Todas las capas de las Artes Escénicas
Por circunstancias que no vienen al caso, me he propuesto acercarme a otras realidades teatrales que no acostumbran a salir en los medios de comunicación generalista y muy pocas y de manera tangencial en las especializados. Por decirlo de alguna manera que pueda entenderse sin caer en sentimentalismos ni nostalgias, la práctica del teatro en cualquier edad, condición y proyecto es bueno para la persona que lo hace y para la sociedad en general, además de consolidar una estructura cultural básica.
Me refiero al teatro de base, amateur, aficionado, de barrio, de agrupación y un largo etcétera. Se mundo que tiene un campo de influencia bastante importante, que teje en el silencio, el trabajo esforzado, las horas de sueño, las disfunciones familiares un mundo real, un teatro al alcance de todos. Incluso en este campo hay muchas graduaciones o capas, o segmentos. Grupos y asociaciones de largo historial, muy asentados en su población, que se proponen su actividad desde un rigor previo, una suerte de aprendizaje constante, de buscar dentro de sus posibilidades los mejores resultados artísticos, cosa que es muy importante señalar.
Sobre las organizaciones muy bien engrasadas dedicadas a estos menesteres hemos hablado bastante, pero existen, además, muchas otras capas en esta cebolla, el teatro universitario que h quedad algo desdibujado, el de los institutos, los centros de mayores y un largo etcétera. Las iniciativas arrancan de una persona que va agrupando a otras personas y logran crear un espacio, un tiempo, unos objetivos que se basan única y exclusivamente en el deseo de Hacer Teatro. Suficiente. El gran motor. Y para intentar completar mi idea me referiré a una función presenciada el viernes pasado en la magnífica sala del Centro Cultural de Valdebernardo, un barrio de Madrid, totalmente llena de público del lugar, donde actuaba con la obra “Pequeños negociones con Fe, una adaptación de textos de Bertold Brecht un grupo formado alrededor de un taller organizado por una sección del sindicato UGT a cargo de Carlos Bernal, adaptador y director de esta propuesta. Al finalizar hablaron las actrices y el actor. Sus motivaciones. Y sus declaraciones eran emocionantes, profundas, no eran jóvenes, sino personas maduras, con sus trabajos bien remunerados, que hablaban de un deseo de Hacer Teatro sobrevenido pero que engarzaba con ilusiones de su niñez y juventud. Nota al margen, el actor era invidente.
Días antes había estado en la madrileña Sala La Farándula de la calle Galileo, viendo “En contra” una obra de teatro a partir de la adaptación de textos de Esteve Soler, por Aristas Teatro, un grupo de aficionados con los que tuve el placer de compartir unos minutos tras la función y sentí en primera persona el como algunas de las actrices se quejaban de su cansancio ya que habían estado trabajando hasta dos horas antes de la función. Una realidad que debe entenderse que influye en los resultados finales porque en ambos casos se trata de sesiones de ensayo de unas pocas horas una o dos veces a la semana, unos presupuestos mínimos para vestuario y/o elementos escenográficos, pero que al final ofrecen unos trabajos de dignidad suficiente dentro del contexto en el que se producen. Esta función en una sala pequeña abarrotada me abre otra ventana, la capacidad de estos grupos para hacerse acompañar en las funciones por familiares, amigos o compañeros de trabajo que llenan varios días los aforos de las salas.
No me cansaré de descubrir otros ámbitos de programación, otras relaciones entre los creadores y sus públicos. En ese centro de Valdebernardo miré la programación de este mes que termina y había cada semana alguna representación teatral y de diferentes formatos y creación, y si la respuesta de los públicos era siempre como la que presencié, se trata de unas gestiones que deben ser consideradas, además de aplaudidas. Y siempre que he ido a ver alguna función a alguno de los teatros y salas municipales del programa 21 Distritos del ayuntamiento de Madrid, me he encontrado con públicos locales muy activos. Eso sí, de una edad considerable, como en todos los teatros.
Existen muchos mundos teatrales. El teatro de base es fundamental, es el que vertebra la sociedad de una manera más orgánica. Los que hemos estado profesionalizados en diversos rubros del hacer teatral desde hace muchas décadas, a veces olvidamos nuestros inicios, esos impulsos irrefrenables que nos llevaron a dar pasos hacia la formación exhaustiva y una manera más o menos factible de vivir para este arte con todas sus consecuencias. Pero Teatro son muchas cosas, muchos modelos, formas, estéticas y sistemas de producción. Teatro es Todo. Y cada día me acerco más a estas realidades más orilladas, más cercanas a la realidad socio cultural porque en ellas encuentro más alicientes para la esperanza. Y no reivindico mayores ayudas económicas a este sector, solamente la atención que se merecen por la importancia que tienen.