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Távora vuelve a llevar a escena ‘Quejío’

QuejioFotoLaCuadraEl Távora Teatro Abierto de Sevilla acoge, 45 años después de su primera representación, el clásico del teatro andaluz ‘Quejío’ de Salvador Távora y su agrupación teatral La Cuadra. Las representaciones se realizarán del 15 al 19 y del 23 al 26 de febrero a las 20:30 horas.

 

Hiperbólica Producciones produce esta reposición de ‘Quejío’, espectáculo que cuenta con dos intérpretes del montaje original: el guitarrista Jaime Burgos y Juan Romero, bailaor de La Cuadra y que en esta ocasión realiza una colaboración interpretando las partes de flauta de la obra. Además, participan cinco intérpretes más: los cantaores Manuel Vera Quintanilla, Florencio Gerena y Manuel Márquez de Villamanrique, el bailaor Juan Martín, y la actriz Mónica de Juan. La escenografía recupera además algunos elementos del montaje original.

Salvador Távora – 2017

Hace ya cuarenta y cinco años que de nuestras gargantas nos salió un grito ronco, dolido, agresivo; y de nuestros pies, golpes de flamenco viejo, distanciado y lejano del que la dictadura promocionaba en festivales esplendorosos, tablaos y teatros para divertir. En ese estudio dramático sobre cantes y bailes de nuestra Andalucía, al que llamamos QUEJÍO, incorporamos en expresiones sonoras, el dolor de todo un pueblo: la lucha campesina de la que hablaba Blas Infante, el silencio dramático de la emigración, las cicatrices que causan en el alma el miedo, las bocas cerradas del medio popular, y la Andalucía aplastada por la imagen panderetera que tapaba, con un manto negro bordado en oro, el hambre, el analfabetismo y el chiste fácil de su cruda realidad.

Por un impulso nacido de nuestra dignidad como andaluces, le plantamos cara a la enajenación con nuestras espaldas cargadas de los cantes y bailes de nuestra tierra y nuestros pechos descubiertos para recibir la violencia de los sectores acomodados que voceaban un paraíso andaluz.

El paso fue decisivo: además de su función social, destapábamos la estética de un arte popular apoyándonos en la violenta belleza de nuestros cantes y nuestros bailes despojados del virtuosismo en las voces y de volantes de encajes en los vestidos. Desde nuestra presentación en Paris, el 22 de abril de 1972, en el Gran Anfiteatro de la Sorbona, invitados por el Festival de Teatro de las Naciones dentro del apartado de «Teatro Político y Minorías Culturales», hemos recorrido el mundo con el eco de un grito que sorprendió al ámbito cultural del arte escénico: 25 espectáculos estrenados, más de 5.000 funciones realizadas, 34 países visitados y la asistencia a 200 Festivales Internacionales.

Y el nombre de nuestra tierra se fue consolidando en función de su identidad y sus logros laborales. Andalucía, despojándola del folclorismo colorista en aquellos tiempos imperantes, empezaba a tener un lugar en el panorama de reivindicaciones plenamente en marcha en nuestro pueblo.

Al grito de Viva Andalucía libre por el que murió Blas Infante con dos tiros en el pecho se le han puesto coros sinfónicos y banderas blancas y verdes de rica tela.

Circunstancias largas y difíciles de contar en estos momentos tan difíciles económicamente y tan confusos ideológicamente, nos han llevado a retomar ese espectáculo, QUEJÍO, desde este refugio de teatro popular que ocupamos en nuestro barrio, con la misma ilusión y exacto convencimiento que en aquella lejana fecha de su estreno.

Volver a cerrar los puños hoy en un espacio íntimo como el de nuestro teatro, en nuestro barrio, es volver a plantarles cara a la incertidumbre, a la sombra de la pobreza, a las desigualdades y sobre todo al olvido del compromiso cultural de Andalucía como Nación.

A José Monleón y Paco Lira

Cuando la vida comienza a darte avisos, como esos clarines que suenan en las plazas de toros, avisándote de que la muerte te está rondando en los atardeceres sevillanos de blanca paz o de azules relámpagos, en ese mirar «patrás» de cuantos se han quedado grabado en tu cerebro, yo veo las manos y las voluntades que incidieron en mi vida pasada y avalan también mi vida presente.

José Monleón y Paco Lira fueron para mi puntales sólidos en los que puse mis pies, mis manos, mi cabeza, mis ilusiones y mis aciertos. José Monleón y Paco Lira, en este recuento de años decisivos en el transcurso de mi vida, son decididamente recuerdos que me permiten alzar mis manos para coger las suyas, como lo hice el primer día de aparecer en mi mente los valores de un QUEJÍO que, sin ellos, hubiera sido inalcanzable. La cesión de Paco de su local para poner en marcha la loca idea de un lenguaje teatral insólito, y la generosidad de Monleón al apostar por la andadura, fueron decisivos en ese tumulto de voces contrarias y conservadoras, a las que el tiempo, que todo pone en su lugar, pudo acallar para construir un hecho artístico que a todos nos abraza.

Por ello dedicar, hoy, unas palabras a su empuje para encontrar un arte contemporáneo, es lo más justo, razonable y.entrañable.

Salvador Távora

Sevilla, febrero de 2017

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