Sud Aca Opina

Sequía creativa

De vez en cuando, a todos nos ha sucedido lo mismo; nos quedamos en blanco, en una especie de estado neurovegetativo en que cualquier tipo de alternativa creativa nos es esquiva. Por más que apretemos los ojos y hagamos fuerza mental, no se nos ocurre nada. No existe evidencia al respecto, pero de seguro la línea del electroencefalograma sería una línea horizontal bastante homogénea.

 

No se nos ocurre nada, nada de nada.

Tratando de salir del desagradable estado escucho música, de la que me gusta y de la otra también, dibujo garabatos sin sentido en un papel que terminan siendo las mismas de siempre, voy a una exposición muy recomendada por los especialistas, exposición que se me hace aburrida, trato de cocinar algo diferente que, por supuesto me queda con gusto a nada, levanto la cabeza para ver más allá del horizonte típico de los peatones urbanos que al caminar suelen mirarse las puntas de los pies.

Nada, nada de nada.

¿Qué hacer?

Lamentablemente no tengo la fórmula, solo sé que, por sobre todo, no me debo dejar atrapar por la abulia, no dejarme atrapar por la inercia del estatismo, no dejarme atrapar por la supuesta comodidad del no hacer nada.

Es difícil, muy difícil, pero no imposible.

Para algunos, la razón es el único camino posible. Pensar, discernir y repensar, hasta ser capaces de optar por una de las alternativas analizadas. Es una alternativa completamente valida, pero yo planteo otra posibilidad:

Los sentidos están a nuestra entera disposición; los 5.

Tacto, visión, olfato, gusto, oído, no se sabe de dónde puede venir el estímulo necesario para seducir a esas musas esquivas.

Quizás al tocar una textura des uniforme nos vengan a la mente esas imágenes de cuando niño escalando arboles de cortezas rugosas, quizás al ver un amanecer nos acordemos de ese primer trasnoche con sus consecuencias, no todas favorables, quizás con el olfato podamos viajar a las mañanas cuando la mamá se perfumaba antes de salir a trabajar, quizás al paladear un postre nos acordemos de los domingos donde la abuela, quizás al oír el ruido del agua en el lavamanos, nos acordemos de cuando casi nos ahogamos al bañarnos en un rio,…

En definitiva, los sentidos, cualquiera de ellos, tienen la maravillosa capacidad de activar nuestra memoria y ya que es bien sabido como la mayoría de nosotros no crea a partir de cero, sino que re crea, re combinando conocimientos y experiencia, con la memoria activa se nos puede hacer más fácil el salir del estancamiento creativo.

Un recuerdo sentimental puede llevar a otro, y a otro, y a otro, en una cascada, ojalá descontrolada, capaz de activar al ser creador que somos todos.

Eso sí, no esperemos lograr al primer intento una obra magistral de repercusión atemporal, contentémonos con lo logrado, estando consientes de cómo, con insistencia, iremos gradualmente mejorando el resultado de nuestra creatividad, sin saber a priori de todo aquello que somos capaces de lograr.

Acabo de estornudar y me acordé de aquella vez cuando… se acabó la sequía, se me viene un diluvio creativo.

Eso espero…

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