Negro & negro

Relato de estas 25 ediciones

dFERIA ha cumplido 25 ediciones. Llega a esta edición en un excelente momento de forma. La historia de estas 25 ediciones ha sido difícil como son todas las etapas del crecimiento. Ser diferente no debe avergonzar a nadie porque eso determinará su futuro. Poco importa nacer en el corral de los patos, siempre que uno salga de un huevo de cisne, y eso nos trae la esperanza de que el ser diferente puede redundar en un futuro brillante. Si alguna vez dFERIA se ha sentido triste por ser diferente, nunca dejamos de reconocer lo especial que era y nunca dejamos de valorar la belleza intrínseca de aquel patito que hoy día, se ha convertido en un cisne elegante y mágico.

 

dFERIA nació en febrero de 1988, paralelamente al nacimiento de la Feria de Huésca, y unos años después de la feria pionera, como lo fue la Fira de Tarrega, auspiciada por su ayuntamiento con el importante impulso de Comediants.  dFERIA se dedicaba exclusivamente al teatro. Además la infraestructura teatral de aquella época era muchísimo más precaria que la existente hoy día en la ciudad: los bajos del ayuntamiento, almacén de materiales, eran escenarios improvisados junto a salas extintas en la ciudad como la de Antzerti, en los bajos del edificio del Gobierno Vasco en la calle Andia. Se movía por las catacumbas donostiarras, que era lo que había.

 La quinta edición se celebró en 1998, tras un paréntesis de inactividad, paréntesis superado por la decisión de distintas administraciones y de un sector profesional entusiasta necesitado de un escaparate y de un empuje de su producto hacia el exterior. En ese momento, San Sebastián ya contaba con un mejor desarrollo de espacios escénicos que permitieron mejorar en la calidad de la exhibición. Junto al Teatro Principal se sumaron espacios importantes como la sala Imanol Larzabal o Gazteszena que fueron conformando una red de salas de exhibición de calidad y que permitía la diversidad de formatos y de artes.   

En 2007, el Teatro Victoria Eugenia se reincorpora a dFERIA después de una profunda rehabilitación. En esta última etapa vuelve a convertirse en el escenario principal para dFERIA. Hasta ese momento, su ausencia se había suplido utilizando los espacios que ofrece el Auditorio Kursaal aunque la versatilidad, cercanía y capacidad para lo escénico que ofrece el Teatro Victoria Eugenia, se echaba de menos, no es fácilmente sustituible. El 2007 se revaloriza, aún más, porque fue el año en el que dFERIA incorpora con todos los galones la danza a su programación realizando un tránsito natural y definitivo hacia lo Contemporáneo.

Desde su mayoría de edad hasta ahora, con 25 ediciones a sus espaldas es cuando dFERIA se nos presenta como un cisne fantástico. Se multiplicaron el número de funciones exhibidas, el número de acreditados, así como el número de espectadores que han disfrutado de la Feria. Las actividades paralelas crecieron exponencialmente. La calidad ha sido una obsesión para dFERIA, calidad en las propuestas artísticas, calidad en sus teatros, así como la calidad en los servicios ofrecidos a los profesionales. Cada año dFERIA elige un eje temático que se convierte en el eje vertebrador de la exhibición y de las actividades paralelas. dFERIA ha estado al punto de los cambios en la sociedad, al punto de la novedad en lo escénico, al quite en la fusión de las distintas artes, o de la incorporación de la tecnología. El sector ha sido complice y pieza clave de la indiosincrasia de la misma. Pero sobre todo, se presenta como un cisne por su compromiso con el Arte y con la creación, por su valentía a la hora de cuestionar o cuestionarse y por su concepto: el programa de dFERIA no es posibilista ni economicista, responde a un concepto sobre las artes escénicas y responde a unos criterios a poner en valor con el objeto de susurrar, y cuestionar en pos de una sociedad mejor gestionada y, en definitiva más justa.  dFERIA ha trabajado en red, ha salido al mundo, ha incorporado distintos puntos de vista, distintas culturas a sus contenidos. dFERIA ha contribuido a unirnos con latinoamérica, a aprender a comprendernos, a ponernos en los zapatos de los demás, a vernos como cómplices y no como rivales. dFERIA ha apoyado la salida al exterior de la creación vasca y ha acercado al mundo un punto de vista autóctono. Y lo ha hecho de una manera, coordinada, en colaboración, en equipo, en red con multitud de cómplices y colaboradores que han puesto su granito de arena. Además del sector de las artes escénicas, fundamentalmente, el vasco y logicamente del equipo de dFERIA y del Personal de Donostia Kultura.

El teatro nos ha dejado multitud de imágenes para el recuerdo. Imágenes en forma de espectáculos como “Novecento. El pianista del océano” (Tanttaka 2000), “Y cómo no se pudrió…Blancanieves” (Angélica Lidell 2005), “Nasdrovia Chejov” (Vaivén 2005), “Urlo” (Pippo del Bono 2007), “Noche de Reyes” (Chekhov Inter. Theatre Festival 2008), “Avenida Dropsie” (Sutil cia 2009), “Hotel Splendid” (Cho In Theatre 2010), “Antígona oriental” (Volker Lösch 2013), “Solitudes” (Kulunka 2014), “Maldito sea el traidor a su Patria” (Teatro Mlandinsko 2015), “Solo una actriz de teatro” (Estela Medina 2017), “La Pretty Guoman” (Cesar Enriquez 2018) . Y en danza, “Ganbiarra” (Verve danza 2002), “Inanna” (Carolyn Carlson 2007), “Cántica II” (Emiliano Pellisari 2012), “Oskara” (Kukai dantza 2016), “A corps perdus” (Bivouac 2017), “Hariak” (Ertza 2017), “La Wagner” (Pablo Rotenberg 2018).

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