Sangrado semanal

The Flow

¿Han perdido ustedes alguna vez el sentido del tiempo? Y no me refiero con ello a que no supieran qué hora era en un momento dado, sino a haber olvidado la existencia del mismísimo reloj. Dicen que sucede cuando se cabalga una buena ola de mar haciendo surf. Pero también lo muestra el artesano que trabaja una superficie de madera, cuando sus manos, la herramienta y el material dialogan entre sí, bailando un lenguaje secreto que puede llegar a hipnotizar a quien le mira.

La distorsión de la experiencia del tiempo es, de hecho, uno de los componentes que se deben cumplir para que una persona entre, en lo que Csikszentmihalyi llama «estado de flujo». Estar en flujo es un estado de la mente en el que la persona se halla completamente inmersa en la actividad que realiza con una concentración absoluta y un gran disfrute del proceso que realiza. Tanto es así, que la experiencia subjetiva del tiempo se altera. Cuando uno ha estado fluyendo, 4 horas pueden parecer un minuto.

Sentir que el tiempo ha volado es tan solo una de las 6 condiciones que deben darse para que un ser humano tenga la experiencia de estar en flujo. 6 aspectos que deben aparecer juntos y en combinación para que esta experiencia vital tenga lugar en propia piel. Paso a presentarlos a continuación para que comprueben hasta qué punto les son familiares:

Cuando fluimos debe darse una intensa concentración sobre algo preciso en el momento presente. (Es decir, estar con todo nuestro ser aquí y ahora) La acción que desarrollamos y la consciencia de estar desarrollando dicha acción deben fusionarse. (Es decir, hay que saber qué estamos haciendo mientras lo estamos haciendo). También es necesario perder la capacidad reflexiva de auto-conocimiento. (En ese aquí y ahora no hay que detenerse a juzgarse, porque en el momento en el que lo haces te sales de la onda del flujo). Es importante también tener sensación de control personal sobre la actividad que se está realizando. Y por último: la recompensa que aporta la experiencia de estar en flujo es intrínseca al proceso. (El goce que nos aporta la actividad en sí es la recompensa por realizarla)

Para estar en «flow» debe darse, además, un delicado equilibrio entre lo que somos capaces de hacer y lo que la actividad nos exige. Si nuestras capacidades son demasiado elevadas para la actividad que ejecutamos, no entraremos en estado de flujo, sino en un estado de aburrimiento. Si, por el contrario, las condiciones de la actividad que deseamos realizar son demasiado exigentes para nuestras habilidades, el resultado es un estado de ansiedad que es mejor no desear ni al peor de los enemigos.

Como ven, muchas son las cosas que tienen que aparecer y darse en conjunto para que los seres humanos podamos tener esa experiencia arrebatadora que es vivir un estado de flujo, en el que el tiempo desparece y hasta nos olvidamos de nuestras necesidades más básicas: dormir, mear, fumar… Entrar en «flow» es, probablemente, una de las vivencias más bellas que pueda tener un ser humano. Y segura estoy además, de que a nadie le ha sonado muy ajeno eso de perder el sentido del tiempo. Signo este que indica, que si no lo han vivido ya, no andan lejos de conseguirlo. Que fluya el buen domingo.

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