Alma Vidal retrata con humor y crudeza a una generación en ‘El Dios de la juventud’

Se estrena en el Teatro Pavón, con Marta Poveda, Antonio Hernández Fimia, Natalia Llorente y Nacho Almeida en el reparto
El Teatro Pavón de Madrid acoge del 2 de julio al 10 de agosto ‘El Dios de la juventud’, una obra escrita y dirigida por Alma Vidal e interpretada por Marta Poveda, Antonio Hernández Fimia, Natalia Llorente y Nacho Almeida.
Se trata de un juego metateatral en un retrato de la juventud en el momento de dar el salto al mundo adulto. Una obra existencialista y parcialmente trágica, donde el ego del joven artista y su patética lucha por la resistencia están en el punto de mira. Un grito de una generación a la que se la ha prometido un éxito ficticio y narcisista, y que debe volver a encontrar la autenticidad y el sentido único de su existencia.
Concluida su obra más perfecta, Amalia se entrega irrevocablemente al suicidio. En ella constata que no tiene sentido seguir viviendo cuando ya solo queda envejecer. Sabe que nunca podrá escribir nada mejor y ha decidido ser consecuente y suicidarse. Antes de que esto ocurra se encuentra con Mateo, un joven idealista que ha caído perdidamente enamorado de ella. Juntos compartirán un viaje en tren.
Eso está escribiendo Gonzalo, el verdadero protagonista de esta doble ficción. Un joven soberbio y apasionado que se ha perdido a sí mismo intentando terminar su obra. Obsesionado con la muerte, la juventud y el amor, se enfrentará a una madre que no lo entiende, a un amigo al que quiere tanto como desprecia, a una hermana que supera su propio talento, a un mundo al que no pertenece y, sobre todo, a sí mismo.
Cuatro actores construyen el entramado de esta doble ficción. Interpretando a varios personajes de manera camaleónica tejen la trágica y patética crisis que atraviesa el protagonista de la obra. Distintas capas narrativas y formas teatrales se entrecruzan en este montaje. El grito de una generación a la que se ha prometido un éxito ficticio y narcisista, y que debe volver a encontrar la autenticidad y el sentido único de su existencia.
Un tránsito dantesco, desde una perspectiva contemporánea llena de humor, por los infiernos que atormentan a las nuevas generaciones.