Otras escenas

Recordatorio

Futuros maestros trabajando codo a codo con artistas, maestros de maestros convencidos de las posibilidades del arte como espejo catalizador de nuevas experiencias formativas, y creadores que quieren romper con el mito del artista subido en un pedestal y que trabajan duro para formar parte de su comunidad, servirla, mejorarla.

Este fin de semana, en la Universidad de Lleida, se ha llevado a cabo el segundo congreso híbrido entre artes, ciencias y educación. Artistas visuales, científicos, maestros y alumnos de magisterio han compartido espacio de debate: la academia se ha atrevido a salir de su zona de confort, a traspasar los límites de su ámbito de desempeño inmediato. La organización ha ido a cargo de la Facultad de Ciencias de la Educación y del centro de arte La Panera. Entre los ponentes estrella, el artista Javier Peñafiel.

Con Javier Peñafiel me iría de copas. Tiene discurso y sentido del humor. Un humor fino – como llovizna… ácida- y un discurso que parte del arte contemporáneo para dirigirse al mundo, que tanto puede aplicarse a la pedagogía como al sector de las artes escénicas -por el cual el artista proclamó tener un gran respeto-.

Peñafiel empezó hablando de nuestra realidad actual, de cómo funcionamos los humanos hoy día, en sociedad, como público, en tanto que seres ‘multitarea’: ‘porque tenemos un público multitarea debemos activarlo del todo’, sentenció. Nunca antes en la historia de la humanidad habíamos estado tan estimulados, activos, despejados y desde lugares tan diferentes. Tenemos tantas posibilidades de crecimiento y nos entestamos tanto en seguir planteándonos la relación con público de manera decimonónica…

Entre las muchas y controvertidas ideas que lanzó al auditorio, que darían para inaugurar una nueva sección en ‘Artezblai’, hubo otro pensamiento que llamó la atención de muchos, una idea indicadora del momento que estamos viviendo. Habló de la sociedad contemporánea como un casino financiero, un mundo en el que se impone la hipermediación, la especulación y la cosmovisión neoliberal. Hablando en plata, comentó que sobran terceros y faltan artistas. Efectivamente, el arte no fluye lo que debiera, como el crédito.

Apunté una sentencia tras otra en mi libreta de notas, así como aportaciones de otros ponentes, más o menos reveladoras. Del fin de semana –a parte de las ganas de irme de marcha con Peñafiel- me llevo una idea clara, no obstante: el arte –y las artes escénicas- y la escuela tienen que ser espacios orgánicos, permeables, conectados a la realidad de la sociedad de la que forman parte. La escuela y la creación son el futuro, pero principalmente el presente y se deben a él. A partir del conocimiento del mundo que nos rodea seremos capaces de afrontar el porvenir. Y visto el momento de pérdida de derechos fundamentales que estamos viviendo, habrá que invertir mucho en educación y cultura para poder continuar pensando, siendo capaces de participar en una sociedad de manera crítica. Sé que no les cuento nada nuevo, me escribo estas palabras como un recordatorio. También son un reconocimiento. Profesores y artistas, muchas gracias por lo hecho y por lo que queda por hacer.

Mostrar más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba