Silvia Marsó y Abel Folk arrasan el Teatro Goya
He aquí la gran verdad de Abel Folk, estar presente con todo su peso energético en su doble faceta de director y actor de “Clavells” (Claveles). Este gran profesional del teatro, del cine y del doblaje, esta vez se sumerge en el papel de Javier. Una auto inmersión que él mismo dibuja con serenidad, aportando gestualidad cómica, sin ruborizarse, para dar oxígeno al texto de Emma Riverola.
“Sí que llego tarde, una hora larga” -dice él- “…o cuarenta años!” -dice ella- Y así la autora nos sumerge en esta historia de una pareja que se conocieron todos estos años, que siguieron diferentes rumbos, y ahora se reencuentran. Todo ello es el hilo para narrarnos tiempos pasados en los que la política y hechos históricos era el contexto de una España muy concreta llena de dolores escondidos y rebeldías frustradas.
La escenografía de Paco Azorín es original, clara, versátil y de diez sobre diez para los juegos de espacio teatral que proporciona. Juegos que Folk sabe jugar muy bien, si bien en algún momento repite fórmulas coreográficas innecesarias que la maestría interpretativa sabe sortear. Mejor todavía sabe jugar con los silencios, y con los guiños de presente mirando directamente al público, táctica para refrescar la relación con lo que se explica. Y funciona. También Folk sabe como director jugar con la luz que el mismo Azorin también firma, consiguiendo momentos fotográficos bonitos en equilibrio creativo entre el cine y la escena, todo un reto perspicaz, que a veces podría ser un poquito más atrevido y no tan sutil.
“¿Tus hijos te hacen sentir menos solo?”
Silvia Marsó parece más cómoda en el cine donde llena de expresión los primeros planos con su mirada, pero en escena se dejó acompañar para disfrutar de la obra. Supo torear momentos que quizá no le resultan cómodos, pero se entrega a la obra por vocación de elenco. La pudimos ver abriendo un abanico de registros. Y ambos intérpretes consiguen formar un tándem peculiar en el que la ironía dramática lleva a los personajes a persecuciones de todo tipo. Y Folk sabe dirigir muy bien ese vaivén con oxígeno.
“Desconfiad de todos los que os molesten”. “En la arena política, responsabilidad hay muy poca”. El texto de Riverola va calando entre la relación de los dos personajes, el retrato histórico y político y los giros de comedia ligera, tan necesaria hoy y siempre. Pero pesa mucho más el relato histórico que no la trama entre los personajes, cosa que podría haber profundizado más sin temer que se perdiera el relato político. Quedan más ganas de conocer mejor qué pasó entre ellos, cómo pasó y qué sienten. Sólo se queda en la superficie de ello. Su relación es sólo una excusa para explicar los hechos políticos.
“Nunca más habrá un nosotros”. “…te has atrevido a señalar uno por uno todos nuestros errores”.
El sonido, desconozco si por diseño o por la sala, resultó demasiado mate, cosa que mataba algún momento teatral en el que era necesario el susurro, y no era fácil de entender para platea.
La música, firmada por Olga Santos se vive como rápidos rayos, sin tiempo a saborearla. Es buena la selección, pero no habría que tener miedo a alargar minuciosamente su espacio para dar tiempo a pasear un poquito más por ella.
Los aplausos fueron merecidos y la ovación del público fue real y sincera.
¡No os perdáis la obra!
Autoría: Emma Riverola. Dirección: Abel Folk.
Intérpretes: Silvia Marsó – Violeta. Abel Folk – Javier
Escenografía e iluminación: Paco Azorín.
Vestuario: Patricia Monné.
Espacio sonoro: Olga Santos. Productor: Hold-Principal S.L. y Lantia Escénica.
Barcelona, julio 2025 – Festival Grec 2025

