Como una producción insólita y no invitada, apareció en el Festival de Aurillac de teatro callejero, un grupo de militantes anarquistas, los ‘Black Bloc’ dispuestos a romper el espíritu festivo de la ciudad en donde 750 compañías buscaban un espacio para presentarse y un público pacífico deseoso de diversión.
Los ‘Black Block’ acompañados por otros grupúsculos irrumpieron en el corazón de Aurillac para presentar su número de violencia y destrucción, enfrentados a las fuerzas policiacas. Esto ocurrió la primera noche del festival dejando un sabor amargo en la apertura y amenazando con suspender las actividades del teatro de calle, lo cual hubiera sido un desastre para el festival y para las compañías que como un teatro trashumante buscan visibilidad y futuro en esa escena.
Los grupos anarquistas fomentan un espectáculo de calle violento, amenazador, que envuelve todo el espacio urbano. Parece improvisado, pero está muy bien ensayado. Siempre van en la cauda de las manifestaciones para destruir todo lo que encuentran a su paso y para provocar a las fuerzas policiacas, incluso muchas veces en contra de los organizadores de las manifestaciones, como en este caso en contra de la ciudad de Aurillac. Por fortuna el director del Festival Frédéric Rémy no se intimidó y con la ayuda del alcalde decidió que seguirían adelante con las representaciones los siguientes días y su firmeza fue recompensada por el éxito.
Así fue, la edición 38 del Festival fue un éxito de público y creatividad; en el balance final se habla de más de 180 mil espectadores llegados de toda Francia y de algunos lugares de Europa. Una cifra impresionante pues Aurillac, sur de Francia, no está en un eje de fácil acceso. A estos espectadores hay que añadir la presencia de unos 3 mil artistas que dan color y vida a los 5 días festivaleros. Este año con la presencia de compañías llegadas de Brasil, aunque algunas de España e incluso de Taiwán. El director, Frédéric Rémy, definió la principal característica de este encuentro: «Muchos me dicen que aquí ocurre algo muy especial, indefinible: Una fuerte conexión entre artistas y público. Algo muy intenso, vivo».
En fin, por este año el Festival de teatro callejero de Aurillac sobrevivió. No sabemos qué pueda pasar en un futuro porque si los grupos anarquistas deciden volverlo a atacar el año próximo con dificultad va a defenderse pues los espacios son cerrados, las callejuelas estrechas, y la llegada masiva del público hacen que sea difícil distinguir quien va a la fiesta y quien llega para provocar una guerra civil.
Lo he dicho antes, y lo repito ahora: la violencia no tiene cabida en Aurillac. Lo que nosotros proponemos aquí, son los encuentros inesperados, las emociones, la poesía, el humor, la Libertad artística. Por eso mismo aquí continuaremos a ofrecer esos momentos de poesía y de placer inolvidables. » Añadió Rémy.
Lo dicho, es un capricho de anarquistas de Internet que buscan el caos y cuya diversión fundamental es destruir lo que encuentran.
Pero el Festival de teatro de calle de Aurillac sobrevivió a estos nuevos vándalos y el público pudo disfrutar de esa Libertad creativa.
