Sud Aca Opina

Día del Patrimonio

Una vez al año, en mi país, como en otros, en lo que se ha llamado el día del patrimonio, muchas instituciones publicas y privadas, las cuales tiene acceso restringido o se debe pagar, abren sus puertas para que la ciudadanía las conozca.

El palacio de gobierno donde teóricamente trabaja el poder administrativo, la casa de la moneda donde se imprimen los billetes, la bolsa de valores donde se compra y vende el futuro de las empresas, museos donde se atesora la cultura, Universidades donde se debería generar el nuevo conocimiento… miles de personas visitan estos lugares.

Por supuesto, en familia he hecho decenas de visitas a lo largo de los años, y aunque la oferta ha ido creciendo paulatinamente, las filas para ingresar son tan largas, que desanima.

No solo lo inerte es parte del patrimonio. Es así como en las filas esperando por ingresar a los diferentes recintos, se puede ver la mas variada gama de especímenes humanos. Se ve de todo, desde representantes de tribus urbanas perfectamente personificados, reconocibles por sus vestimentas, a diferentes niveles etarios reconocibles sobre todo por las marcas de la vida en la piel, pasando por las realidades contemporáneas de cosplay o quienes se visten como se sienten, y cuándo escribo como se sienten, me refiero a hombres, mujeres e incluso animales.

Hoy por hoy, después de hacer las visitas planificadas, los comentarios obligados ya son 50% en relación con los edificios y muestras físicas, y el otro 50% sobre las personas que vimos.

Con los avances tecnológicos que han transformado a nuestro planeta en una aldea global, esas modas que antes demoraban en pasar de un lugar a otro hoy desembarcan de manera instantánea tras haber navegado un microsegundo por internet.

Otakus, originarios de la cultura japonesa, personas fanáticas de manga, animé o videojuegos, disfrazándose de sus personajes favoritos existen por todo el mundo.
La comunidad LGTB+, antes restringida al ámbito privado, ya participa abiertamente de la sociedad.

Si bien es cierto aun no puedo aceptar plenamente a esas personas que, sintiéndose animales, por ejemplo, un perro, se comportan como tal, dado el curso de la historia, aunque espero no lleguen a ser muchos, también tendré que aceptarlos.

El patrimonio como parte identitaria de la cultura de un pueblo, se construye todos los días, y no solo está constituido por edificios e historia, también está el patrimonio inmaterial de personas, personajes, leyendas y realidades psicológicas que en un momento dado pueden ser completamente habituales, pero que con el paso del tiempo pueden incluso, llegar a desaparecer.

Valorar y reconocer el presente es tanto o mas importante que hacerlo con el pasado.

El día del patrimonio era solo un día al año, actualmente ya es los dos días del fin de semana, quizás llegue a ser una semana al año, y por que no, todo el año.

De acuerdo; operativamente es imposible, pero podríamos estar de acuerdo en que al menos, respetar y valorar el patrimonio inmaterial de personas si se puede hacer.


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