Entrevistas

Sebastián Liera: ‘Fuente Ovejunica es una obra que se abre semióticamente para dar cabida a las fuenteovejunas que nos rodean en el siglo XXI mexicano’

Del 1 al 10 de julio de 2011, las y los estudiantes del sexto semestre de la Licenciatura en Teatro de la Escuela Superior de Artes de Yucatán, en México, han llevado a cabo su montaje correspondiente a la asignatura de “Práctica escénica en Siglo de Oro español” que este año imparte por segunda ocasión el actor y director Sebastián Liera: Fuente Ovejunica, un paseo por algunos de los textos más famosos de los Siglos de Oro en español de la mano de Federico García Lorca, quien a 75 años de su asesinato sigue trabajando en la adaptación que hiciera en 1933 de la obra cumbre de Lope de Vega para las Misiones Pedagógicas de la Segunda República española.

Son las ocho o las siete menos diez, depende de si estamos en la Casa Colón, que aloja a la Biblioteca Básica de Yucatán, o en el Centro Cultural Obrero “Ricardo López Méndez” de la ciudad de Mérida. El evento al que asistimos es el mismo, o más menos; las experiencias que nos deparan uno u otro espacio no lo serán. Primera llamada, portando una playera con la leyenda “Menos Balas, Más Teatro” que adoptaran la Compañía Teatral del Norte y su director Sergio Galindo de cara a una “guerra” que ha costado cerca de 50 mil vidas en lo que va de las dos últimas administraciones federales, Sebastián Liera, también dramaturgo de la puesta en escena, nos da la bienvenida. El paseo novoaurisecular que estas muchachas y estos muchachos han trazado con la palabra de distintos poetas del Renacimiento y el Barroco en lengua española, dedicado a Federico García Lorca, está por comenzar.

La Otra Chilanga (LOCh): ¿Qué tiene que ver García Lorca con el Siglo de Oro español?
Sebastián Liera (SL): En 1933, como parte de su trabajo para con las Misiones Pedagógicas emprendidas por el gobierno de Manuel Azaña durante la Segunda República española, García Lorca escribió una adaptación de la que quizás sea la obra más famosa de Lope de Vega: Fuenteovejuna, para ser representada por La Barraca, la compañía de teatro universitario que junto con Eduardo Ugarte Federico encabezaba para llevar por los pueblos de esa España de principios del Siglo, 20 lacerada entre otros flagelos por el analfabetismo, lo mejor de su teatro clásico.

LOCh: ¿Cómo es que entra García Lorca en el juego de esta puesta en escena?
SL: El maestro José Ramón Enríquez, quien es una de mis influencias más determinantes en lo que al teatro de los Siglos de Oro toca, dice en una de sus obras más recientes: Guerrero en mi estudio: “Me llegan los fantasmas igual que ustedes, como quieren. Yo debo obsequiarles un trago de aguardiente y un trozo de pan blanco.”

LOCh: ¿Estás diciendo que Federico simplemente llegó?
SL: Nos visitó, sí; quizás se quedó con algo en el tintero cuando estaba haciendo su adaptación en 1933… Nos visita… Cada noche, aparece con su mono azul de La Barraca y comienza a pergeñar en su libreta de apuntes los retazos de Fuenteovejuna que ha escogido para nosotros; poco a poco, conforme él va escribiendo o dibujando sus monitos que le conocemos u otros nuevos, a él lo visitan a su vez otros personajes: las y los cómicos de la legua que ensayarán, justamente, Fuenteovejuna.

LOCh: ¿Ensayarán?
SL: Sí, digamos que ellos tienen un plan algo distinto al de Federico, igual que Federico lo tiene respecto de nosotros, y aprovecharán el ensayo para repasar la estructura que Lope mismo volviera canónica para el Corral de Comedias, de una loa, tres jornadas, dos entremeses intermedios y un final de fiesta o mojiganga.

LOCh: Alta repostería teatral.
SL: Más bien, una cocina de grandes dimensiones; la puesta en escena áurea, más que un postrecito o un pancito hojaldrado, es una gran bacanal.

LOCh: ¿Fuente Ovejunica llega a ser ésa bacanal?
SL: No, por ahora es sólo un postrecito; uno muy delicioso, eso sí.

LOCh: En el programa de mano se lee: “paseo novoaurisecular con sabor a donaire, introito joserramoniano, festejo queer sorjuanino, famosa tragedia a lo Lope, entremeses benaventino y cervantino y égloga de la Encina”; ¿qué clase de capirotada preparaste esta vez?
SL: Bueno, lo de un paseo novoaurisecular, sigue respondiendo, como en el proyecto anterior, Los sueños, ¿sueños son?, a la idea de que el espectador del Siglo 21 haga un viaje a los Siglos de Oro en español de la mano de algún personaje, digamos, emblemático.

LOCh: Como Federico.
SL: Como Federico, sí.

LOCh: El introito joserramoniano.
SL: Es un texto en el que queremos traer a colación la expresión acuñada por Torres Naharro para sus propias obras breves, que 400 años después se teje con la palabra del poeta José Ramón Enríquez, quien para su adaptación de Rinconete y Cortadillo de Cervantes escribió una introducción que nos cayó como anillo al dedo para abrir Fuente Ovejunica.

LOCh: ¿El festejo queer sorjuanino?
SL: Se trata del «Festejo» de Los empeños de una casa, de sor Juana, que como recordarás tiene por personajes cuatro alegorías, Fortuna, Mérito, Acaso y Diligencia, convocadas por la Música “para celebrar, cual es/ de las dichas la mayor,”

LOCh: ¿Por qué queer?
SL: Lo queer, al menos como lo entiendo, es por definición lo “anómalo”, lo “raro”, lo “bizarre”, asumido como una identidad o, para decirlo con Beatriz Preciado, una multitud de identidades biopolítica. El género, en cuanto a lo identitario, no a lo gramático, es una construcción social y cultural que resulta de muchos elementos en juego; según el discurso hegemónico de una moral determinada por lo religioso, por una cultura conservadora, hay un rango o patrón que es lo “normal”. Sin embargo, existe gente que no cabe en ésa “normalidad” del discurso heterocentrado; más todavía, gente que es diferente aún en sus propias diferencias; gente que a través de una identificación negativa estratégica se asume como queer.

LOCh: Y, su versión del «Festejo» de Los empeños de una casa
SL: Según nosotros, responde a dicha estética: la Música, por ejemplo, pudiendo ser indistintamente un hombre o una mujer, genéricamente hablando es un personaje femenino. Así, pues, lo primero que decidimos fue que lo encarnara una actriz; pero, lo que se le pidió a ella fue que trabajara hacia la “construcción” de un personaje masculino, uno que además existió históricamente Juan Galindo de la Vega, Cotita de la Encarnación, un mulato travesti a quien la Inquisición ordenó atormentar y quemar por ser homosexual, el 6 de noviembre de 1658.

LOCh: ¿Una actriz que encarna a un hombre que se traviste de mujer?
SL: Sí; mientras las cuatro alegorías, en cambio, están representadas por hombres que también se travisten a lo drag queen.

LOCh: ¿Cómo ha sido la respuesta del público a dicha propuesta?
SL: Diversa, como la propuesta misma quiere serlo: desde quienes nos invitaron a presentarnos y al saber de qué se trataba cancelaron la invitación, hasta quienes nos invitaron justo para reivindicar lo diverso de la diversidad sexual y de género.

LOCh: En las otras obras, ¿tienes exploraciones similares?
SL: Bueno, en la Égloga que se representa la mesma noche de Atruejo, de Juan de la Encina, la representación es un reflejo del «Festejo», pues, los cuatro personajes masculinos están interpretados por actrices. En los entremeses fue donde nos pusimos más conservadores, con actores y actrices encarnando a personajes masculinos y femeninos, respectivamente.

LOCh: Y, ¿Fuenteovejuna?
SL: Estilísticamente es un salto mortal hacia atrás en el que no siempre sabemos cómo vamos a caer. Para empezar, de los casi 3 mil versos que tiene la obra original de Lope, sólo estamos poniendo en escena unos 350…

LOCh: ¡La décima parte!
SL: Literalmente, la diezmamos; sí.

LOCh: ¿Por qué conserva el nombre, entonces?
SL: No lo conserva. Para muchos estudiosos, Fuenteovejuna es o una pieza didáctica (categorización que en su época correspondía sobre todo a los autos sacramentales) o una tragedia cuyo personaje era el pueblo mismo de Fuente Ovejuna; un personaje colectivo cuyo error trágico es el linchamiento del Comendador. Pero si Fuenteovejuna se permuta en un ensayo de cómicos de la legua o de Corral constantemente interrumpido por los yerros de esos mismos cómicos, en su mayoría graciosas y graciosos, lo que tenemos es un espectáculo aún por definir en cuanto a teoría de géneros… podría ser una tragicomedia, no lo sé… pero tamizado por el donaire de esas y esos graciosos: una Fuente Ovejunica.

LOCh: ¿Algo así como una Fuenteovejuna edulcorada?
SL: Una Fuenteovejuna que en sí misma sirva de hilo conductor entre las cuatro obras breves; pero que, fiel a la carga social que la hace parecer una obra didáctica, a través de la comedia se abre semióticamente para dar cabida a las fuenteovejunas que nos rodean en el Siglo 21 mexicano.

LOCh: ¿Por ejemplo?
SL: El feminicidio, la injusticia contra el indígena, la homofobia, el abuso de poder, la violación a derechos humanos y garantías individuales, la inseguridad, la impunidad.

LOCh: ¿Cómo lo hacen?, ¿cuál es la resolución?
SL: Para empezar, con el monólogo de Laurencia hacemos un montaje de poesía coral en el que intervienen las cómicas de la compañía; luego, damos paso a la escena en que el Juez tortura a los pobladores de Fuente Ovejuna exigiendo que respondan quién mató al Comendador, y, finalmente, o casi, hacemos que el parte de la tortura que el Juez mismo le rinde a Fernando el Católico en la obra original se lo rinda al público.

LOCh: ¿Por qué al público?
SL: Porque el público en ése momento es la representación de la sociedad civil, el pueblo del que habla el artículo 39 de nuestra Carta Magna diciendo que de él emana y en él reside el poder de la República. Sin embargo, ése “pueblo”, ésa “sociedad civil”, el público, no hace nada; se queda de brazos cruzados ante la interminable sucesión de casos que deberían indignarle. De esta manera, la escena casi final es una fotografía o, más todavía, una pequeña muestra de laboratorio de cómo estamos reaccionando como sociedad ante las chingaderas de la bola de cabronas y cabrones que nos malgobiernan: sentaditos en nuestras sillas, inmóviles, inmutables, quizás conmovidos o encabronados, pero sin hacer nada para que eso cambie.

LOCh: Terminan su primera temporada; ¿qué sigue?
SL: El siguiente compromiso en puerta es nuestra participación en el Festival de Teatro “Wilberto Cantón” 2011, que se inicia el próximo 9 de julio; de allí, las y los muchachos harán una pausa para atender algunos pendientes que tienen con otras asignaturas de la Licenciatura y regresarán para ensayar y disponer todo para la función de homenaje a Federico que, si todo sale como lo tenemos planeado, estaremos dando el 19 de agosto de 2011.

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Fuente Ovejunica, dramaturgia de puesta en escena de Sebastián Liera, basada en: El patio de Monipodio, versión de José Ramón Enríquez a la novela ejemplar Rinconete y Cortadillo de Miguel de Cervantes Saavedra; Ñaque o de piojos y actores, de José Sanchis Sinisterra; «Festejo» de Los empeños de una casa, de Sor Juana Inés de la Cruz; Fuenteovejuna, de Félix Lope de Vega y Carpio; Los cuatro galanes, de Luis Quiñones de Benavente; La guarda cuidadosa, de Miguel de Cervantes Saavedra; Bodas de sangre, de Federico García Lorca; Égloga representada la mesma noche de Antruejo, de Juan de la Encina. Reparto (por orden de aparición): Karla Franco, Lizeth Aguilar, Katenka Ángeles Cetina, Darío Cervantes, Lolito Bamaceda, Munir Bates, Jair Zapata, Jazziel Mena, Paola Peniche, Milethza Garza, Elidé Uc, María de los Ángeles Pech Novelo, Zac-Mucuy Rojas. Producción ejecutiva: Área de Artes Escénicas de la Escuela Superior de Artes de Yucatán.

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