Críticas de espectáculos

‘Sol@s: el muro’/Alfonso Pindado

Teatro grande

Obra: Sol@s: el muro. Autor: Alfonso Pindado. Compañía: Cia. Alfonso Pindado & Triángulo Producciones. Intérpretes: Déborah Vukusic y José Luis Checa. Música: Laura Pedreira. Iluminación: Agustín Espinel. Dirección: Alfonso Pindado. Teatro Arbolé (Zaragoza) 3 de febrero de 2011

Cuando se habla de teatro se está haciendo referencia a realidades escénicas muy diversas. Por eso deberíamos hablar de teatros. Entre ellos está ese que no convoca grandes multitudes porque no tiene un nombre de abolengo ni cuenta con televisivas caras como reclamo. Teatro pequeño en cuanto a formato pero grande en cuanto a su esencia. Teatro sin trampa pero con alma y con fondo. Teatro que te llega, que te alcanza, que te atrapa, que te traspasa, que se te cuela por los poros de la piel como una brisa cálida, que te brinda emociones y te ofrece material para la reflexión. Teatro que se gesta y se pare con pasión, con esfuerzo, con dureza.

Qué duro salir a un escenario y actuar para tres espectadores. Y entregarse. Y dejarse el alma y los huesos y la carne y la piel. Chapeau. Y qué doloroso, desde la platea, ver que el teatro no es suficiente para que los espectadores acudan a la sala, que sólo responden a los nombres, a las caras, a los fuegos de artificio carentes de alma, de esencia, de contenido y hasta de teatro.

A ese género, al del pequeño gran teatro pertenece ‘Sol@: El muro’, la obra de Alfonso Pindado que se presentó el jueves en el Teatro Arbolé. Hay un hermoso texto, muy bien escrito y muy bien construido, que late con intensidad, con hondura. Un texto que nos habla del teatro como hecho artístico y social, frente a unos medios de comunicación que manipulan, tergiversan y ocultan la realidad. A la vez nos habla del amor, de dos personas que intentan vivir por separado pero que desean en el fondo estar juntos. El se encierra, se recluye. Decepcionado. Herido. Ella intenta sacarlo del aislamiento, recuperarlo para la actividad artística y el compromiso social. También para su amor.

Un texto con carga emocional, con lirismo y con llamadas a la reflexión. La puesta en escena resulta cálida, cercana, limpia, precisa y rebosante de teatralidad. Maneja con inteligencia el espacio, los niveles, el ritmo, los silencios. Construye cuadros escénicos cargados de belleza, sumando a su relevante contenido textual la riqueza de su hermosa composición visual. Magnífica la música en directo y notable, sobresaliente en ocasiones, un trabajo interpretativo con la fuerza y la verdad suficientes como para teñir de calor la frialdad de las butacas vacías. Una gran propuesta.

Joaquín Melguizo
Publicado en Heraldo de Aragón 5 de febrero de 2011

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