Sangrado semanal

No corráis

No corráis. Por lo que más queráis. Esta semana, atentos a la hora de bajar las escaleras del metro, no escatiméis calma a la hora de perder un autobús, porque… ¿Qué son cinco minutos de espera al siguiente metro en comparación con una lesión a 7 días de un estreno o una actuación?

Esto es lo que no se cansaba de repetir un director a su elenco de actores. Un mensaje que despertaba conciencias, porque, en un primer momento, lo habitual era que uno se imaginara sufriendo una lesión por el hecho de haber intentado dar un triple mortal o por haber recibido un palo (literal) en plena cara haciendo ejercicios de biomecánica. Pero, ¿lesionarse por tener una caída tonta en plena calle después de una sesión de acrobacia? Eso si que es como para ampliar en una estrofa más la canción «Ironic» (Irónico) de Alanis Morissette.

Con el tiempo, uno aprende a desarrollar cierta conciencia del cuerpo. Y no únicamente en la sala de trabajo, sino en plena acera. Una aprende a escuchar los primeros y leves chirridos que anuncian la futura fractura de una bisagra, en caso de que no se den los pasos necesarios para echar tres en uno a tiempo. También asume que será mejor no dejar de engrasar esa articulación en intervalos regulares a partir de ese momento. Los tirones son el grito del cuerpo cuando nos hemos negado a escuchar ciertas advertencias y explicaciones. En un paso posterior se aprende a convivir con dichas cicatrices musculares: Llega un momento en el que te das cuenta de que aquel tirón mal curado de la ingle izquierda se resiente cada vez que tu sana pierna derecha se abre con todo el ímpetu del que es capaz al hacer una lateral. Y es entonces cuando te das cuenta de que todo está ligado entre sí y de que es cuestión de regular y de equilibrar lo fuerte con lo débil y lo sano con lo enfermo. Y después de eso, te enteras de que la palabra enfermedad viene de infirmitas, aquello que no es firme, fuerte, sólido. Y piensas… no sabían nada esos romanos…

Cierto es que somos carne y sangre, materia viva, pero tampoco podemos olvidar que nuestro cuerpo también tiene algo de máquina y que las máquinas necesitan mantenimiento y puesta a punto. Ahora está muy de moda eso del mantenimiento preventivo en fábricas y empresas. También hay mantenimientos predictivos y proactivos ¡Apuntémonos al carro con nuestros cuerpos serranos! Cuidémoslos y mimémoslos todo lo posible. Para un actor es importante tener su instrumento a punto. No para hacer triples mortales físicos en escena, pero quizás, si para hacer triples mortales psíquicos o emocionales. Incluso para hacer ese tipo de virguerías es necesario tener la carrocería a punto y el motor ronroneando como un gatito. Mens sana in corpore sano … decían aquellos ya por aquel entonces.

Y Yoshi Oida dice hoy en día que nuestro cuerpo es también nuestro templo. Y que es y cito textualmente: el hogar del actor y el territorio donde habita cualquier experiencia. Así que, por lo que más queráis: no corráis por ahí sin conciencia, sobre todo en estos tiempos fríos de heladas mañaneras.

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