Sud Aca Opina

¿Normal?

¿Quién decide que las cosas sean como son? ¿Qué es lo normal?

En muchos de los fenómenos que nos definen y definen nuestro entorno, intervienen leyes físico químicas absolutas. La temperatura de confort del ser humano varía unos pocos grados antes de congelarse o sudar en exceso, nuestra visibilidad está dada por niveles de luminosidad que también oscilan en un rango muy limitado, la cantidad de comida a ingerir en estricto rigor debería equivaler a la energía gastada, aunque hoy raramente sea así, etc… Lo complicado es cuando interviene el comportamiento psicológico del ser humano para dar algo por aceptado o rechazarlo. Así como la verdad única no existe ni existirá jamás, sino que es una idea construida por una comunidad que comparte hábitos de conducta similares. Lo normal no es más que un efímero acuerdo social y llegar a esos acuerdos es lo complejo. Las circunstancias sociales, económicas, temporales y de la más variada índole, confluyen para hacer posibles estos acuerdos. Quienes en algún momento dado fueron tildados de terroristas por ir contra el orden establecido, hoy son recordados como grandes héroes de independencias y revoluciones. La belleza alba de mujeres regordetas en épocas medievales como icono de belleza, ha sido reemplazado por rubias al límite de la anorexia, bronceadas y siliconadas. ¿Por qué? Seguramente porque en el medioevo significaba que esas regordetas tenían el suficiente estatus como para alimentarse bien, sin la necesidad de salir a trabajar al campo bajo el sol. Hoy en cambio son delgadas porque hacen fitness y tienen el suficiente dinero para pagarse viajes al sol caribeño y una operación de senos, al menos eso quisieran aparentar.

Lo normal solo es una medición estadística donde el 51% del universo considerado comparte una misma opinión. El ser humano es voluble, cambiante e incluso aberrante. Lo normal o lo que las cosas deberían ser, es tan individual como cada persona, considerando eso sí que la libertad de pensamiento es total, mientras la libertad de acción termina donde empieza el comportamiento ajeno. Lamentablemente hoy por hoy existen sociedades que en pos de una supuesta libertad espiritual, actúan como carceleros del pensamiento. Ni hablar de los fanatismos religiosos capaces de mal interpretar dogmas de amor para instaurar especies de dictaduras de la divinidad, absolutamente contrapuestas al espíritu original. Lo normal cuando es invariable, aplasta no solo la posibilidad de cambio, sino que la capacidad creadora del ser humano obligado a ser subyugado por la normalidad, le plazca o no. ¿Cuantos creadores no han sido catalogados de anormales para, las más de las veces, después de muertos ser considerados como verdaderos iconos del arte mundial? La disidencia siempre ha dado frutos, algunos nefastos pero con gloriosas excepciones que bien valieron la pena el riesgo.

Sin el temor inherente del y al ser humano, debemos tomar riesgos si queremos crear más allá de reproducir copias de lo que se debe hacer o como se debe hacer. Si vamos a contracorriente el rechazo inicial está casi asegurado pero si nos tenemos fe, llegaremos a obtener la tan anhelada satisfacción personal que todo creador busca al realizar su obra.

El camino es difícil, lleno de obstáculos, retrocesos y frustraciones. Solo un verdadero creador podrá sobreponerse hasta coronar con un suspiro autocomplaciente el trabajo realizado que al menos para él será de lo más normal.

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