Circunstancias tan complejas como inexplicables nos hicieron perder comba la semana pasada. Todo tiene un principio y acostumbra a tener un final. Pero en el interín, tras más de mil doscientas semanas tuvimos un oscuro, un delirio, un incidente que no se contabiliza en los partes médicos, ni en los bancarios. Lo cierto es que aquí estamos con buenas intenciones, con nuestros colaboradores a tope, algunas noticias, criticas y todo eso que acostumbramos a manejar en estas páginas que n sirven para rellenar ls zapatos, per que constituyen un documento de comunicación directa con todos ustedes.
Es obvio que hemos bajado en el nivel de material informativo, las circunstancias se van habiendo cada día más adversas . Ahora ya no es cuestión de voluntad, ni de cumplir una misión, se trata de mantener una correa de transmisión con miles de personas a ambos lados del Atlántico que formamos una comunidad teatral que ha ido retroalimentándose. Existen muchos focos informativos, lo que no poseemos en esos momentos es capacidad de absorción, de manejo de tal caudal informativo Intentamos estar más o menos al día, pero cuesta demasiado esfuerzo y en ocasiones chocamos con imponderables de difícil comprensión.
Parafrasear es una manera de aprovechar el flujo de los demás, por eso este título de que vientos de poniente me llevan intenta hacer una suerte de meme simplón para explicar la situación. Vamos cada día al teatro, contemplamos la ebullición de festivales, convocatorias, estrenos y programaciones cotidianas. Seguimos absortos por tanto cuanto se nos pone al abasto Nos gustaría trasladar nuestras sensaciones, per otros mecanismo sicológicos y físicos nos contraen neuronal y muscularmente para dejarnos así a la expectativa de tiempos mejores.
De nuevo agradecer a los lectores, a los anunciantes, a los colaboradores que han hecho posible llegar hasta aquí.
