Reportajes y crónicas

Veinte años de teatro en un lugar de La Mancha de cuyo nombre no puedo olvidarme

LA Veleta/Celcit, paradigma de los encuentros teatrales América y Europa

 

En estos días, del 29 de Septiembre al 15 de Octubre, se está celebrando en Almagro (Ciudad Real) la XVIII edición del Festival Iberoamericano de Teatro Contemporáneo (http://www.almagromonumental.com/informacionteatro.html) organizado por el CELCIT (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral), a través de su Teatro Laboratorio “LA VELETA” y el Ateneo de Almagro. Este Festival, que forma parte de una impresionante actividad que realiza en la rutilante llanura manchega “LA VELETA”/CELCIT a lo largo del año, unido al Festival Internacional de Teatro Clásico, considerado el evento más relevante del mundo en su género (dedicado al Barroco y al Siglo de Oro) han conseguido que Almagro, ese hermoso poblachón de origen medieval del pisto y la berenjena -declarado Conjunto/Histórico/Artístico-, sea hoy día la ciudad más típica del teatro español.

Popularmente, Almagro es conocido por el Festival Clásico, sobre todo para ciertos turistas (http://festivaldealmagro.com/es/home/index.php), del que recuerdo su inicio en el año 1983, a partir del mancomunado Patronato del Festival –patrocinado por el Ministerio de Cultura, Junta de Castilla-La Mancha, Diputación y Ayuntamiento- que modificó su gestión y estructura (con Javier Solana como ministro de Cultura y César Oliva como su primer director artístico), adoptando en 1984 el nombre definitivo de Festival Internacional. Un Festival que en los últimos años ha crecido en calidad, prestigio y proyección, especialmente este año que su nuevo director, el madrileño Ignacio García, entendiendo la labor desarrollada por LA VELETA”/CELCIT (espacio integrado en el evento que agrupa a gentes de la escena de uno y otro lado del Atlántico – http://www.celcit.es/-) ha tendido puentes con Latinoamérica, incluyendo en la programación -que ilustra en un cartel con una pintura del colombiano Botero– a sus grandes creadores del Siglo de Oro, poniendo en valor el patrimonio común que nos une: nuestro idioma.

Veinte años de teatro en un lugar de La Mancha de cuyo nombre no puedo olvidarme.

Una decisión inteligente de fomentar la unidad y el hermanamiento desde el teatro, que coincide con la idea del director de LA VELETA”/CELCITLuis Molina, de que “España, Portugal y América Latina forman una comunidad que tiene mucho que decir en el concierto universal y a veces nos olvidamos de ello” (del libro 40 AÑOS DE MEMORIAS DEL CELCIT, 2015). Y el teatro es uno de los mecanismos más útiles para propiciar esa integración, puesto que sus clásicos son nuestros clásicos y su historia es parte de nuestra historia.

Al famoso Festival Clásico, hay que reconocer –a pesar de que hubo en su historia algunos años de altibajos artísticos y considerable despilfarro, que generó deuda- que hoy día mantiene prácticamente intactos sus objetivos primigenios de dar a conocer, proteger y profundizar en la asombrosa belleza del patrimonio dramático, histórico y artístico que el Barroco pone a disposición –tanto en su emblemático Corral de Comedias, como en otros espacios de la ciudad-. Sin embargo, es un Festival montado con mucho presupuesto y publicidad institucional, que dura solo el mes de julio. Y por eso habría que reconocer igualmente la labor teatral continuada en todo el año de “LA VELETA”/CELCIT, porque es quien mantiene a Almagro como verdadera Ciudad del Teatro. Una labor importante –que, al lado del Festival Clásico, parece quedar en segundo plano para algunos políticos culturales-, realizada con mucho conocimiento y esfuerzo, luchando contra molinos de viento, entre las exiguas ayudas institucionales que recibe (que resulta un agravio en comparación con las del Festival Clásico). Una labor que agradecen la gente amante del teatro y los espectadores cultos, tanto de la ciudad como foráneos, por la amplia actividad que desarrolla en Castilla-La Mancha y en el país, considerada objetivamente, desde hace 20 años, como una fábrica insólita de iniciativas teatrales y un paradigma de los encuentros teatrales de América y Europa.

LA VELETA”/CELCIT

Para quienes no conocen “LA VELETA”/CELCIT, esta entidad teatral se levanta en Almagro al otro lado del ferrocarril, a 300 metros del núcleo urbano, en una finca ajardinada (con la figura de Don Quijote en la puerta) envuelta por una exuberante vegetación de álamos, olivos, pinos y cipreses, adyacente a una serie de aposentos y rincones –en sus galerías de exposiciones sobre Cervantes y García Lorca, biblioteca y videoteca, kiosco de títeres y pérgolas para las tertulias y recitales…- decorados con curiosa belleza, teniendo como fondo la sala de teatro y un espacio amplio para el alojamiento de artistas. Una marco hermoso que en parte me recuerda al que dispuso el CELCIT en sus inicios en Venezuela (la finca Marisela en San Bernardino, Caracas). Toda una Casa de Artistas Iberoamericanos, de sueños y utopías, situada hoy día en este lugar de La Mancha, para que los artistas que atraviesan el Atlántico puedan presentar sus propuestas escénicas e ideas creativas.

“La Veleta”/Celcit, paradigma de los encuentros teatrales de América y Europa.

Por “LA VELETA”/CELCIT, desde su apertura en 1998, han pasado cientos de compañías, así como numerosas personalidades –escritores e investigadores, directores, actores, profesores, críticos…- del teatro iberoamericano y español, que han desarrollado su labor en las instalaciones de la entidad y, partiendo de ella -coordinado por su Área de Promoción y Difusión-, por muchos lugares de España y Europa. Toda una tarea de representaciones, talleres, conferencias, conciertos o investigaciones, publicaciones y premios sobre el teatro, que sería arduo sintetizar en estas líneas. Pero de lo que da fe –entre otras publicaciones- el citado libro 40 AÑOS DE MEMORIAS DEL CELCIT. Un volumen publicado hace tres años, donde se reseñan también sus numerosas distinciones en América y en España, entre ellas lamedalla de Isabel la Católica (entregada por el Rey Juan Carlos) y un MAX de las Artes Escénicas 2010 por su admirable trayectoria.

Luis Molina y José Manuel Villafaina en Puerto Rico, cuando se crea la Federación de Festivales de Teatro de América a principio de los 70.

Hace pocos días estuve en Almagro, visitando este mágico “Parque de Don Quijote”, como llaman a “LA VELETA”/CELCIT, compartiendo una grata tertulia con sus propietarios y responsables del funcionamiento cultural, Luis Molina y Elena Shaposnik, en la que recordamos los inicios de “LA VELETA”, que este año celebra la efeméride de sus 20 años, y también los del CELCIT en Latinoamérica, del que he formado parte por épocas, colaborando –con mucho orgullo- como asesor, organizador, profesor, ponente y crítico. Y he sido testigo de su historia y de que su existencia ha servido –a lo largo de 43 años- no sólo para asegurar el conocimiento mutuo de artistas y público, sino para abrir caminos a instituciones que en la actualidad enriquecen el panorama cultural en una vasta geografía. Y también, del sacrificio personal –que pocos saben- de Luis y Elena, para mantener viva esta entidad (sin fines lucrativos) con firmeza y coherencia.

GÉNESIS DEL CELCIT

Recordamos la génesis del CELCIT, a comienzo de los años 70 del siglo pasado, cuando la comunicación entre el teatro de España y América Latina era casi inexistente. Conocí aMolina en esos años -se encontraba radicado en Puerto Rico-, cuando organizó en San Juan el I Festival Latinoamericano de Teatro y creó la Federación de Festivales de Teatro de América (de la que nació el CELCIT en 1975), buscando la comunicación entre los eventos teatrales existentes y promoviendo la iniciativa de introducir otros nuevos. Fue así como se articularon las relaciones entre festivales del Caribe, Centroamérica, América del Sur y España, de tal manera que los artistas pudieran desarrollar una actividad itinerante de unos a otros lugares y, de ese modo, incrementar el intercambio y el conocimiento de lo que se venía haciendo de manera aislada en cada país.

Así se articularon las relaciones entre los festivales teatrales del Caribe, Centroamérica, América del Sur y España.

Recordamos también mi regreso a España en 1977, para dirigir en Extremadura, aprovechando la irrupción democrática, un proyecto de “Infraestructura Teatral Extremeña”, donde, con la colaboración del CELCIT, durante varios años acontecieron exitosas actividades, como las I JORNADAS DE TEATRO Y CINE LATINOAMERICANO EN EXTREMADURA (que fueron anteriores al Festival de Cádiz), el I ENCUENTRO DE TEATRO ESPAÑA- AMERICA LATINA (con la firma de la carta de conclusiones en Trujillo), el SEMINARIO “ENCUENTRO DE DOS MUNDOS EN LA DRAMATURGIA IBEROAMERICANA CONTEMPORÁNEA”, la MUESTRA IBEROAMERICANA “QUINTO CENTENARIO” y un sinfín de conferencias, talleres y representaciones realizadas por prestigiosos artistas y compañías de Latinoamérica.

Villafaina y la actriz hispanovenezolana Diana Carmen Cortés, en el Parque Teatral LA VELETA, en sus inicios de 1998.

Y recordamos, cuando hace dos años “LA VELETA”/CELCIT estuvo a punto de cerrarse por la falta de recursos económicos (http://www.celcit.es/salvemoslaveleta.html). Siendo Extremadura una región que, el Día Mundial del Teatro –en el ENCUENTRO DE DRAMATURGOS EXTREMEÑOS celebrado en Badajoz-, se sumó a la idea solidaria, que latía en el ánimo de muchos intelectuales y artistas españoles y latinoamericanos, de demandar a las instituciones culturales el apoyo responsable y la ayuda material necesaria para que la entidad teatral desarrollara su actividad.

Para la Comunidad de Castilla-La Mancha, estos 20 años ha supuesto un importante progreso cultural la ubicación en Almagro de la sede española del CELCIT y de su teatro “LA VELETA”, organizador cada año del FESTIVAL IBEROAMERICANO DE TEATRO CONTEMPORANEO, que invita a creadores latinoamericanos a representar obras de teatro de América Latina, que antes se concentraban únicamente en Cádiz. Y es un lujo que la dirección de esta sede dependa de Luis Molina López (manchego, nacido en Aldea del Rey, a pocos kilómetros de Almagro), quijotesco personaje que logró que todos los artistas de España, Portugal y Latinoamérica fueran dejando su huella en ese ámbito internacional compartido, y que únicamente regresó a su tierra -cargado de sueños, de ideas cuantiosas- para emprender nuevos rumbos, anhelando que fuera el lugar donde poner en marcha el proyecto del espacio “LA VELETA”, como un acontecimiento cultural más que realce a la ciudad, abriendo una puerta natural para facilitar la presencia del teatro latinoamericano en nuestro país y en la Comunidad Europea.

Bajo esa premisa, este fin de semana ha empezado en Almagro el XVIII Festival Iberoamericano de Teatro Contemporáneo, que durará hasta mediados de octubre, y que representa uno de los hitos teatrales anuales de España y del continente europeo. No se lo pierdan.

José Manuel Villafaina Muñoz

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