Críticas de espectáculos

Summer evening/Javier Vicedo Alós/Miguel Rojo

Especulación

Empleo el término especulación en el sentido de mirar con atención una cosa para reconocerla y examinarla; incluso puedo admitir el sentido figurado de meditar, reflexionar; en ningún caso quiero referirme a la acepción comercial ni a traficar. Y es que «Summer evening», texto escrito por Javier Vicedo Alós, Premio de Teatro Calderón de la Barca 2014, me parece un gran juego de especulación semiótica tanto desde el punto de vista del autor que parte de la posibilidad dramática de un cuadro pictórico como el juego, el diálogo, que establece con el espectador.

La obra está basada en el cuadro homónimo del pintor norteamericano Edward Hopper. La pintura muestra el porche de una casa de madera donde aparecen un chico y una chica con la apariencia de estar conversando en una noche de verano. Lo que a simple vista carece de importancia, incluso el cuadro resulta anodino, da la posibilidad de especular acerca de la relación entre los dos jóvenes, de sus conversaciones, intereses, historias personales, de su devenir.

De esto va la obra, de una narración al alimón entre ella y él; es una narración donde quizá se incluyan ellos mismos o podría ser de diversas parejas distintas entre sí. La narración fraccionada en seis o siete pasajes, tiene como hilo conductor el mismo comienzo: «Hacía un calor espantoso, eran las dos de la madrugada (…) los aspersores, (…) el crepitar de un mosquito sobre la lámpara…» Y después, cada historia puede tener o no relación con la anterior según la imaginación del espectador.

La chica y el chico, además de recitar sus dos personajes, a veces realizan el rol de otros personajes e, incluso intercambian la personalidad en el diálogo. En todo caso estamos ante una especie de lo que se denomina «narraturgia» donde el significado o la poética de las diferentes escenas importan solo en cuanto que permitan al espectador desarrollar una reconstrucción mental del suceso alejado de toda emoción.

Llegados a este punto, hay que significar que da la sensación que el director Miguel Rojo ha optado por una interpretación de personajes planos, sin organicidad, personajes de papel en vez de humanos. En este sentido, el distanciamiento de la narración se hace patente. No es la primera vez que veo tal contención dramática en los actores; debe de ser tendencia de la postmodernidad.

Una de las escenas de mayor distanciamiento que aporta gran interés y acierto se logra en la que el diálogo se realiza en absoluta oscuridad y sin ningún apoyo sonoro ni de otras imágenes. Por el contrario, la siguiente y última escena de la obra parece sacada de todo el contexto del cuadro. Los personajes se humanizan, se despojan del plano pictórico y narran la historia del contagio de enfermedad sexual. La posible repercusión social de una epidemia de tal calibre produce cierta conmoción. Es una escena que rompe con todo lo anterior.

Ni la historia del accidente en la calle, ni la del padre que regresa de Europa trastornado, ni siquiera la escena de la pareja sentados mientras son filmados en vivo y proyectados a la vez, ninguna de esas escenas plantea emoción alguna. Todo se queda en un juego teórico, posibilista, que exige le participación del mirador del cuadro, del espectador.

La puesta en escena cuenta, además de los dos intérpretes, con dos elementos que subrayan el sentido expositivo de la narración. Uno de estos elementos es la aportación sonora en vivo de los ruidos que se van describiendo. El otro elemento consiste en la proyección en vivo de una serie de maquetas presentes durante la representación. Ambos elementos validan el espectáculo como un hecho teatral.

Con todo, estamos ante una vuelta de tuerca del teatro contemporáneo que centra la atención en la morfología más que en el significado poético o en la metáfora. La compañía Los Bárbaros se han lanzado a una empresa valiente porque no siempre es bien asumida por el público que espera «el mensaje» y cierta emoción. El espectáculo está muy bien resuelto conteniendo el pulso con la inteligencia para jugar con el espectador.

Manuel Sesma Sanz

Espectáculo: Summer evening, Autor: Javier Vicedo Alós. Intérpretes: Salvador Bosch y Sara Martín. Espacio escénico: Miguel Ruz. Espacio sonoro: José Pablo Polo. Dirección: Miguel Rojo. Producción Los Bárbaros. Sala Cuarta Pared de Madrid, 12 al 14 de enero.

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