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Teloncillo estrena una versión libre de ‘Caperucita’

El icono popular de Caperucita Roja queda desmontado escena a escena en la versión escrita y dirigida por el director argentino Claudio Hochman de este clásico europeo, producido por la compañía Teloncillo. Su estreno ha tenido lugar en la XIX Feria de Teatro de Castilla y León, Ciudad Rodrigo (Salamanca), que se celebra del 23 al 27 de agosto.

 

Hochman plantea el relato en una comedia de enredos donde, como dice él, «nada es como debería ser…». Para empezar, a Caperucita le gusta más la caperuza azul que la roja y en sus andanzas por el bosque, el lobo para ella es uno de tantos animales que pueblan el monte, permitiéndose la licencia, incluso, de invitarle a compartir parte de la comida que lleva en su cesta camino de la casa de su abuela.

El espectáculo está lleno de plantemientos sorprendentes al margen de la creencia urbana de que el lobo es un ser peligroso para los humanos. El creador del texto y director del espectáculo, sin embargo, considera que se trata simplemente de un depredador que «lo único que quiere es comer», resalta.

«No se puede atribuir a alguien una característica negativa solo por haber nacido lobo. Eso es el principio de la discriminacion, del racismo, del antisemitismo y de todos los adjetivos que no tienen ningún sentido y que le hicieron y hacen tanto mal a la humanidad», aclara el dramaturgo.

El interés de Hochman por esta conocida obra de la literatura europea está en aquellos aspectos que «Caperucita se cuestiona y cuestiona», al mismo tiempo. «El montaje conserva la esencia de la versión original en algunos aspectos pero en otros no. Caperucita no deja de perderse en el bosque deslumbrada por las flores, ni muestra miedo ante la presencia del lobo, pero va a la suya y sorprende al público que no sabe, a medida que avanza la obra, de qué manera continúa la acción y, sobre todo, cómo va a terminar», advierte. En esencia, «lo que transmite esta versión es que podemos jugar con el destino», reivindica el dramaturgo.

Con cuatro actores y actrices -Silvia Martín (Caperucita), Ángeles Jiménez (Madre y abuela), Javier Carballo (El Lobo) y Juan Luis Sara (Padre)-, el espectáculo juega con los personajes desde el comienzo de la función hasta su conclusión, sin que el espectador sepa muy bien cuál es la siguiente sopresa de la acción.

La música, habitual en las producciones de Teloncillo y compuesta por Suso González, se convirte en otro de los elementos destacados del último montaje de la compañía vallisoletana. Una guitarra eléctrica, su timbre y los recursos expresivos y técnicos, y la ayuda de los sonidos de un cuarteto de jazz, «acaban por dar el carácter estético musical que la obra necesita», señala González.

Esta es el quinto espectáculo que Claudio Hochman escribe y dirige para Teloncillo después de Kaspar (2006), Marco Polo (2007), Josefina (2009) y Los animales de don Baltasar (2011).

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