Críticas de espectáculos

Stanislaw Ignacy Witkiewicz/El éxtasis de los insaciables/Réplika Teatro

Un mundo absurdo

«La verdadera naturaleza de todos los sentimientos procede de las mentiras y de la insaciabilidad» S. I. Witkiewicz

El éxtasis de los insaciables, espectáculo de Mikołaj Bielski, compuesto de textos teatrales y no teatrales del escritor polaco Stanisław Ignacy Witkiewicz es una bomba saludable que explosiona el orden ideológico, político y social de nuestra sociedad que se ahoga cada vez más en la inercia, el vacío intelectual, los consensos de todos los tipos que ocultan la incapacidad de reaccionar y de actuar. Un teatro saludable que dinamita nuestro sistema de vivir, de entender la realidad y la existencia, basado en el miedo a la nada, al sinsentido, que bombardea al mismo tiempo los conceptos establecidos, anquilosados del arte, del artista y del teatro mismo.

Mikołaj Bielski nos obliga en El éxtasis de los insaciables a vivir la experiencia del mundo convulso, absurdo que vomita su ruina poniendo parches sobre sus fracturas, anestesiando permanentemente el dolor del sinsentido.

Un espectáculo que suena como una llamada al despertar del letargo cómodo, al ánimo para afrontar la realidad absurda, de la que huimos, la que no queremos ver.

Stanisław Ignacy Witkiewicz (1885 – 1939) artista polaco inclasificable, dramaturgo, filosofo, pintor, fotógrafo, novelista, fue un precursor de varias vanguardias del siglo XX. Su Teoría de la Forma Pura y su concepto radical del Teatro de la Forma Pura inalcanzable, como el del Teatro de la Crueldad de Artaud, que rompió con todas las reglas del teatro, ha influido profundamente en Tadeusz Kantor quien en los años 1950 estreno algunas obras de Witkiewicz.

Célebre en su época por su excentricismo, su consumo de peyote, su inconformismo radical, su obra incompren, iconoclasta, fue rechazada como absurda por el mundillo artístico de su tiempo.

Witkiewicz es considerado hoy como el padre del modernismo polaco y forma parte con Witold Gombrowicz y Bruno Schulz del trio de escritores más relevantes en la literatura polaca del siglo XX.

Radical tanto en su obra como en sus ideas y sus posiciones políticas, Witkiewicz se incorporó durante la Ia Guerra Mundial al ejército del Zar Nicolas II y se suicidó el 10 de septiembre de 1939 huyendo de las tropas soviéticas que estaban invadiendo Polonia.

Visionaria, a principios del siglo XX Witkiewicz habla en su obra de diversas formas de totalitarismo, de nacionalismo y de populismo, de capitalismo salvaje, de la aniquilación del individuo absorto por las masas, de la deshumanización y de la mecanización de la sociedad, total, lo que estamos viviendo hoy.

Soló una docena de las 30 obras de teatro de Witkiewicz escritas antes 1928 se representan más o menos frecuentemente.

En su espectáculo Mikołaj Bielski propone una aproximación más vasta y concentrada en lo esencial del teatro y de algunos escritos no teatrales del escritor polaco.

Los textos componentes de la trama dramatúrgica proceden, en su mayoría de Comedia repugnante de una madre, de Los zapateros, del ensayo Narcóticos, El loco y la monja y La gallina acuática. Esta partitura textual forma la quintaescencia del pensamiento filosófico de Witkiewicz y de su concepto del teatro que rompe con lo verosímil y en que, a través de acontecimientos inesperados, inhabituales, se crea una sensación de sueño y de alucinación.

El teatro en que lo grotesco, la parodia, el absurdo, el humor destructor estan impregnados por el pesimismo radical, mas, el catastrofismo absoluto.

Los aspectos autobiográficos y personajes familiares nutren la obra de Witkiewicz, quien frecuentemente se proyecta a sí mismo como protagonista principal de sus piezas de teatro.

Así en El éxtasis de los insaciables pone en escena una familia de la nobleza arruinada, degradada, con León, un artista incumplido y ya irrecuperable que tiene una relación conflictiva con su madre, baronesa libertina, alcohólica, el Conde, evocando al padre de Witkiewicz, pintor y celebre crítico de arte, que abastece la cocaína a la familia, Sofía, la novia de Leon, une joven extravagante «muy mal educada, no está dispuesta a trabajar (…) la única mujer en el mundo que podemos introducir en la familia sin que desentone» declara León.

Son los especímenes irrisorios de la humanidad, en formato reducido, «que camina hacia la ruina cada vez con más rapidez».

Declaraciones fulgurantes, subversivas de León, breves diálogos contradictorios con el Conde y su madre, irrupciones de ideas y constataciones en un tono absurdo, provocador, fuera de lugar, en los intercambios entre los protagonistas, siguen desordenados. Las frases se repiten, a veces se dicen en el modo coral, se dislocan convirtiéndose en una cacofonía intensa, en un ruido sin sentido.

Las ideas filosóficas y la vulgaridad se chocan, se confunden. «La grandeza se encuentra solo en lo pervertido» declara León.

Hablando del teatro evoca a Ibsen, Strinberg, se burla del inconsciente freudiano, de Nietzsche, releva y contradice las ideas de Spengler «la inteligencia es síntoma de decadencia».

«El capitalismo, dice, es un tumor maligno que ha empezado a pudrirse y a comerse el organismo de donde surgió».

Y sobre el corrupto de la democracia «La pobre gente no huele que la mentira democrática apesta».

El arte está muerto. El artista autentico debe «intentar de crear de la nada trampolines de posibilidades nuevas, lo imprevisto.»

Mikołaj Bielski crea en su espectáculo un teatro explosivo tanto en el discurso como en la forma. Organiza el material textual como una partitura musical, destacando su potencial y su dinámica física, los ritmos, los cambios y rupturas de tono, las variaciones y repeticiones de temas.

La música en directo con tres músicos en el escenario (percusión e instrumentos electrónicos) se integra en la dramaturgia escénica, proporcionando algunas imágenes sonoras evocadoras, como por ejemplo la imagen con la Polonesa Adiós a la patria de Oginski en que los personajes esbozan unos pasos de baile.

El espacio escénico despojado, con solo 4 sillas y una mesa.

El Conde, un actor negro alto torso desnudo con una capa larga negra, forrada de rojo, evoca un vampiro. La madre lleva un vestido negro. Sofía, con pantalón corto, medias de rejillas, camiseta colorada, León, pantalón y camiseta.

El espectáculo, en cinco escenas, empieza con el discurso de León quien habla después con el Conde y su madre, mientras Sofía en un columpio se balancea por encima de los espectadores.

Los actores, siempre en la cuerda floja, oscilan entre la encarnación de los personajes y figuras emisoras del discurso witkiewicziano, formando un exquisito cuarteto. Dominan perfectamente toda la gama de tonalidades: grotescas, artificiales, enfáticas, patéticas, caricaturescas, moviéndose con naturalidad en esta partitura, sin ninguna nota discordante.

La última escena de la cena es realmente impresionante. Los personajes llevan la mesa al centro del escenario, traen las sillas, haciendo un gran alboroto, llevan los platos, la comida. Se sientan a la mesa, comen, beben vodka, toman cocaína que el Conde, actuando como maestro de ceremonias, les proporciona en gran cuantidad. La escena es una parodia de la misa.

«Ahora todo es mejor, más perfecto, todo me da igual» se exclama León, y dirigiéndose al público, es decir a la humanidad, dice «Caballeros espero que se queden a comer con nosotros. (…) Ya no se quién soy. ¿ Y vosotros ? ¿ sabéis quienes sois ?»

Los personajes parecen alcanzar la felicidad, un estado de éxtasis. Siguen comiendo sin parar en silencio total, sin ninguna palabra, se oye solo el ruido rítmico de los cubiertos y de los platos, como una música mecánica.

Es una imagen magnifica, poética, del festín sin fin de los insaciables.

Los espectadores dándose cuenta de que el espectáculo no tiene fin, poco a poco se van, mientras los protagonistas siguen comiendo.

Estamos aquí frente al teatro puro que en lugar de representar nos hace vivir la experiencia de la realidad cruda, profunda, trágica, del ser humano.

Irène Sadowska

El éxtasis de los insaciables – A partir de material dramático de Stanisław Ignacy Witkiewicz – Dirección, dramaturgia, diseño de escenografía, iluminación y vestuarios Mikołaj Bielski – Con : Socorro Anadón, Raúl Chacón, Malcolm Sitté, Eeva Karoliina – Espacio sonoro en directo ErRor Humano – En el Teatro Replika en Madrid

A partir del 11 de noviembre de 2016

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