Y no es coña

Puño americano

La violenta agresión sufrida por Pedro Alberto Cruz, Consejero de Cultura de la Región de Murcia merece nuestra más enérgico repudio, sean cuales sean las supuestas motivaciones que llevaron a cometerla. El que la agresión se haya perpetrado con un puño americano, es decir con un instrumento para hacer más daño, nos provoca un estado mental de incomprensión mayor. Nos solidarizamos con Pedro Alberto, con toda su familia, con todos sus amigos y compañeros de partido y gobierno, simplemente pedimos humildemente que no se haga de esta circunstancia un problema mayor del que ya es de por sí.

Esta horrible circunstancia nos sirve para analizar uno de los casos más evidentes de que la situación económica general está produciendo graves problemas en toda la estructura cultural. Reiteramos: un abrazo a Pedro Alberto, una pronta recuperación y seguimos con nuestra opinión. Porque hemos conocido a este hombre, hemos sabido de su implicación con el desarrollo de las Artes Escénicas en Murcia. Cuando llegó a la Consejería convirtió en sustancia presupuestaria las vindicaciones de los profesionales. Puso sobre la mesa, sobre la escena, unas cantidades de dinero que ayudaron a consolidar proyectos, a respirar con mayor capacidad a compañías, pero al poco de tomar estas decisiones, empezó a asomar la crisis. Y en una región como Murcia, cuya riqueza estaba tan vinculada a la construcción y el turismo residencial, los efectos no tardaron en dejarse notar.

Estuve a principios del noviembre pasado en las salvadas a última hora Jornadas que organiza «Murcia a escena», y en el último día de las mismas un director general llegó con muy malas noticias. El recorte parecía de mayor entidad que el que se tenía previsto. He vivido en el terreno corto, es decir en una mesa, las explicaciones, la confesión de una situación económica de muy difícil solución, y que informaba de la urgente necesidad que tenían que recortar todos los programas. Es decir, existen problemas, probablemente añadidos, porque entre otras razones, se trata de una autonomía uniprovincial, una demografía muy delimitada y el crecimiento estaba desequilibrado. Pero nadie olvide que en los últimos años, antes de Pedro Alberto, pero con Pedro Alberto como catalizador de las propuestas anteriores, Murcia ha tenido, en términos relativos, unas ayudas superiores a la media, tanto en lo referente a la producción como a la exhibición. Edificios emblemáticos, programaciones punteras, pongo por caso Molina de Segura, y, sobre todo, la joya de la corona, el Centro Párraga.

Y ha sido en el época de Pedro Alberto, en la que este Centro Párraga, uno de esos edificios que se dedican al arte contemporáneo, pero que han desarrollado una actividad en artes escénicas, a la vanguardia de todo el Estado español, una referencia incuestionable, que después de estar en lo más alto, ha ido sufriendo recortes presupuestarios, hasta llegar a este momento en el que es casi inviable en cuanto a lo que se había hecho, actividad continuada, talleres, coproducciones, presencia de los más vanguardistas artistas europeos, es decir una oferta ejemplar en su ramo. Hoy está en la cuerda floja.

Este Centro Párraga, junto a La Laboral, fueron conjuntamente marcando desde la colaboración institucional un territorio donde florecía la creación de nuestros tiempos. La contemporaneidad en las Artes Escénicas.

Desgraciadamente, ambos lugares, por cuestiones económicas, han sido borrados del mapa operativo. Curiosamente en las últimas Jornadas mencionadas, estuvo Mateo Feijoo, que abrió La Laboral gijonesa, ahora inventando propuestas en Berlín, buscando colaboración del Párraga a través Juan Nicolás, su director.

Es decir, la sostenibilidad es lo que se busca. Lo hecho quedará, aunque un corte en las actividades es un mal síntoma, porque el olvido es un ácido corrosivo. En tiempos de crisis, se busca conservar lo existente, y en el arte son tiempo de retroceso, de vuelta a lo asimilado, lo seguro, lo de siempre. El teatro se resentirá en general de la crisis, pero donde más se va a notar es que van a desaparecer estas ofertas, estos lugares donde plantear el teatro de hoy y mañana, donde desarrollar nuevos lenguajes, otro tipo de relación con los nuevos públicos.

Que se restablezca pronto Pedro Alberto Cruz. Insistimos, no existe ninguna excusa para esta violencia. Pedimos que se recupere y que siga intentando desde su lugar actual de responsabilidad o en otro, revitalizar la vida cultural, establecer los mínimos vitales para el teatro y la danza murcianas.

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