámbar y los cuerpos, semidesnudos, dorados por la luz. La importancia de la piel y de las diferentes constituciones físicas del elenco, para trazar una selva multiforme y rica.

La plasticidad escultórica de las prótesis en forma de cuernos o garras, que portan en manos, brazos y piernas, para crear estampas de abstracción mitológica, con centauros, unicornios, ciervos, toros, faunos… La danza como fantasía que nos mueve y nos delecta.

HENRI MICHAUX: MOUVEMENTS también juega con la visualidad. Aquí las bailarinas y bailarines, enfundados en mallas y camisetas negras, sobre suelo y fondo blancos, se convierten en tinta negra. El movimiento líquido e impetuoso genera trazos similares a los diseños abstractos del poeta Henri Michaux, que podemos ver proyectados en un libro vertical que hace de fondo.

Las manchas de tinta se personifican en danza, sin, por supuesto, adquirir ningún rasgo psicológico ni afectivo. Se trata de una prosopopeya abstracta y fascinante, se trata de la tensión rítmica que genera la relación entre los trazos gráficos del poeta y los movimientos antropomórficos que se les pueden asociar. Todo esto genera una alta productividad en la recepción. Estamos, en todo momento, atraídas/os por la comparación lúdica entre los sugerentes y misteriosos diseños caprichosos de tinta china de Michaux y las adaptaciones dinámicas, temblorosas, alucinadas y, por veces, psicodélicas, de las posturas y movimientos, a solo, en dúos, tríos y en grupo, que las bailarinas/es realizan, en un ir y venir incesante.

Henri Michaux: Mouvements le aporta tiempo y espacio a los diseños fijos del poeta. Es una activación del movimiento contenido en los mismos. Un despliegue de la multiplicidad de fuerzas centrífugas que parecen acumularse y vibrar en esos trazos estampados en el papel.

Maravillosa la secuencia en la cual una de las bailarinas coge el micrófono y se entierra bajo una lámina del linóleo blanco que cubre el suelo y, desde ahí, nos recita el poema “Mouvements” (1951) de Henri Michaux, en una métrica tan rítmica y estimulante como la sugerida por la caligrafía coreográfica.

Henri Michaux: Mouvements nos muestra cómo el arte expresa lo humano sin necesidad de servir mensajes literales, y para ello juega a convertir la letra y la literatura en diseño, en trazo libre, en gesto e impulso, impreso en tinta. Del mismo modo que el gesto y el impulso, impresos en el cuerpo y el movimiento, en la danza, nos liberan y nos llevan a otros lugares allende las rutinas y restricciones sociales.

 

P.S. – Algunos artículos relacionados:

A través de los ojos del otro, como en el amor, en el teatro”, sobre António e Cleópatra de Tiago Rodrigues, Sofia Dias & Vitor Roriz. Publicado el 16 de julio de 2015.

La anti semiosis teatral o la desintegración de todo significado o historia”, sobre Fora de qualquer presente, de Sofia Dias & Vitor Roriz. Publicado el 11 de abril de 2014.

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