Críticas de espectáculos

Un dios salvaje/Yasmina Reza/Paco Montes

La ley del más fuerte

Sin ninguna duda Yasmina Reza es una de las más brillantes escritoras francesas, tanto como autora de teatro como novelista.Al mismo tiempo es un fenómeno. Su estilo personal, original, alejado de las tendencias y de las modas, y sobre todo con su libertad de pensamiento y su conducta fuera de todas prescripciones políticamente e ideológicamente correctas.

Yasmina Reza comenzó su carrera como actriz remarcable. Como autora, con su sentido casi físico de la escena, la fusión del lenguaje corporal y la palabra, de lo lírico y lo dramático, proporciona una fuerza excepcional, un ritmo y una respiración a su obra teatral y narrativa.

Un dios salvaje, escrita en 2007 y estrenada en Paris en 2008 en el Théâtre Antoine, dirigida por la propia autora con grandes actores: Isabelle Huppert, André Marcon, Valérie Bonneton, Eric Elmosnino, se convirtió en la película realizada por Roman Polanski en 2011 con el título Carnage.

Ahora llega al escenario en España en versión de Jordi Galcerán, quien restituye admirablemente la estructura musical, los matices de la violencia física y verbal, la ironía y los elementos cómicos, del texto original.

En varias ocasiones Yasmina Reza ha demostrado su talento de directora de escena. Así que en esta ocasión, no se puede ocultar que Un dios salvaje orquestado con maestría en su puesta en escena como una partitura musical, escavando sus capas profundas, está muy por encima de la puesta en escena correcta pero superficial de Paco Montes.

El título de la obra se refiere a un concepto de la ley del más fuerte en la naturaleza, que permite la conservación de la especie con sólo los individuos más robustos para que aseguren la reproducción, eliminando a los débiles y enfermos. En este sentido el «dios salvaje» encarna los instintos primitivos rechazados y ocultos en nuestra civilización.

En Un dios salvaje, a partir del acontecimiento anecdótico y no obstante cotidiano de la violencia en el ámbito familiar y social, Yasmina Reza derriba las máscaras de los comportamientos civilizados que disimulan los instintos primitivos, motores profundos, impulsos irreprimibles de nuestros actos.

En la obra de Reza no hay ningún psicologismo solo las relaciones, interacciones de los personajes que poco a poco pierden la apariencia, el como es debido, de la gente bien educada, culta. Se desnudan, develándose con sus debilidades, sus insuficiencias, sus odios, sus frustraciones, sus desprecios mutuales, sus contradicciones y sus prejuicios sociales.

Dos niños de once años se han afrentado en el parque. Uno de ellos se queda con los labios hinchados y algunos dientes rotos. Los padres de la víctima, Veronique y Michelle, han invitado a su casa a Annette y Alain, los padres del agresor para resolver el conflicto.

Veronique es una mujer que parece culta, escribe libros sobre temas humanistas, tiene una idea alta de ella misma. Michelle, un hombre apagado, desbordado por la exuberancia de su mujer que no soporta y frustrado con su trabajo de representante comercial. Annette, hipócrita, preocupada por su apariencia, oculta sus angustias. Y Alain, abogado, harto de posturas sociales artificiales y de convenciones burguesas, ocupado por constantes llamadas de móvil está casi ausente de la conversación.

El encuentro empieza con todos los clichés de la cordialidad, las demonstraciones de la buena educación y de la cortesía. A medida que la conversación prosigue y el alcohol libera las inhibiciones, el tono sube y se vuelve cada vez más violento. Las reacciones y comportamientos de los personajes se tornan brutales, incontrolables, histéricos.

Las dos parejas forman una especie de cuarteto disarmónico, sacando a la luz temas y variaciones sobre desacuerdos, resentimientos, odios y desprecios mutuales.

El salón burgués se convierte en un campo de batalla. Las mujeres se revelan más combativas que los hombres. Veronique pega a su marido, Annette vomita sobre los libros de arte y destroza las flores de Veronique, tira el móvil de su marido en el florero, etc…

En el escenario un salón burgués convencional: en el centro un gran sofá, a la derecha, en el primer plano, sobre unos cartones, libros y un florero con tulipanes, un sillón, a la izquierda. Y al fondo una mesa con una botella y copas, unas sillas.

Paco Montes imprime a la actuación un ritmo rápido, típico de la comedia de bulevar. No destaca suficientemente los contrastes, las modulaciones de tonalidades y de tensiones dramáticas en los diálogos. De tal manera que los actores sobreactúan lo grotesco y lo cómico, quedándose en la superficie de la obra.

Irène Sadowska Guillon

Obra: Un dios salvage (Le dieu du carnage) – Autora: Yasmina Reza – Versión: Jordi Galceran – Dirección: Paco Montes – Escenografía: José Helguera – Intérpretes: Jaime Zatarain (Alain), Maia Sur (Annette), Fernando Ramallo (Michelle), Lidia Navarro (Veronique) – En el Teatro Nuevo Apolo a partir del 4 de marzo 2016

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