Victoria Szpunberg llega por primera vez a La Abadía, del 30 de octubre al 9 de noviembre, con el estreno de la versión en castellano de su obra El imperativo categórico, tras su rotundo éxito en Cataluña. La función ofrece un retrato social de nuestros días y propone, con dosis de ironía y filosofía kantiana, lo que debe ser éticamente adecuado en un sistema que nos ahoga. También, cuestiona sin rodeos brechas sociales como la crisis habitacional, la gentrificación, la soledad y la precarización vital y universitaria.
La dramaturga y directora argentina que, recientemente, ha sido galardonada con el Premio Nacional de Literatura Dramática 2025 tiene claro que esta función refleja la sociedad actual con una mirada honesta, cruda, a través del retrato de una antiheroína que cada vez se va sintiendo más fuera del sistema. «Clara es una profesora asociada que siempre ha hecho bien las cosas y nunca ha sido una persona especialmente revolucionaria, pero por motivos, incontrolables para ella, va perdiendo su lugar de trabajo, su piso y se siente cada vez más fuera del sistema. Además, se encuentra en una edad en la que vivir sin encontrar un lugar y sin cumplir lo esperado», relata la directora y dramaturga.
Sobre El imperativo categórico
En El imperativo categórico, Clara acaba de separarse pasados los cincuenta, e incapaz de conseguir plaza en la universidad como profesora, está a punto de quedarse sin casa. Empieza a sufrir unos ataques extraños, se desmaya a menudo y siente unos ruidos persistentes que le invaden con pensamientos oscuros y paranoicos. A lo largo de la función, se topa con varios hombres, hasta que su brújula ética se endereza por un hallazgo casual: un cuchillo de cocina afilado. ¿Cuáles deben ser las pautas de su conducta en un entorno cada vez más hostil? ¿Cuáles son las fronteras éticas de un sistema que solo permite sobrevivir a costa de la miseria de los demás?
El retrato social de El imperativo categórico
Más allá de la crisis vital que atraviesa el personaje femenino central, el texto de Szpunberg propone una mirada crítica hacia la crisis habitacional. Àgata Roca piensa que es necesario que el teatro fotografíe esta realidad tan latente. «Se habla mucho de que la juventud no tiene acceso a la vivienda, pero esta obra trata su magnitud intergeneracional y el cómo muchas personas adultas sufren por esta problemática. Sin duda, es un tema que cala en el público y, en este sentido, creo que tiene un fuerte poder de empatía, junto a otros temas, como la menopausia o la soledad», comenta la actriz.
El imperativo categórico nace de la experiencia de Szpunberg en su búsqueda de vivienda en Barcelona y parte de la documentación se construye a través de sus propios recuerdos, grabaciones de audio de sus visitas a distintos pisos y testimonios de su círculo más cercano. También, conecta a la directora con sus orígenes formativos. «El tema kantiano tiene que ver con mis primeros estudios. Además de teatro, danza y todo lo que he hecho en las artes escénicas, estudié filosofía. No la acabé, pero recuerdo mucho las clases sobre ética».
Además de las representaciones del espectáculo, los miembros del equipo artístico tendrán un encuentro para compartir ideas y sensaciones con el público el próximo miércoles, 5 de noviembre, tras la función.
[El imperativo categórico]
Sobre Victoria Szpunberg
Victoria Szpunberg es licenciada en Dramaturgia y Dirección en el Institut del Teatre y máster en Estudios Teatrales de la UAB, se dio a conocer en 1998 con la obra Entre aquí y allá (Lo que dura un paseo), que fue accésit al Premio María Teresa León, seleccionada por el Royal Court de Londres (Residencia internacional del 2000) y estrenada a la RESAD de Madrid en 2000 y el Here Festival de Nueva York en 2002. A lo largo de su dilatada carrera, ha estrenado obras propias en el Teatro Nacional de Cataluña, el Teatre Lliure, el Centro Dramático Nacional, la Sala Beckett y numerosas casas teatrales del resto de territorio español.
Sus textos también han sido traducidos a diferentes lenguas y representados en Estados Unidos, Colombia, Italia, Praga, Francia, entre otros. De su producción teatral destacan propuestas como Eva y la conmoción, para la obra La Pira, dirigida por Alfredo Sanzol (CDN, 2020); Amor mundi, estrenado en junio de 2019 en el Festival Grec de Barcelona y la ópera La gata perduda en Gran Teatre del Liceu. A su sólida trayectoria como dramaturga y directora escénica se suma que es autora de publicaciones y trabajos artísticos y desarrolla su labor como profesora y pedagoga en el Institut del Teatre, el Obrador de Beckett, entre otros espacios de innovación y formación artística.
