Breve cronología de la teoría teatral (1): marco y preludios
En teatro, el Ensayo es la materia literaria sobre la cual se inscribe el pensamiento y la teoría escénica a lo largo de su historia, desde sus antecedentes en la antigüedad hasta las obras ensayísticas de hoy día.
Como Ensayo me refiero a textos que tienen las siguientes características: una subjetividad marcada por el juicio del autor o autora, la ausencia de una metodología de creación precisa, el carácter híbrido entre lo artístico y lo científico, el uso de herramientas poéticas y el carácter fragmentario de su estructura.
Abarcar la historiografía de los ensayos sobre teatro es una labor ingente que no se ha realizado hasta la fecha. Ingente, por un lado, por el inmenso espacio de estudio que se abre, puesto que existe una gama amplísima de textos que, teniendo como tema central el teatro, pueden considerarse dentro del marco de los géneros ensayísticos. Encontramos ahí cartas, diarios, notas artísticas personales, artículos académicos, libros autobiográficos, formatos cercanos a los manuales técnicos u obras de género claramente ensayístico. E ingente también por la gran diversidad de perspectivas que se vierten en dichos textos. Quienes escriben obras ensayísticas sobre teatro lo hacen desde y sobre los diferentes oficios del arte escénico: la interpretación, la dirección escénica, la dramaturgia, el espacio escénico, el vestuario, la iluminación o incluso desde el ámbito puro de la filosofía y de la teoría teatral.
Asumiendo lo inabarcable de la tarea, en esta y en las siguientes entregas me gustaría delinear una breve cronología de la teoría teatral, ciñéndome a ensayos que tratan sobre teatro y que cumplen estos dos criterios:
1)Ensayos de artistas escénicos que reflexionan sobre el teatro desde su propia práctica en calidad de actores, actrices, productores/as o directores/as (o todas ellas). Excluiré, por tanto, aquellos que reflexionan sobre el arte escénico sin tener trayectoria como artistas escénicos o aquellos ensayos que se escriben exclusivamente desde y sobre el ámbito de la dramaturgia.
2)Ensayos donde se teoriza y se plasma una concepción global del teatro en cuanto a sus aspectos técnicos, éticos y estéticos. Se trata, tomando la expresión de Ferdinando Taviani, de literatura que «hace teatro sin drama»; es decir, textos que no son dramatúrgicos sino reflexivos, y que edifican una manera de concebir el arte teatral en su conjunto.
Establecido el marco, podemos empezar esta breve cronología trazando algunas pinceladas sobre los primeros textos ensayísticos sobre teatro.
En Occidente hay escritos que reflexionan sobre el hecho escénico desde la Antigua Grecia gracias a filósofos como Platón y, sobre todo, Aristóteles; y a dramaturgos como Plauto. Sin embargo, existen pocos textos teóricos sobre teatro que provengan de personas dedicadas al oficio escénico que no sean dramaturgos, salvo que se consideren cercanos al oficio teatral a retóricos griegos. En tal caso, se puede citar Julio Pólux, ya en siglo II, en cuya obra “Onomasticon” hay partes dedicadas al teatro. En la Antigua Roma nos enfrentamos a una ausencia similar: los textos que piensan sobre el teatro provienen de los prólogos de las obras de algunos dramaturgos (Terencio) o de retóricos y filósofos (Cicerón o Quintiliano, por ejemplo).
En Oriente, existen dos grandes obras provenientes de la antigüedad que piensan profundamente sobre teatro: el “Natyasastra” y las obras de Zeami. La primera recoge la tradición escénica de la India antigua y, aunque habitualmente se le atribuye Bharata Muni, se trata de una obra en la que participaron varios autores a lo largo de varios siglos (desde del año 200 a. C. hasta el 200 d. C.). La ausencia de la subjetividad de un único autor, así como su estructura organizada de forma temática lo hacen parecer más un Tratado que un Ensayo. La segunda tiene un único autor, el actor y dramaturgo Zeami Motokiyo (1363-1443), quien en sus escritos establece las bases del Teatro Nō japonés en relación con la puesta en escena, interpretación, danza, música y canto, y sustancialmente, con el entrenamiento actoral. Sin embargo, el hecho de que el juicio del autor permanezca velado y el carácter marcadamente técnico y descriptivo de su escritura, acercan las obras de Zeami más al Tratado que al Ensayo. De hecho, los textos de Zeami se denominan habitualmente «tratados».
Volviendo a Occidente, tras la caída del Imperio Romano y con ella la instauración hegemónica de la Iglesia en la Edad Media en todos los ámbitos de la vida de las personas, la creación escénica se cercenó. En consecuencia, la teatralidad quedó recluida en actos y ritos vinculados a la fe cristiana o vivió apartada en el teatro profano donde primaba el arte juglar, que se miraba con sospecha desde el poder eclesiástico. Es comprensible, por tanto, que no haya en esta época ensayos teatrales relevantes que se acojan a los criterios arriba mencionados.
Hay que avanzar hasta el Renacimiento para encontrar ensayos teatrales de entidad. Algo que haremos en la siguiente entrega.