El aprendiz errante

El aprendiz errante

El aprendiz, según la RAE, es “la persona que aprende algún arte u oficio”. Le sumamos “errante” para que tenga la oportunidad de “errar” (andar vagando de una parte a otra) en su aprendizaje. “Errar” de un territorio a otro del quehacer teatral: distintos países, distintas áreas culturales y sociales, distintas culturas y disciplinas teatrales.

Desde que Eugenio Barba acuñó el término “Tercer Teatro” y abrió con el ISTA (International School of Theatre Anthropology) el interés hacia las “otras” culturas teatrales, ha sido muy útil y necesario confrontar el teatro actual con los teatros internacionales, dentro y fuera de España y de Europa.

Pero “Errar” es también equivocarse durante el aprendizaje, aprovechar el “error” como faro de Alexandria, para descubrir el camino de cada uno.

Samuel Beckett decía “Ever tried. Ever failed. No matter. Try again. Fail again. Fail better”.
“Lo intentaste. Fracasaste. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.
En los mejores entrenamientos todo está pensado para que puedas “errar” sin ser juzgado o sin tener la sensación de “fracaso”.

El aprendiz tiene que “errar” para descubrir su vocación y/o camino.

Esta sección, “El aprendiz errante”, nace para reflexionar sobre el aprender «algún arte y oficio”, referida, en este caso, al oficio teatral en las salas de trabajo, fuera de las academias teatrales.
Quiere profundizar/ enfocarse en la práctica del entrenamiento y no sobre la formación entendida como pasaje de técnicas.
Una práctica necesaria para “mantener” el cuerpo disponible a la hora de crear y, a su vez, para enfrentar el proceso de conocimiento y transformación.

Yo comenzó en Italia a final de los `90, donde todos los grupos primerizos se “tropiezan”, sin buscarlo, con algún “viejo” actor de uno de los Grupos de Base. Es decir, los grupos de la generación de los ‘70 – ‘80 que, inspirados principalmente por el trabajo de Jerzy Grotowski o de Eugenio Barba, hicieron del entrenamiento un proceso para trabajar sobre sí mismos y, también, una gran herramienta colectiva para construir la identidad de grupo.

Así que tuve la “oportunidad” que luego se transformó en necesidad, de encontrarme con el “entrenamiento” desde el principio.

Llegando a Madrid en el 2007 me “tropecé” con un territorio donde fue muy difícil encontrar otros grupos que practicaran el “entrenamiento”. Hoy el panorama cambió mucho y “lavarse los dientes”, como Grotowski llamaba el entrenamiento, ya es una necesidad colectiva.

En el 2017, durante el “Territorios Teatrales Transitables, encuentro internacional sobre teoría y práctica de las artes escénicas” organicé un espacio de confrontación sobre el entrenamiento llamado: «Posibles caminos del actor: del entrenamiento a la práctica de conocimiento”.
En él participé junto a Viviana Bovino (Residui Teatro), Jarosław Fret (director del Grotowski Institute y de la cía Teatr Zar), Simona Sala (actriz de cía Teatr Zar) y Rosario R. Rodgers con los actores del grupo de entrenamiento del Teatro de la Abadía. Fue un espacio rico de confrontación y análisis sobre la práctica del entrenamiento. De allí empecé a recopilar, escribir, hacer entrevistas sobre el tema.

Con “El aprendiz errante” quiero seguir esa labor y tejer, también fuera de la sala de trabajo, reflexiones sobre el entrenamiento del actor-bailarín para poder volver a la sala con más estímulos para nuestros impulsos creativos y menos resistencias.

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