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‘Tiempo de silencio’ de Rafael Sánchez regresa a La Abadía

La producción del madrileño Teatro de La Abadía ‘Tiempo de silencio’ podrá verse de nuevo en la Sala Juan de la Cruz desde el 28 de febrero al 17 de marzo. El reparto en esta nueva exhibición está conformado por Silvia Acosta, Sergio Adillo, Marina Andina, Julio Cortázar, Markos Marín, Roberto Mori y Lidia Otón.

 

La pasada temporada, el Teatro de La Abadía terminaba su ciclo sobre Memoria Histórica con el estreno de la primera adaptación escénica de uno de los hitos de nuestra literatura del siglo XX, ‘Tiempo de silencio’, novela del escritor y psiquiatra Luis Martín-Santos (1962), un grotesco retrato del Madrid de la posguerra donde su protagonista, un joven científico, descubre la marginación, la disfunción de los lazos familiares, la soledad, la impotencia, el odio y el obligado silencio que se esconde detrás de la vida urbana y del momento histórico reflejado.

Rafael Sánchez, director suizo-alemán descendiente de emigrantes españoles, debutaba en el Estado español con este montaje despojado e inquietante que trata de forma omnipresente la frustración y el fracaso de un joven en progresivo desengaño ante una realidad que se presenta a cada paso más sórdida. La adaptación, sintetizada con aguda precisión por Eberhard Petschinka, muestra, desde lo irónico hasta lo trágico, no solo el desmoronamiento de la España de la posguerra, sus mentiras, abusos y desigualdades, sino también la vigencia de aspectos referidos al rol de la mujer, la violencia de género, la precariedad de la ciencia o la paulatina desilusión de una generación sin esperanza.

‘Tiempo de silencio’ marcó al mismo tiempo el punto de inflexión para el progresivo abandono del realismo social en la novela española. Describe un viaje iniciático a los infiernos urbanos aunando la línea de escritores como Joyce, Faulkner y Proust, a la tradición picaresca, el lenguaje de Valle-Inclán y el imaginario de Goya.

Narra la historia de un investigador que, a través de experimentos con ratones, indaga acerca del aspecto hereditario del cáncer. Una vez que el joven científico se queda sin ejemplares para proseguir el curso de su investigación, busca nuevos ejemplares en unas chabolas a las afueras de Madrid, donde descubre la marginación. Tal y como asegura Sánchez, la obra “nos muestra cómo los personajes luchan por la supervivencia y cómo el individuo, si le dejan solo, no es capaz de sobrevivir. El sistema de entonces estaba diseñado para mantenerse a sí mismo y no se preocupó por el bienestar común, por no hablar del individuo. La gran pregunta que hacemos con este espectáculo es: ¿En este sentido, cómo ha cambiado nuestra sociedad desde entonces?”.

La puesta en escena de ‘Tiempo de silencio’ viene claramente determinada por su estructura plástica y formal. En el escenario, una impactante medianera envuelve el relato de Don Pedro. Las ruinas de un pasado incierto que lo mismo evocan una pensión, un laboratorio, un prostíbulo o un pueblo chabolista. Los actores, a ratos como personajes, a ratos como narradores, nos conducen con dialéctica torrencial, por la historia, dotándola de un marcado carácter narrativo, que no se orienta nunca hacia lo ilustrativo sino más bien hacia a lo asociativo.

El montaje sigue el experimentalismo de la novela, así, “de un pasaje narrado podemos saltar directamente a la escena, y viceversa. Para ello, los narradores no necesitan cambios de vestuario ni utilería”, explica Rafael Sánchez.

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