Críticas de espectáculos

Panorama desde el puente/Arthur Miller/Georges Lavaudant

La fatalidad en marcha

panorama d2_060eEl director francés, Georges Lavaudant se enfrenta por primera vez al teatro de Arthur Miller montando una de sus más importantes obras Panorama desde el puente, estrenada en su versión definitiva, en 2 actos, en 1956 en Londres y con la cual Arthur Miller recibió su segundo Premio Pulitzer. En Panorama desde el puente, ambientada en los suburbios portuarios de Nueva York en los años 1950, la época de la gran ola de la inmigración de hambre en los Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, Arthur Miller aborda el drama de la inmigración ilegal y las tensiones sociales, es decir los entresijos del «sueño americano.»

Dos conflictos : el amor imposible, inconfesable, de Eddie Carbone, estibador en el puerto de Nueva York, por su sobrina Catherine y la llegada a su casa de 2 primos procedentes de Italia en busca de trabajo, se cruzan en la obra y desencadenan un mecanismo trágico, activando el conflicto entre las leyes arcaicas que rigen la comunidad de inmigrantes italianos y las leyes de Estados Unidos, hacia la destrucción de Eddie Carbone.

Basándose en el modelo de la tragedia griega en Panorama desde el puente Arthur Miller focaliza la comunidad de los trabajadores italianos que conservan las normas morales, los valores y los prejuicios de su país como el sentido del honor, la solidaridad, la venganza etc…a veces incompatibles con la justicia americana.

El protagonista de la obra, Eddie Carbone, hijo de inmigrante siciliano, vive con su mujer Beatrice y Catherine, su sobrina de 17 años, de quien está inconscientemente enamorado.

Todo se complica con la llegada de dos primos de su mujer, inmigrantes clandestinos, Marco y Rodolfo. Catherine y Rodolfo se enamoran. Eddie, torturado por los celos, intenta en vano impedir su enlace y finalmente denuncia a sus primos a la policía, traicionando así a la familia y rompiendo la ley de silencio.

Deshonrado, excluido de su comunidad, abandonado por Catherine que se casa con Rodolfo, fiel a valores arcaicos y dispuesto a todo para recuperar su honra, Eddie avanza inexorablemente hacia su caída final y muerte, asesinado por Marco.

La historia de Carbone está contada por un viejo abogado, Alfieri, que tiene en la obra el papel del corifeo, emigrante llegado de Italia hace tiempo y ya totalmente integrado en la sociedad americana.

Alfieri cuenta ese trágico acontecimiento del que fue testigo impotente, incapaz de impedirlo al conocer perfectamente las leyes no escritas de la comunidad de inmigrantes italianos.

Si Eddie Carbone actúa de acuerdo con la ley americana denunciando a los clandestinos, a los ojos de su comunidad es, fatalmente, un traidor.

En su lectura de la obra Georges Lavaudant evita la reducción a macho tiránico, autoritario y paleto que frecuentemente se hace de Eddie, y el choque entre el mundo cerrado, apartado, de los inmigrantes y la sociedad en la que la viven.

Como en la tragedia griega Eddie Carbone transgrede doblemente la línea roja, primero con esa pasión devastadora, incestuosa, por su sobrina a la que él y su mujer han adoptado, segundo infringiendo la ley del silencio.

Fuera de todo psicologismo, Lavaudant aclara y matiza magistralmente la complejidad del conflicto y la mecánica de la evolución de las relaciones entre los personajes.

Así por ejemplo la actitud altruista de Eddie solidario con sus familiares a los que recoge en su casa va a evolucionar a lo largo de la obra.

Marco y Rodolfo han llegado atraídos por el «sueño americano».

Eddie que trabaja duro para su familia renunciando a todo, es más afín a Marco que envía su sueldo a su familia en Italia. Al contrario, Rodolfo que se convierte en su rival, quiere hacer su vida en Estados Unidos, integrándose y disfrutando de todas las posibilidades que pueda encontrar en la sociedad americana.

Mientras que Eddie intenta impedir trabajar a Catherine, para conservarla en su casa lejos de las influencias de otro ambiente, Rodolfo le hace descubrir nuevos horizontes, disfrutar de la vida.

Eddie reacciona de manera impulsiva, aparentemente autoritaria, en la relación con su mujer y en particular con Catherine pero acaba por ceder.

Tanto Lavaudant en su lectura de la obra como Eduard Fernández en su interpretación, destacan la ambigüedad del personaje de Eddie y de su conflicto consigo mismo: su pasión por Catherine, enmascarada en amor paternal, que se niega a confesarse a sí mismo y que poco a poco se desvela a los ojos de los protagonistas.

Georges Lavaudant inscribe esta tragedia moderna en un espacio neutro, alejado del realismo, donde lo cotidiano y lo trágico interfieren.

Las escenas, breves, se encadenan rápidamente, cortadas bruscamente por oscuros y las olas amenazadoras de música fuerte que marcan, como golpes de hacha, la marcha inexorable de la fatalidad.

En el espacio escénico dos muros negros laterales con puertas y en el fondo un muro negro con gran puerta a veces oculta por los tableros.

Algunos elementos escénicos : dos sillones, algunas sillas, una cama, un árbol de navidad, aparecen instantáneamente en el escenario durante las breves ráfagas de oscuros.

Pocas proyecciones, imágenes no elaboradas, en negro y blanco, de casas de barrio pobre crean la atmosfera de una gran ciudad.

En el final la imagen de la lluvia acompaña el epilogo del abogado.

Algunas canciones italianas, entre ellas Un Mambo italiano que Catherine y Rodolfo bailan, evocan la época.

Los personajes llevan la vestimenta de los años 50, Catherine al final de la obra con el vestido de novia. El abogado lleva un abrigo y un sombrero.

En el prólogo Alfieri, dirigiéndose al público, introduce la historia, a la vez presente y distanciado, interviniendo en algunas escenas y otras veces quedándose al lado del escenario, observa lo que ocurre, como si fuera el espectador de sus propios recuerdos.

Entre las secuencias claves aquella en la que Eddie discute con el abogado, buscando escusas legales para deshacerse de Rodolfo, sugiriendo que éste es homosexual, «un agua turbia». Y cuando el abogado le dice que legalmente no se le puede acusar por eso, Eddie, desesperado, decide denunciar a sus primos a la policía de inmigración.

La escena tiene algo de cómico y al mismo tiempo resuena como un trueno amenazante antes la tormenta.

Lavaudant despliega en el espectáculo su dominio absoluto de las tensiones dramáticas y su maestría en la dirección de actores quienes proporcionan a sus personajes consistencia y complejidad, matizando sus sentimientos, emociones y debilidades.

Así Beatrice (Mercè Pons), realista, con carácter y mucha ternura, enterándose poco a poco de la pasión de su esposo, actúa como mediadora entre Catherine y Eddie, intentando atemperar los excesos de su esposo.

Eduard Fernández como Eddie, crea un personaje muy intenso que empujado por su pasión, es capaz de la traición pero también del remordimiento. Marina Salas como Catherine, oscila con soltura y naturalidad entre la inocencia, la inconsciencia y la sensualidad.

También Pep Ambrós como Marco y Bernat Quintana como Rodolfo interpretan con gran sensibilidad y convicción a los dos hermanos.

Un espectáculo muy potente y de gran amplitud.

Irène Sadowska

Panorama desde el puente de Arthur Miller, traducción. Joan Sellent, dirección. Georges Lavaudant, escenografía y vestuario. Jean Pierre Vergier, iluminación Georges Lavaudant, espacio sonoro Jean Louis Imbert, édiction imágenes Francesc Isern, Con Eduard Fernández – Eddie, Jordi Martínez – Alfieri, Mercè Pons – Beatrice, Marina Salas – Catherine, Bernat Quintana – Rodolfo, Pep Ambrós – Marco, Rafa Cruz – Toni Berelly, oficial – Sergi Vallès – Mike.

Coproducción del Teatre Romea y LG Théâtre

En los Teatros del Canal de Madrid, del 9 al 26 de febrero de 2017

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