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‘Moto-Membra Jesu Nostri’ fusiona la música de Buxtehude con un emocionante texto de Eneko Sagardoy

Es una producción propia del Teatro Arriaga que se estrena en Bilbao el viernes 14 de octubre

El Teatro Arriaga de Bilbao afronta la cuenta atrás para el estreno de su nueva producción propia, que tendrá lugar el viernes 14 de octubre, a las 19:30 horas. Se trata de una producción muy especial, ‘Moto-Membra Jesu Nostri’, un concierto escenificado dirigido musicalmente por Andoni Sierra y escénicamente por Lucía Astigarraga, que fusiona sobre el escenario la interpretación de una obra maestra de la historia de la música, que sin embargo no es demasiado conocida por el gran público, con un nuevo y emocionante texto creado ex profeso por Eneko Sagardoy e interpretado por él mismo.

En concreto, ‘Moto-Membra Jesu Nostri’ es una escenificación del concierto Membra Jesu Nostri compuesto por Dieterich Buxtehude en 1680. Este ciclo de siete cantatas dedicadas a los pies, rodillas, manos, costado, pecho, corazón y cabeza de Cristo será interpretado en directo por el reconocido conjunto Conductus Ensemble, especializado en música barroca y renacentista. Hay que reseñar que esta formación, bajo la dirección de Sierra, ha editado recientemente un CD con el sello IBS Classical precisamente dedicado a esta obra maestra de Buxtehude, que resulta fundamental para entender la evolución de la música germana a lo largo del siglo XVII. Y sin embargo, pese a ser un autor audaz e innovador, admirado por genios como Bach o Händel, su obra no ha obtenido la misma fama.

Por todo ello, una de las intenciones de esta nueva producción del Teatro Arriaga es acercar al público esta joya de la historia de la música, gracias a un Conductus Ensemble que estará para la ocasión formado por 15 voces y 11 instrumentistas, incluyendo al propio Andoni Sierra. Entre esas quince voces habrá cinco solistas, concretamente las de las sopranos Jone Martínez y Lucía Gómez, el alto Leandro Marziotte, el tenor Aitor Garitano y el barítono Jesús García Aréjula.

Eneko Sagardoy ha escrito e interpreta un texto sobre un hombre que desaparece para siempre en un presunto accidente de moto y sobre el amor de quien se queda. Y todo sucede en una cuidada escena contemporánea de Lucía Astigarraga, que ha optado por una propuesta sobria que da aire y protagonismo a todos los artistas involucrados. La creadora getxotarra no sólo dirige el espectáculo, también ha construido la dramaturgia del mismo y ha diseñado la escenografía.

Lucía Astigarraga está construyendo una sólida carrera profesional, siendo capaz de ejercer en paralelo como actriz (recientemente formó parte del elenco de ‘Erresuma/Kingdom/Reino’) y a la vez como ayudante de dirección de numerosos trabajos de Calixto Bieito. En los últimos años y de forma muy natural, Astigarraga ha dado el salto a la dirección de escena y ya ha comandado proyectos como un montaje de ‘Carmen‘ en el Theater Aachen, en 2021.

El equipo creativo se completa con Pau Alí, encargado del diseño del vestuario y Alberto Rodríguez Vega, quien se ha ocupado de la iluminación.

Moto-Membra Jesu Nostri’ es un espectáculo que parte de interrogantes: “¿Cuánto hablan nuestros cuerpos de nosotros? ¿Qué queda de ti en tu cuerpo sin vida? ¿Qué queda de nosotros en los lugares donde nos amamos? Nadie sabrá de ti, nadie sabrá de mí, nadie sabrá de nosotros. Si el forense preguntara a la carretera sobre la que yaces, sé que susurraría mi nombre.” Cuando vemos la muerte no suele ser la propia, sin embargo, nos proyectamos en su reflejo y nos atormentamos a preguntas sin respuesta acerca de nuestro devenir. La pérdida genera dolor insoportable. Se trata de una muerte accidental de alguien amado, instantánea e imprevista, sin aparente causa ni justificación. El delirio puede confundirlo todo, embellecer el pasado, oscurecer dramáticamente la visión del mundo o llevarnos a recrear en bucle situaciones vividas y sumergirnos en un continuo análisis obsesivo. El “yo” interactúa con “los demás” y se recrea en busca de consuelo y esperanza, sin encontrar a menudo satisfacer tales necesidades. La música canta a la muerte de Cristo, la gran tragedia universal que se hace privada y personal en algún momento de toda vida. El cuerpo y sus partes conforman un actor solo, que habita dos almas. Eneko rememora el amor de Josu y nada en el bosque de la infancia de éste con el único propósito de entender su pérdida.

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