La loca de la casa

Son niños, no imbéciles

Me vi de pie gritando «¡¡¡Son niños no imbéciles!!!». Me sujete, mordí mi lengua, respire profundo, ni siquiera me marche… En la noche al recordar el suceso, no entendí por qué no pataleé, por qué me calle. Me lamente de haber perdido la espontaneidad de los niños… pero lo peor, lo realmente dramático es que me cuestione si aquellos niños eran o no, imbéciles.

Que el teatro es una herramienta para la sensibilización de la sociedad, eso está más que dicho, nadie lo niega.

Que el teatro es un enorme apoyo para fortalecer cualquier programa social, no cabe duda

Que el teatro educa, por supuesto, y como no. Eso ya lo saben hasta los señores políticos, que hasta incluyen en sus programas las «políticas culturales», porque les parezca bien o porque está bien visto, o por lo que sea, y aunque a muchos les importe poco a nada la calidad y en cambio se mire solo que sea «barato» el caso es que lo incluyen.

Pero siento que nos estamos equivocando, que nos falta hablar de la otra parte… y es que el teatro también des- educa, des-sensibiliza, des- humaniza y des-muchas cosas e imbecibiliza.

Esta de moda el bullyng y nos parece terrible, pero tan pronto tenemos la oportunidad de humillar en escena lo hacemos, y además nos sentimos respaldados por la risa y el aplauso cómplice de la «genialidad» de los actores. ¿No podría ser el arte un vehículo de integración?

Es tremendo… vamos de listos y prepotentes presumiendo de que «los niños son un público muy difícil y exigente, que son sinceros, y si los niños reventaron de risa, es por que funciona y si funciona somos «cojonudos».

No señores. Bajémonos de esa mentira y pongámonos la mano en el corazón, o al menos la verdad en la lengua.

Que los niños sean sinceros, eso no lo sé, a lo mejor y dependiendo de la edad y la basura o no que se les haya puesto en la cabeza y en el corazón; pero supongamos que sí, que son sinceros, y que sí se ríen y aplauden es porque les gusta. Pero ¿Qué es lo que les gusta? ¿Es que les hemos enseñado a ser exigentes? ¿Les hemos dado una educación artística? ¿Es que no sabemos, re sabemos y dominamos el chiste fácil? Y como el pago es poco… pues «hagámoslo fácil»

Ahora que esta tan de moda eso de la PNL (la programación Neuro lingüística) y disciplinas afines… no nos da por pensar que si tratamos a los niños con memeces, como si fueran idiotas pues más tarde o más temprano lo normal será que sean idiotas? Si programamos a los niños para ser idiotas, pues serán idiotas.

Si no estás conforme con lo que te pagan, pues no lo hagas y si en todo caso lo haces pues hazlo bien.

Y es que los lenguajes del arte, bajo mi punto de vista, deben ser manejados con un mínimo de ética. Esa carrera loca en búsqueda del aplauso hace daño al niño, a la sociedad, al arte, a la vida.

Pedagogos, directores, actores, hemos de asumir la responsabilidad que nos corresponde, no vamos a salvar el mundo pero al menos en la parte que nos toca seamos éticos, pongamos un grano de arena limpia entre tanta polución. Tomemos el riesgo del fracaso en pro del respeto hacia al niño. El teatro es un lugar para valientes.

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